Lo de Greta demuestra que las ofensas y la crueldad en las redes sociales están al orden del día, sin respetar edad ni género
El discurso de Greta Thunberg ante los líderes mundiales en la Cumbre de Acción Climática de la ONU fue contundente: “ustedes me han robado mis sueños y mi infancia”. De esta manera los señaló de ignorar la ciencia existente detrás de la crisis climática que sufre nuestro planeta al afirmar que “estamos al inicio de una extinción masiva y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas del crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?”.
Esta niña sueca -16 años-, que no asiste a clases los viernes para protestar contra el calentamiento global, se ha ganado el cariño de muchos por la sinceridad con que aborda un tema tan delicado como el cambio climático. A pesar de su corta edad, logró llamar la atención de millones de personas para hacerlas reflexionar sobre el planeta que le queremos dejar a nuestros hijos, nietos y bisnietos, si no reaccionamos, nosotros, la especie humana misma, se condenará a su propia extinción.
El mensaje de Greta es tan poderoso que ha empezado a causar incomodidad en personajes poderosos como el presidente Trump quien en su cuenta de Twitter se burló de ella; y el hijo del presidente de Brasil que publicó una foto falsa. Además, los insultos en redes sociales que la califican como una “marioneta” o “niña rica” que no valora lo que tiene. Las ofensas han sido de tal dimensión que un locutor brasileño dijo que a esta niña “le faltaba sexo”.
Lo de Greta demuestra que las ofensas y la crueldad en las redes sociales están al orden del día, sin respetar edad ni género. Estas plataformas se han convertido en escenario de todo tipo de ataques, de quienes las usan como un espacio de opinión, o anónimos. El anonimato en las redes sociales, ese gran “poder” que tiene cualquier persona detrás de la pantalla de un dispositivo, ha dado lugar a la degeneración de las discusiones sobre cualquier tema.
Este fenómeno no puede ser tomado a la ligera y merece un análisis sobre lo que representa la sociedad democrática. En realidad, es hora de que todos bajemos el tono, no solo en este, sino en todos los debates o discusiones que tengamos en nuestro día a día. No es necesario ofender para llamar la atención, la agresividad se combate con ideas y serenidad.