Prioridad es ser grato con ese docente que cumple su oficio y por eso su institución le cumple
En esta semana conmemoramos el día del docente. ¡Gracias y mil gracias! a todos aquellos que ejercen su vocación con gratitud y profesionalismo. A esos que, a pesar de nuestra vasta topografía, tienen que madrugar todos los días, caminar largos trechos, llegar a la vereda y encontrarse con sus estudiantes siendo el profesor único de la escuela. Responder a Juanito que está en primero de primaria como a Carlitos que se encuentra en quinto. Gracias a todos aquellos que madrugan, dejan sus familias atendidas y salen al colegio público, ese que los espera con el reto de atender una población de estudiantes con diversos problemas sociales, con la crueldad de un estado que no sabe remunerar con justicia su labor, que sin otras armas para defenderse más que su marcador y borrador se enfrenta a la indiferencia, muchas veces a la grosería, a su deseo de hacer una sociedad mejor y a la frustración de sentir que a veces no avanza. A esos gracias, mil gracias. Por otro lado, hay que reconocer el trabajo de nuestros docentes universitarios, quienes con determinación, espíritu innovador y amor por la academia, todos los días dejan el alma en un aula de clase y desarrollan lo mejor de sí para entregárselo a sus estudiantes. Mil gracias a nuestros docentes universitarios. Cómo no valorar el trabajo de todos los anteriores en este tiempo de pandemia, un tiempo difícil que ha desnudado lo mejor y lo peor de nuestra humanidad. Sin duda, esta situación nos ayudó a mirar la otra cara de la moneda, nos hizo preguntarnos por aquellos que ejercen la docencia sin vocación y que están en las aulas de clase más por asuntos laborales que por el deseo de enseñar y construir una mejor sociedad. En este tiempo, hemos podido constatar cómo la gratitud hacia nuestros docentes es vital para que ellos estén motivados. Muchas instituciones con sus estudiantes lo han expresado con videos, cartas, audios. Sin embargo, también hemos visto cómo hay docentes poco gratos con su oficio, con la alegría de encontrarse con sus estudiantes y por trabajar en instituciones que no los han dejado solos. En estos días un docente decía que las universidades no “tenían claras las prioridades”, que no tenían un criterio de realidad frente a los recursos con los que cuenta. Pues bien, acá me permito hacer un decálogo de las decisiones que se han tomado y que se consideran prioritarias:
10. Prioridad es ser grato con ese docente que cumple su oficio y por eso su institución le cumple, como ser grato con esa institución que sin duda SÍ que ha sabido en estos tiempos priorizar.
Es tiempo de volver a lo fundamental. La vocación docente, si se tiene, es lo fundamental.