Estudiantes, padres de familia y comunidad en general, caminaron por las calles de Girardota pidiendo justicia por la muerte de la pequeña Luciana Cardona y gritaron: "basta ya de violencia contra los niños".
Cientos de estudiantes de las instituciones educativas, padres de familia y habitantes del municipio de Girardota marcharon este viernes en un acto de dolor por la muerte Luciana Cardona de cuatro años, quien fue violada y asesinada presuntamente por su padrastro, Jéfferson Cardona Villa, quien luego de ser capturado se comprobó que no era el padre biológico de la pequeña y que le había dado el apellido ante las dudas de la madre sobre quién era el verdadero papá de la niña.
Recordemos que Luciana falleció el jueves en el Hospital General de Medellín con evidentes marcas de golpes y abuso sexual.
Mientras las autoridades adelantaban todo para presentar a Cardona Villa ante un juez de garantías para responder los delitos de homicidio agravado, feminicidio, acceso carnal abusivo y violencia intrafamiliar agravada, la comunidad en Girardota, donde la pequeña residía junto a su agresor, su madre y su hermana, marcharon en una triste jornada que, como lo manifestaron varios habitantes, nunca pensaron que iba a tocar vivir un caso tan cercano de brutalidad contra la niñez.
Jaime Fajardo Landaeta, dirigente político y asesor en temas de paz, participó en la marcha y manifestó que un acto como el que acabó con la vida de Luciana se refleja "la destrucción del tejido social".
Aseguró además que las cifras y los casos de maltrato infantil siempre fueron extensos y aberrantes, pero ahora, en un marco del posconflicto, estos temas han "salido más a flote y se han encontrado mayor espacio para la denuncia y la discusión pública".
Pero precisamente, aseguró Fajardo, es este momento puntual en el devenir del país, en el que hay que empezar a atacar con mayor vehemencia las prácticas y factores culturales orientados hacia diferentes formas de violencia. "Aún sigue vigente y muy arraigada la creencia de que los papás pueden imponese en cualquier forma a la voluntad de sus hijos. Desconociéndolos como individuos con derechos. Renunciando a una relación de crianza basada en el respeto y el cariño", dijo el dirigente político, quien reconoció que desde la institucionalidad hay fallos y vacíos que facilitan condiciones de vulnerabilidad para niños y madres cabeza de hogar, pero también reafirma la necesidad de que la comunidad juegue un papel más decidido en la prevención y no solo reaccionen cuando los hechos no tienen vuelta atrás como en el caso de Luciana y tantísimos otros.
"Reforzar el mensaje y el aprendizaje desde las instituciones educativas, fortalecer los planes de atención y alertas tempranas y sobre todo, escuchar a los niños, cuando un niño siente o nos dice algo hay que estar atento a escucharlo", afirmó Fajardo.
Ya la hermana menor de Luciana se encuentra bajo la protección de Bienestar Familiar, recibiendo primero atención de las autoridades para verificar si también fue víctima de abusos y luego el Estado será el encargado de proteger de ella para que no se sume a la desesperanzadora lista que mancha a todos y a cada uno, porque una sociedad que no pueda cuidar de sus niños no tiene futuro.