¿No será hora de que el Gobierno Nacional, el Congreso, la Procuraduría y la Personería le pongan el cascabel a este gato de corrupción?
En gracia de discusión, no vamos a entrar en controversia sobre las fotomultas, pero no podemos aceptar los presuntos abusos que se han derivado de ellas. Veamos.
En mi anterior artículo había contado que me vi precisado a elevar otro Derecho de Petición (DP) el 31.III.2015 al Tránsito de Medellín. Cumplida la fecha legal sin respuesta, interpuse una tutela. Pero antes, en el interregno de la espera de la respuesta a mi DP, sobrevino una llamada –el 14.IV.2015- de quien dijo ser funcionaria que lo hacía a nombre de la Secretaría de Movilidad (Tránsito) de Medellín y llamarse Dani Gómez. Comenzó preguntándome que qué había pensado sobre el pago de la infracción. Le respondí que estaba a la espera de una respuesta a un DP. Me dijo que yo podía pagar antes y esperar a que se me responda, “porque puede ser aprobado o negado su DP”. En una conversación más o menos extensa (de la que extraigo un representativo mínimo) con paciencia le volví a exponer todo mi historial, con la esperanza de que ella me diera alguna luz sobre mi situación general. Al final de mi relato me respondió “yo sólo sé de cobros”, “del área de cobros”, se corrigió. “Hay otras [áreas] más” y me nombró algunas siglas. Uno tiene la sensación de que hay un desorden entre esas áreas, le dije. Se hizo silencio. “¿Es que cada una trabaja por su lado?”, volví a la carga. “No se reúnen”, respondió después de otro gran silencio. Le expuse que una sentencia de una Alta Corte ordena a las secretarías de tránsito a identificar e informar efectiva y oportunamente a los infractores como parte de un debido proceso, cosa que no había ocurrido conmigo. “Eso fue un caso puntual para una persona de Armenia. Cada caso es aparte”, contestó. Y entonces, ¿las doctrinas de las cortes para qué son? Silencio.
Como dije, cumplido el plazo de ley sin respuesta a mi DP, interpuse un amparo. Ya interpuesta la tutela, me llegó con fecha de 27.IV.2015 pero días después, contestación a mi DP, con copia al juzgado, ¡pero a nombre de otra persona, una mujer, por varias infracciones de ella con una moto! A cambio, desde el 20 de abril me habían empezado a llegar mensajes de texto con “advertencias” -¿intimidaciones?- sobre embargos a seguirme, en el día, la noche o la madrugada. En el tiempo del proceso de la tutela siguieron diariamente.
Un juez falló la tutela a mi favor –07.V.2015-. De uno de los apartes del veredicto subrayo: “… De lo anterior, surgen las siguientes inquietudes, ¿Qué es lo que revisan los inspectores de tránsito al momento de atender una solicitud, si en la respuesta ni siquiera le atinan al número de comparendo que es objeto de lo solicitado? Y ¿Qué tipo de estudio o análisis se le brinda a las solicitudes de los ciudadanos, si de las respuestas, como en este caso, se desprende que son un mero formato de plantilla?, los anteriores interrogantes dejan mucho qué pensar, así como lo deja la respuesta brindada a la petición en el caso sub exámine”.
También en 2015, el columnista Iván Guzmán hacía un análisis sobre las fotomultas que habían empezado a disparar unos vehículos a nombre del Tránsito de Medellín, en puestos fijos y en movimiento, “Cámara móvil: ¿negocio o solución?”, (EL MUNDO, 05.V.2015). Además tenemos lo que señala revista Semana en abril 2014, según C.M. Jaramillo, referido en mi anterior artículo.
Agosto 2018.- Como tapa del congolo, en un edificio de Medellín, este 16 de agosto, apareció un comparendo fechado en “Medellín (sic) 06 de Agosto de 2108_3269”, a una persona que no vive ahí, con un número de cédula (supuestamente de esa persona) y una dirección que no corresponde a esa residencia, que termina: “Cordialmente (sic) Secretaría de movilidad de Medellín”, sin ninguna firma responsable, pero con el membrete de la Alcaldía de Medellín. Al parecer, lo tiraron por debajo de la puerta. El caso del señor Carlos Caro fue hace tres años, según su testimonio a publimentro.co. Este caso es casi seguro de que corra la misma suerte. Al parecer son muchos, muchísimos más casos.
Respetuosamente, ¿no será hora de que el Gobierno Nacional, el Congreso, la Procuraduría y la Personería le pongan el cascabel a este gato de corrupción?