El cambio climático no es una amenaza lejana, es una realidad. Por ello, Greta Thunberg, una adolescente de 16 años, exige tomar medidas inmediatas. Su grito de inconformidad se popularizó rápidamente y encontró apoyo en un gran número de personas, pero también fuertes críticas.
"No quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico. Quiero que sientas el miedo que yo siento todos los días y luego quiero que actúes", increpó Greta Thunbeg a los líderes mundiales a inicios de 2019 en el Foro Económico Mundial.
El 23 de septiembre, Thunberg, en un discurso en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, reclamó a los líderes del mundo y a las generaciones anteriores a la suya: “Nos están fallando, pero los jóvenes estamos empezando a entender su traición. Si eligen fallarnos: nunca les perdonaremos”.
Las palabras sentidas de esta adolescente han despertado apoyo y descontento. Si bien su alarmante discurso posee un fuerte fundamento científico, sus críticos también esgrimen numerosos argumentos.
La crisis climática que afronta la humanidad no es algo nuevo. Un informe emitido en 2018 por el Panel sobre el Cambio Climático de la ONU (Ipcc) indica que la temperatura global alcanzará los 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales para 2030, lo que aumentará sustancialmente el riesgo de sequías extremas, incendios forestales, inundaciones y escasez de alimentos para cientos de millones de personas.
El calentamiento global, y todos los otros procesos relacionados a este, han sido advertidos como un peligro para la humanidad desde hace más de tres décadas, pero las medidas tomadas por los gobiernos al respecto no han sido suficientes, según se ha señalado en el Ipcc.
Thunberg no está diciendo nada que no hayan dicho los científicos antes, pero ella lo está gritando con fuerza para que los líderes mundiales “escuchen y actúen”.
Si bien el expresidente estadounidense Barack Obama, calificó a Thunberg de ser la encarnación de “una juventud que cambia el mundo”, los líderes mundiales no apoyan el discurso de la adolescente.
Hay unos que tienen posturas radicalmente opuestas, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien es un negacionista del cambio climático. Otros, como Angela Merkel, canciller de Alemania, aplaude el entusiasmo de Thunberg, pero señala que no reconoce el esfuerzo que se está haciendo. Esto se debe a que el movimiento liderado por la activista calificó las medidas medioambientales de la Unión Europea de “insuficientes” y “desastrosas”.
El grupo de jóvenes activistas liderados por Thunberg exige que se abandone inmediatamente el uso de combustibles fósiles y otras medidas que muchos ven como extremas e irrealistas. Ellos argumentan, basándose en el informe del Ipcc, que de no hacerse así llegaremos al punto de no retorno que podría llevar a la humanidad al fin de la civilización actual.
Para el filósofo Gilles Lipovetsky, “es una ilusión creer que vamos a haber cambios en nuestro modo de vida motivados por la virtud. La gente no va de repente a convertirse en gente razonable, dejar el coche, comer menos carne y no viajar en avión por conciencia”.
El filósofo argumenta que la mayoría de personas simplemente no están dispuestas a vivir una vida más incómoda a la actual, por lo que asegura que la única solución es invertir en tecnología para solucionar el problema, postura compartida por algunos científicos y pensadores alrededor del mundo.
El problema con esta “solución” es que la ingeniería climática, con la cual los seres humanos serían capaces de controlar el clima terrestre, aún está en sus primeras fases y la crisis climática es inminente según numerosos estudios e investigaciones.
“No quiero que me escuchen. Quiero que escuchen a los científicos. Y quiero que se unan detrás de la ciencia. Y luego quiero que actúen", dijo Thunberg, quien reconoció que la opinión pública se centraba mucho en su figura y no en el problema del que ella está exhortando.
Julian Baggini, también filósofo, considera que no es positivo personalizar una problemática tan grande en un individuo. "Greta aparece en los periódicos prácticamente todos los días y aunque ella misma reconoce que la crisis medioambiental no trata sobre ella, irónicamente todo sigue girando a su alrededor. Eso, al final, distrae de lo verdaderamente importante", señala.
Otros críticos consideran lo mismo y señalan que algunos temas importantes relacionados con el medio ambiente se están olvidando por prestarle atención únicamente el discurso de Thunberg.
Debido a su viralización, y a que se volvió una voz incómoda, también han surgido críticas que no se basan en su discurso sino que buscan deslegitimar la voz de la activista. Por ejemplo, se hizo viral una foto falsa de ella con el multimillonario George Soros, que en realidad fue una foto editada de la activista con el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore. También hay quienes la han criticado por tener Asperger o simplemente porque es una niña y “no debería decir a los adultos qué hacer”.
"Algunos dicen que debería estar en la escuela. Pero, ¿por qué hacer que cualquier persona joven estudie para un futuro, cuando nadie está haciendo lo suficiente para salvar ese futuro? ¿Cuál es el punto de aprender hechos cuando nuestros políticos ignoran los hechos más importantes dados por los mejores científicos?", aseveró Thunberg.
En agosto de 2018, Greta Thunberg, con 15 años, decidió iniciar su lucha. Con carteles y datos científicos llegó al Parlamento Sueco con el fin de concientizar a los políticos de su país sobre la necesidad de cumplir con el Acuerdo de París. Cada viernes protestaba por el cuidado del medio ambiente, por ello el movimiento se llamó Viernes por el Futuro.
Si bien los primeros días nadie pareció escuchar, en las semanas siguientes su protesta se hizo popular en las redes sociales y más gente se unió a su causa. Se unieron en otras ciudades, en otros países y el movimiento se volvió global. Ella pasó de ser una simple escolar a un ícono de la lucha contra el cambio climático antropogénico (causado por el hombre).
Actualmente, luego de dar un discurso en la ONU, la adolescente se dirige a Sudamérica para seguir con su campaña ambientalista, transportándose en un barco velero para evitar contaminar.
Debido a su lucha, un grupo de diputados noruegos la nominaron al Premio Nobel de la Paz por su lucha en favor del medio ambiente. El diputado André Ovstegard señaló que "hemos nominado a Greta porque la amenaza climática es probablemente una de las principales causas de guerra y conflicto. El movimiento de masas que ella ha impulsado es una contribución muy importante para la paz". Si la activista es galardonada se convertiría en la persona más joven en ser reconocida como Nobel de la Paz.