“Para servir a los demás, no se necesitan mayores recursos”, de eso está convencido el director de la Fundación Mahatma Gandhi, Harivadan Shah. Conozca a las tres personas y tres colectivos ejemplos, precisamente, de ello.
La Fundación Mahatma Gandhi, que dirige Harivadan Shah, trabaja en poner el reflector grande, gigantesco, en proyectos hermosos de ciudad, de gente haciendo el bien en cada esquina de Medellín, y que propenden por el bien común en el territorio.
Partiendo de la idea de que el bien es silencioso, o que actúa casi que en voz baja, esta fundación otorga cada año, con motivo de la celebración del natalicio de su líder filosófico, y quien nació un 2 de octubre de 1869, en Portbandar, India, unos reconocimientos.
Se trata de un premio a personas y colectivos que, sin mayor interés, trabajan para mejorar la vida de alguien más.
Luz Gabriela Gómez, voluntaria y directora del Festival de la Noviolencia de Medellín, expresó: “Partiendo de la base de que todos somos iguales en dignidad, no importa si son amigos nuestros o no, hay que ayudarles a los demás estén donde estén. Entonces, los reconocidos son personas que trabajan, hermosamente, por los más débiles, los más desvalidos de Medellín”.
En la foto Izq., Dora Luz Yepes, directora de Corporación Las Sabinas, de Bello.
Ideal: organización defensora de los derechos de las víctimas del conflicto armado en el territorio.
Origen: A Dora Luz Yepes, directora de Las Sabinas, la “guerra sin razón”, como la denominó, le arrebató la vida de su hijo, quien en este momento tendría 34 años.
Después de haber sido desplazada, resurgió de las cenizas, conformó la fundación con otras víctimas y hoy dignifican su vida con actividades de reconciliación en el territorio.
Qué hace: talleres, capacitaciones, asesorías jurídicas y acompañamiento a víctimas del conflicto armado.
En la foto Izq., Claudia Patricia Escobar, directora de la Fundación Cultivando Sonrisas.
Ideal: organización defensora de los derechos de la niñez en situación de alto riesgo social y vulnerabilidad.
Origen: Claudia Patricia Escobar, directora de la Fundación Cultivando Sonrisas, es una visionara, enamorada del bienestar de los niños de su comunidad, vereda El Plan, Santa Elena, Antioquia.
Inició esta idea en sus ratos libres, trabajando casi que sola, en actividades con los niños a favor de la niñez en situación de alto riesgo social y vulnerabilidad, como una forma de mejorar su bienestar integral. Ahora, su fundación cuenta con un equipo humano capacitado, quienes trabajan por fortalecer el crecimiento personal de los beneficiados, “de modo que les permita habitar en un entorno familiar, con valores cristianos, a fin de establecer relaciones sanas”, según dijo.
Qué hace: talleres, capacitaciones y actividades con niños.
En la foto Izq., Angélica María Gil Parra, vicepresidente de Fundación Manos Abiertas para Dar.
Ideal: servicio con amor a aquellas personas que más lo necesitan, desde lo emocional, físico y social.
Origen: Angélica María Gil Parra narró: “somos una organización sin ánimo de lucro que trabaja integralmente en la búsqueda de la felicidad y el bienestar social de las personas y sus comunidades. Nuestros esfuerzos se centran en contribuir al mejoramiento alimenticio, educativo y recreativo de los niños, jóvenes y adultos. Las madres gestantes, la primera infancia, los jóvenes y los adultos hacen parte del Pálido Punto Azul. Queremos transformar, escribiendo una nueva historia por medio de una construcción social que genere autosostenibilidad".
Qué hace: tiene comedor comunitario, banco de alimentos, el Proyecto Sonriamos, talleres de felicidad, clubes de deportes, distintas acciones para la paz, talleres Eduquemos pequeños gigantes y programa Emprendedores Funmabi.
En la foto Cen., José de Jesús Betancur, recibe el busto de Gandhi por el reconocimiento, de manos de Harivadan Shah; él está junto a su hija Ana María Betancur.
Ideal: atención en salud a población en situación de calle.
Origen: José de Jesús Betancur es un exhabitante de calle, quien tras experimentar la dureza de lo que es dormir en aceras optó por hacer el bien a otros ayudándolos a abandonar la calle y recuperar sus vidas.
Qué hace: Semilla que Crece trabaja por medio de una clínica itinerante que recorre todos los días las calles del Centro de Medellín, brindando salud y atención sicológica.
Pie: En la foto, Juan Gonzalo Lalinde Herrera, pensionado, creador de La Sueñamotora.
Ideal: “Todos los males de Colombia se pueden curar desde el campo (zona rural)”. La Sueñamotora envía libros y computadores a las veredas apartadas de Colombia desde una cafetería de la UPB sede Medellín.
Origen: Juan Gonzalo Lalinde Herrera al pensionarse decidió todo lo contrario a lo que, normalemnte haría un jubilado en Colombia. Primero, se dedicó a estudiar geografía y ahí entendió que “Colombia sin el bienestar del campo y sus campesinos nunca progresará”, por tanto se ideó la La Sueñamotora, que tiene su centro de operaciones en el Campus de la UPB, cuenta con varios voluntarios, y logra donaciones de libros y computadores que son donados a veredas del territorio campesino nacional.
Qué hace: donación de libros y computadores a escuelas del campo colombiano.
En la foto Cen., John Fernando Mesa Arias, historiador y catedrático de la Universidad de Antioquia.
Ideal: “La verdadera reparación de las víctimas, está en la verdad, en la justicia. Con acciones de la filosofía de la Noviolencia, las victimas al fin encontran tranquilidad”.
Origen: John Fernando Mesa Arias desde su rol como coordinador de Redepaz en Antioquia, y desde su profesión como historiador, ha ayudado a las víctimas del conflicto armado local a restablecer sus derechos y encontrar entornos de protección ante acciones violentas que pueden llegar a desterrarlas del territorio.
Qué hace: apoyo y asesoría a víctimas del conflicto armado.