El monteriano Miguel Happy Lora es uno de los mejores boxeadores colombianos de la historia. En 1985 se coronó campeón mundial de peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo.
A la edad de 15 años visualizaba todo lo que se vendría tiempo después. En su mente juvenil se repetía una y otra vez una imagen que, a punta de disciplina, perseverancia y mentalidad fuerte logró convertir en realidad. Dicha imagen consistía en levantar el cinturón de campeón mundial de boxeo portando un sombrero vueltiao y escuchando un porro llamado María Varilla.
El 9 de agosto de 1985, Miguel Happy Lora le entregó a Colombia el título mundial del peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo. Y por supuesto, lució el sombrero vueltiao, tan representativo de su región, y en los altavoces sonó María Varilla, en una noche gloriosa para el deporte colombiano.
Ya había pasado el tiempo de los históricos Kid Pambelé, Rocky Valdés y Ricardo Cardona. Colombia ya no tenía campeones orbitales, hasta que irrumpió Lora.
Hace 35 años el púgil, oriundo de Montería, venció por decisión al mexicano Daniel Zaragoza, en Miami. Así evocó Happy su hazaña: “En realidad esa pelea debía ser con Alberto Dávila, pero él sufrió una lesión en la columna y lo declararon campeón en receso. Hubo una eliminatoria entre Zaragoza y Freddie Jackson, que dejó como ganador al mexicano y luego se me dio a oportunidad a mí, había acabado de firmar contrato con Don King para cinco peleas”, recordó.
“Cuando estaba en el camerino -prosiguió-, calentando para subir al ring, salí con mi sombrero vueltiao y sonaba María Varilla, yo me sentía como un tigre, muy motivado, porque además tenía el público a mi favor, a mí me querían mucho en Miami. Antes del combate sentía preocupación porque Zaragoza es zurdo y no es fácil contrarrestar esa clase de boxeadores. En los primeros asaltos no lograba encajar al estilo del zurdo, hasta que en el cuarto round lo encontré con un derechazo en el mentón, se lo conecté pleno y lo tumbé”, evoca.
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“Ahí sentí que no se me podía escapar, pero me invadió la angustia, quería que no se levantara para poder levantar los brazos y convertirme en campeón… se levantó mal, mareado, pero era un oponente fuerte, muy bien preparado. Se recuperó pero en el asalto siguiente lo envié nuevamente a la lona. Zaragoza contó después que desde la primera caída ya no se sentía igual. Amílcar Brasa, mi entrenador (argentino, considerado el mejor entrenador de boxeo de todos los tiempos en Latinoamérica) me insistía que lo evitara, que ya tenía la pelea prácticamente ganada, y así fue. Terminaron los doce asaltos y gané por decisión, me pusieron el sombrero vueltiao, sonó el porro y la gente se apoderó del ring, había muchos monterianos”, rememoró.
Montería fue una locura esa noche y su llegada al país fue en el avión presidencial. A Bogotá llegó en medio de una caravana, en un recibimiento apoteósico.
Happy Lora sostuvo su título mundial durante tres años. Lo defendió con éxito en siete combates, hasta que el 29 de octubre de 1988 se lo arrebató el mexicano Raúl Jíbaro Pérez, en Las Vegas, Estados Unidos. Fue el más destacado de los púgiles colombianos en la década de los 80 y uno de los mejores de la historia del boxeo nacional.