Hamburgo y el nuevo asalto de la violencia progresista

Autor: Eduardo Mackenzie
12 julio de 2017 - 12:07 AM

La gente de Die Linke, que utiliza la atractiva verborrea del angelismo, y patrocina manifestaciones que degeneran en incendios y destrucciones en Hamburgo, está lejos de ser consecuente

La imagen de Ángela Merkel ha quedado por los suelos a causa de las destrucciones y saqueos sufridos por los habitantes de Hamburgo durante el pasado fin de semana. La prensa alemana acusa a la canciller y a las autoridades en general por la exhibición de debilidad ante los vándalos de extrema izquierda que sembraron el terror durante la reunión del G 20.

El balance de las destrucciones realizadas por los camorristas profesionales de Black Bloc, llegados de Alemania y de toda Europa, a quienes se sumaron los militantes de la Rote Flora, la extrema radical local, es impresionante: cerca de 500 policías heridos, 186 activistas detenidos, centenares de automóviles, buses, almacenes, bancos, restaurantes, vitrinas, paraderos y otras instalaciones urbanas, destruidas o incendiadas.

En tres días y dos noches, los 20.000 policías desplegados para garantizar la seguridad de la reunión de jefes de Estado fueron incapaces de contener los desbordamientos desatados sobre todo en dos barrios conocidos por su carácter inflamable, Schanzenviertel y St. Pauli, de la segunda ciudad de Alemania. En la calle Schulterblatt, donde se halla uno de los cuarteles generales del extremismo de izquierda, y a quince minutos a pie del lugar donde estaba reunido el G 20, hubo carros incendiados, barricadas levantadas y almacenes saqueados por un nutrido grupo de encapuchados vestidos de negro. Varias aceras fueron desbaratadas para utilizar las piedras como proyectiles contra las fuerzas del orden. No se sabe hasta hoy cuantos han sido los manifestantes heridos.

Los organizadores de las protestas “contra el capitalismo”, por la “solidaridad sin fronteras” y “contra los poderosos” prometían que esas demostraciones serían pacíficas. Pero ni siquiera la manifestación central del sábado, que culminaría con un concierto de rock, lo fue. Al final de la marcha, una centena de energúmenos, mezclados a los manifestantes pacíficos, donde había sobre todo artistas alternativos, fogosos antisistema, anarquistas, humanistas-onegeros, feministas, religiosos radicales, neomarxistas, ecologistas, indigenistas y la fauna habitual de los “combates de masa” contra la Otan, el “capital financiero” y “el gobierno mundial”, cargaron de nuevo contra la policía. Pero eso y las escenas de asonada urbana de la víspera, con helicópteros en los aires y carros blindados, camiones de la policía en las calles con gases lacrimógenos y cañones de agua, disuadieron a miles de ir a la gran manifestación humanista. Los organizadores esperaban reunir cien mil personas y, al final de cuentas, el desfile no atrajo a más de 20 mil.

Llama la atención que la diputada alemana Haike Hänsel, la misma que le exige en estos días al fiscal Néstor Humberto Martínez que suspenda las actuaciones judiciales en curso sobre los diez hombres y mujeres detenidos en Colombia en el marco de la investigación del atentado terrorista contra el centro comercial Andino de Bogotá, donde tres mujeres perdieron la vida y otras 9 fueron heridas, haya hecho parte de los autores intelectuales de las violentas manifestaciones de Hamburgo.

El pasado 7 de julio, en su página web, la dirigente del partido de extrema izquierda Die Linke anunció (1) que, en su calidad de parlamentaria, invitaba a participar y que ella participaría “en las protestas pacíficas” contra la reunión de jefes de Estado del G 20.

En ese texto, Hänsel aseguraba que esas manifestaciones serían para “denunciar la guerra, el libre comercio, la degradación del medio ambiente y el hambre en el mundo”, sobre todo en África. Embuste. Ninguna de las organizaciones extremistas que fueron a lanzar piedras y cocteles molotov para herir policías y civiles en Hamburgo hace nada para ayudar a las poblaciones del Tercer Mundo, ni ara luchar contra las dictaduras africanas y latinoamericanas.

Todo lo contrario: muchos de ellos aplauden a los tiranos y justifican sus atrocidades. ¿Haike Hänsel y Die Linke no respaldan acaso la dictadura de Raúl Castro en Cuba? ¿Acaso ella y su grupo se han atrevido a protestar alguna vez por las 91 personas asesinadas en Caracas y otras ciudades por la guardia pretoriana de Nicolás Maduro en estos cien días de protestas antigubernamentales? No. La gente de Die Linke, que utiliza la atractiva verborrea del angelismo, y patrocina manifestaciones que degeneran en incendios y destrucciones en Hamburgo, está lejos de ser consecuente y de comprometerse con la verdadera defensa de los derechos humanos en el mundo.

A tres meses de las elecciones federales, los votantes podrían pasarle la cuenta de cobro a Ángela Merkel por los disturbios en Hamburgo. Ella ha condenado la violencia y prometido indemnizar a quienes perdieron bienes en esas condiciones, pero su discurso, carente de energía, está lejos de calmar los espíritus. La prensa, sobre todo los diarios Bild y Die Welt, le reprochan la explosión de violencia y no haber escuchado a quienes proponían reunir el G 20 en una ciudad menos accesible a los extremistas europeos. Ella argumenta que solo Berlín, Munich y Hamburgo tenían las instalaciones adecuadas para recibir la cumbre. La revista Der Spiegel estima, por el contrario, que Hamburgo “no ha debido ser designada como sede” para ese evento. La polémica apenas comienza. En todo caso, el vice canciller Sigmar Gabriel, del partido socialdemócrata SPD, rival de la Unión Cristiano-demócrata (UCD) de la canciller, afirma que la “orgía de brutalidad” en Hamburgo “ha dañado la imagen de Alemania”.

(1) http://www.heike-haensel.de/2017/07/07/uno-statt-g20-solidarische-politik-statt-freihandel/

 

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