Los colombianos esperamos que con estos instrumentos se nos diga la real fotografía electoral de lo que sucede en un momento dado y no que se estén fabricando candidatos presidenciales.
Vuelve a mi mente una vieja anécdota que ha narrado Rodrigo Llano Isaza, actual veedor nacional del Partido Liberal, sobre la importancia de las encuestas en los comicios presidenciales. Contó el historiador Llano que, en el momento de iniciarse la campaña de 1986, Virgilio Barco Vargas mostraba apenas un dígito en las encuestas. Ante esa situación contrataron una firma encuestadora para que paulatina e inteligentemente fuera presentando encuestas que mostraran a Barco en franco ascenso. Finalmente lo lograron.
Siempre he creído que estos instrumentos son una herramienta muy útil para medir el trabajo de los candidatos y enmendar yerros en las campañas. De hecho, viví de cerca el trabajo serio de Carlos Andrés Pérez con una firma encuestadora, en la campaña a la Alcaldía de Medellín de Anibal Gaviria en el año 2012. Pérez realizaba quincenalmente una encuesta, cuyos resultados analizaba en privado con el candidato y un reducidísimo grupo de asesores. Eso le permitió a Gaviria Correa intervenir con más trabajo las comunas de la ciudad donde presentaba debilidades. Fue una campaña sustentada sobre estrategias. Recuerdo, para citar un ejemplo, como se detectó a tiempo que en el barrio Buenos Aires el doctor Gaviria perdía de lejos con Luis Pérez y como los líderes conservadores Juan Gómez Martínez y Fabio Valencia Cossio eran para la época, siempre según la encuesta, los más carismáticos en ese barrio, se determinó que estos concentrarían su trabajo en el sector. A los quince días siguientes se detectó la notable mejoría del candidato.
Quedan allí dos historias distintas de las motivaciones que puede tener una encuesta en nuestro medio.
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No se tiene que ser un genio en interpretaciones de encuestas para comprender que algo raro ha sucedido en el repunte vertiginoso de Ivan Duque, quien en la encuesta de enero de Cifras y Conceptos obtiene un 8 % y un mes después se trepa al 22 % e iguala a Petro, quien venía punteando en encuestas anteriores. Nada extraordinario sucedió para semejante repunte, todas las demás encuestadoras mostraban a un Petro adelante y a un Duque desdibujado. Es más, Duque perdía algunas de las encuestas que indagaban por la consulta del Centro Democrático con Martha Lucía Ramírez. Después de conocida la encuesta de Cifras y Conceptos para Caracol se publica la de la firma Guarumo, donde ya levemente va superando Duque a Petro.
Todos estos episodios vienen rodeados de los “secretos” radiales que dan cuenta de reuniones privadas de los empresarios colombianos para analizar el ascenso de Petro en las encuestas y del comportamiento hostil de los grandes medios de comunicación por este candidato, que no es ni será el mío.
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A pesar de la pifia de Cifras y Conceptos en las encuestas sobre el pasado debate a la Alcaldía de Medellín, he tenido respeto por el trabajo de César Caballero. Los colombianos esperamos que con estos instrumentos se nos diga la real fotografía electoral de lo que sucede en un momento dado y no que se estén fabricando candidatos presidenciales.