El financiamiento a la cadena de valor necesita relaciones de confianza y duraderas entre los diferentes actores y las entidades financieras.
Romario Alves *
La revolución tecnológica llegó a finanzas para quedarse. Y con ello transformar los procesos para la obtención de financiamiento de pequeñas y medianas empresas (Pyme) en las cadenas de valor y agilizar las relaciones entre empresas ancla con sus proveedores, clientes y colaboradores. ¿Cómo funciona?
Imagina una empresa fabricante de autopartes de aluminio en México. Ancla principal entre el proveedor del metal y el cliente del producto terminado. Su proveedor precisa el pago de la factura lo más rápido posible, en 30 días, debido a su restricto capital de trabajo. Sin embargo, desde que la empresa recibe los insumos y produce las partes, hasta la venta del producto final trascurren más de 270 días, adicionando el plazo al cliente final. Claramente, el ciclo de efectivo no coincide, y la empresa ancla necesita pagar la compra antes de haber generado la producción, venta y cobro al cliente final.
Las condiciones existentes del mercado dificultan aún más la situación y el alza de precios del aluminio hacen que la empresa no pueda ajustar los precios a sus clientes a la misma velocidad que las oscilaciones del precio del metal, y así sus costos se elevan más rápido que el precio final de sus productos.
No solo la industria automotriz de México sufre las complejidades de la relación del flujo de caja (entre el período medio de pago al proveedor, transformación del insumo, y cobro al cliente), es aún peor en otras, como los supermercados.
Más relevante aún, la Organización Mundial del Comercio afirma que la mitad de los pedidos de financiamiento de las PYME son rechazados, contra solo el 7% de los requerimientos que vienen de compañías multinacionales. El acceso a servicios financieros adecuados y oportunos, para todos los actores de la cadena de valor, es clave para el logro de resultados exitosos. No solo las grandes empresas, grandes productores y comerciantes necesitan acceder a servicios financieros adecuados ajustados a su ciclo de caja, los pequeños productores más aún, para su supervivencia y equilibrio financiero. El financiamiento a las cadenas de valor tiene, entonces, el objetivo de rellenar los huecos creados en la relación empresa ancla-proveedor, así como mitigar los riesgos percibidos, mediante formas innovadoras de proporcionar servicios financieros.
Pero ¿cuál es la relación con la tecnología?
El financiamiento a la cadena de valor necesita relaciones de confianza y duraderas entre los diferentes actores y las entidades financieras. Cada parte involucrada tiene que conocer y comprender a la otra. El acceso a productos y servicios financieros innovadores y flexibles es vital. Las compañías de tecnología financiera (fintech) ayudan a que esto suceda y que el financiamiento sea ágil, transparente, confiable, y accesible 24/7.
Las compañías fintech sirven de puente para unir los requerimientos de la empresa ancla con sus proveedores y colaboradores, a través de tecnologías aplicadas a las oficinas de contacto directo y de apoyo (middle-back office) de bancos. Mediante el uso de plataformas de Internet permiten que millones de PYME tengan acceso a créditos, en igualdad de condiciones que empresas más grandes y establecidas. Sin duda la pieza faltante del rompecabezas.
La mayoría de las empresas de innovación financiera en América Latina y el Caribe han surgido en los mercados más grandes de la región, incluyendo Brasil, México, Colombia, Argentina y Chile. Las alianzas fintech e instituciones financieras han sido clave para lograr escalar en soluciones prometedoras. Pero no es un proceso simple.
*En colaboración con Sofía Bufaliza. Este blog fue publicado originalmente en Negocios Sostenibles, de BID Invest.