Desde primeras horas de la mañana, centenares de policías, miembros de la seguridad privada de la Presidencia y militares, entre ellos Kaibiles con armamento pesado, cercaron varias calles alrededor del Congreso, donde el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, resumió antes los parlamentarios los principales avances logrados en el año 2017.
El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, presentó este domingo su segundo informe de Gobierno apelando a la unidad nacional para progresar y ganar protagonismo mundial, mientras la ciudadanía protestaba por lo que considera una gestión "chafa" (pésima).
Desde primeras horas de la mañana, centenares de policías, miembros de la seguridad privada de la Presidencia y militares, entre ellos Kaibiles con armamento pesado, cercaron varias calles alrededor del Congreso, donde el mandatario resumió antes los parlamentarios los principales avances logrados en el año 2017.
En su discurso, de una media hora, Morales destacó la reducción de la criminalidad con una tasa de homicidios de 26,1 por cada 100.000 habitantes, la incautación de casi catorce toneladas de cocaína, los 183 días lectivos de clase, la recuperación de más de 3.000 kilómetros de carreteras, el abastecimiento hospitalario y un crecimiento económico del 2,9%.
También mencionó la unión aduanera alcanzada con Honduras, "histórica en América", que espera que se logre este año con El Salvador, así como la contención de la inflación, el tipo de cambio nominal estable o la cifra récord de más de 2,5 millones de turistas durante 2017.
Asimismo, destacó la lucha contra la corrupción, una de las lacras que hizo despertar de su letargo a la ciudadanía en 2015 con protestas cada sábado durante más de seis meses hasta que cayó el anterior Gobierno liderado por Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, ahora en prisión preventiva.
En este sentido, Morales resaltó que en el eje de la política general de "tolerancia cero a la corrupción y modernización del Estado" se implementaron diversas medidas para asegurar un gasto público eficiente y transparente, y se garantiza la posibilidad de una denuncia segura.
Además, recordó que en 2017 Guatemala logró salir de la lista negra de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) y subió dos categorías ante el foro global de ese ente, todo por ser un "país pionero" a nivel internacional en acciones a favor de la "probidad, transparencia y la lucha contra la corrupción".
En su informe, de unas 300 hojas y en el que se hace referencia a la seguridad alimentaria, el empleo, las pequeñas y medianas empresas o el cambio climático, no hay mención alguna a varios hechos que marcaron su presidencia durante 2017, como el pulso que mantuvo con el titular de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), el colombiano Iván Velásquez.
Tampoco habla del incendio que el pasado mes de marzo se cobró la vida de 41 niñas en una casa-hogar del Estado, el juicio que abrieron contra su hermano Sammy y su hijo José Manuel por un caso de fraude en el año 2013, anterior a su gestión, o el sobresueldo que cobró del Ejército durante nueve meses.
Estos son algunos de los hechos que la población le ha recriminado y por los que este domingo volvieron a salir a la calle, pues consideran que su lema de campaña "Ni corrupto ni ladrón" era una mentira y que sus acciones no demuestran su compromiso en la lucha contra la corrupción.
Hartos, los manifestantes gritaron desde primera hora consignas como "hay que lograr la unidad y la organización verdadera para sacar esa basura, ya lo demostramos y lo volveremos a hacer", "este Gobierno miente, roba y mata", "fuera cobarde Jimmy, fuera las dipu-ratas (diputados ratas)" y con lemas como "El informe de la vergüenza".
Al finalizar la presentación del documento ante los congresistas y otros invitados especiales, entre ellos embajadores y miembros de organismos internacionales, un grupo de personas intentó saltarse el cordón policial con empujones, a lo que las fuerzas de seguridad respondieron lanzando gas pimienta, dejando al menos ocho heridos.
Morales, quien reconoció que en 2017 tuvo "momentos complicados como país y como familia", sí fue enfático en señalar que no se puede responder a presiones mediáticas y fácticas, una opinión que compartió el nuevo presidente del Congreso, Álvaro Arzú, hijo del alcalde de la capital y expresidente del país durante 1996 y el 2000, Álvaro Arzú Irigoyen, con el que el mandatario mantiene una buena relación.
Tras agradecer el esfuerzo de todo su equipo de Gobierno, apeló a la unidad nacional, sin discusiones ni peleas, para que el país recupere el protagonismo que le corresponde a nivel mundial y ser "un faro" para las otras naciones.