Ricas en biodiversidad y exuberancia natural, las subregiones del Oriente y Magdalena caldense dejaron atrás su pasado de violencia para convertirse en un destino atractivo y económico,
Imagine poder disfrutar en un mismo viaje, del confort de una ruana de lana para contrarrestar un clima de 17ºC, tomarse un café preparado por las manos de sus propios cultivadores, descender surcando las aguas de una laguna en la ladera de un volcán inactivo y alcanzar la calurosa orilla del río Magdalena para apreciar el sol fundirse entre las aguas al atardecer.
Ese contraste es posible en el Oriente y Magdalena caldense, una zona conformada por ocho municipios que representan lo más variado de la diversidad colombiana y cuyos pobladores tienen todo preparado para recibir con amabilidad a los visitantes durante este fin de año.
Como un ejercicio de responsabilidad social, Isagén, propietaria de la Central Miel 1 ubicada en la zona, viene trabajando con el Gobierno Departamental y la Corporación para el Desarrollo de Caldas, para posicionar el destino como “una experiencia inolvidable por descubrir”. Y es que se trata de una región geográfica que posee todos los ingredientes del turismo de aventura: “Tenemos un área de aproximadamente 5.000 hectáreas de bosque nativo, es un bosque que se asemeja mucho al bosque húmedo tropical, o sea al Chocó, en biodiversidad, en fauna y en flora”, señaló Verónica Duque, bióloga del Equipo Ambiental de Isagén, enfatizando en que se trata de una zona “muy rica en recurso hídrico, es decir, que tiene una gran cantidad de ríos, además muy limpios y muy bonitos”.
La bióloga añadió que “este es un destino para gente que le guste la naturaleza, que le guste la travesía, que le guste el turismo diferente”.
Justamente otra de las características que hacen especial este rincón del departamento de Caldas es la preparación que han tenido las comunidades para hacer acompañamiento al turista. Un proceso de casi tres años, en los que los pobladores han podido empoderarse de sus municipios, conocer información detallada y aprender a dar orientaciones y recomendaciones. Para ellos, el turismo ha empezado a convertirse en alternativa productiva para mejorar sus condiciones de vida.
Al Oriente y Magdalena caldense se puede acceder por la Autopista Medellín – Bogotá, llegando a La Dorada, o también por la vía Medellín – Manizales – Marulanda.
Adriana Cardona, funcionaria de la Corporación para el Desarrollo de Caldas, aseguró que si bien en un principio el destino puede parecer distante, “es una experiencia inolvidable lo que el visitante va a vivir allá, porque estamos muy cerca, las distancias las ponemos nosotros en la mente, pero cuando llegue al territorio se va a olvidar de todo lo que tuvo que demorarse para llegar”.
Una vez allí, se puede tomar alguna de las ocho rutas temáticas que han sido diseñadas para sacar el mejor provecho a los atractivos turísticos: Pueblos Mágicos, Alturas entre Volcanes y Montañas, Ensueño sobre la Cuenca Baja del Río La Miel, Embalse Amani y Laguna San Diego, Embalse Amani y Volcán Escondido, La Perla del Oriente, Los Palenques, y Triángulo Espiritual.
Para mayor información sobre las rutas, transporte, alojamiento y recomendaciones, puede consultar la página www.orienteymagdalenacaldense.com, y solicitar asesoría.
Las actividades
Dentro de la diversidad que ofrecen los ocho municipios que conforman el Oriente y Magdalena caldense, son también numerosas las actividades que el visitante puede realizar. Cabalgatas, pesca deportiva y recreativa, senderismo, avistamiento de aves, visualización del proceso de producción de lana, paseos en lancha, balsaje sobre el río La Miel, avistamiento de fauna y flora, visualización del proceso de producción de madera, turismo religioso y degustación de gastronomía típica, son algunas de las opciones a elegir. “Tenemos prestadores completamente habilitados, tenemos toda la información, tenemos todo para recibir la gente desde ya”, aseguró la vocera de la Corporación para el Desarrollo de Caldas, Adriana Cardona.