En un restaurante en París, el maestro Botero y sus tres hijos, Fernando y Lina Botero Zea, y Juan Carlos Botero Zambrano, brindan con copas llenas champagne mientras el hijo ilustre de Antioquia relata cómo fueron los últimos momentos de vida de David Botero Mejía, su padre.

Esa es una de las escenas del documental Botero, una mirada íntima a la vida y obra del maestro de nombre Fernando. Así, muy familiares, son las escenas del mismo, del cual se pretendió recrear como “el registro visual definitivo de su amplia obra”, dijo a EL MUNDO la presentadora Lina Botero Zea, quien hizo las veces de productora del largometraje. 

Continúa el pintor y escultor antioqueño contando cómo logró que don Rafael Pérez, quien vendía las boletas de las corridas de toros en la Plaza de Toros La Macarena, Medellín, pusiera en su almacén sus primeras pinturas a la venta, por supuesto, esas fueron obras de la temática taurina, una de sus grandes pasiones. 

Mientras el maestro habla, van pasando imágenes de La Bella Villa en los años cuarenta y, también, saltan repentinas las caras de sus hijos deleitados en el relato, denotan el gusto por ser partícipes de su gran legado.

Precisamente, dicen los hermanos Botero, que mientras ellos vivan y sus hijos y los hijos de estos también, y así, sucesivamente, el legado de su padre continuará inmortal en el tiempo. Por ello, reconociendo que de la vida del pintor que no encaja en ningún estereotipo, pues él es el único con esa particular técnica del Voluminismo, existen muchos videos, documentales y películas, ellos tres quisieron crear para su padre el “trabajo visual definitivo”.

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"Parte del objetivo de este documental era recoger todo ese material que han hecho en el pasado y que se ha quedado por ahí, disperso. Decidimos darnos a la tarea de recuperar ese material de archivo para que no se perdiera", contó la gestora cultural, también hija de la recientemente fallecida, Gloria Zea.

Cómo se muestra a Botero

Al pasar de los minutos, se logra ver a un Fernando Botero divertido, agraciado, haciendo chistes de su arte, recordando cómo se erigió su concepto artístico, “en un tiempo donde era muy costoso estudiar pintura”, reconoció. Paralelo a ello, sus hijos continúan haciéndole preguntas, y él las responde a gusto.

“Comencé a pintar, y después comencé a tomármelo más en serio”, dijo Botero para el audiovisual.

Imagen de la exposición celebrada en el Museo Reina Sofía, en Madrid, España, en 1987, sobre la obra del maestro de la pintura y la escultura antioqueño.

De esa manera, Botero retrata el lado humano del pintor de 87 años de edad, considerado un icono de la plástica latinoamericana, el artista en vida con el mayor número de exhibiciones en museos del mundo, el pintor en vida con mayor número de libros publicados sobre él, el ser humano reconocido como el artista que tiene el mayor atractivo en el ámbito mundial.

Se pueden ver, en el recorrido audiovisual, escenas desde la intimidad de su estudio, en Pietrasanta, además de su cotidianidad allí, donde está radicado hace varios años. Otras habitando algunas de sus ciudades favoritas del mundo, entre ellas Medellín, París, Nueva York, Pekín o la francesa Aix en Provence. De la misma manera, se muestran recorridos por algunas de sus exposiciones recientes. 

Se trata de 80 minutos de filme, en el que se exhiben en total 305 obras del maestro Botero, lienzos y esculturas a partir de sus inicios, un momento en el que su estética era criticada, recordó él, hasta llegar a la actualidad, cuando sus esculturas en gran formato están en las ciudades más importantes del mundo, y hacen parte ya del paisaje de las mismas, son aceptadas, admiradas, y, sobre todo, valoradas, dijo su hijo Juan Carlos.

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Cabe destacar que el estreno mundial del filme ocurrió durante el Festival Internacional de Cine de Morelia (oeste de México), en octubre de 2018. Fue dirigido por el canadiense Hogan Millar, Don Millar, quien durante 19 meses lo siguió para lograr esta obra del cine. Para el cineasta, al final se logró un "documental poético".

Imagen del Centro de Documentación de EL MUNDO de la primera etapa de la Plaza Botero cuando fue inaugurada en el año 2000. 

Botero, un documento de la historia del arte

No obstante, con el documental Botero se logró, también, “un documento de la historia del arte del mundo”, consideró Camilo Castaño, investigador y museográfo del Museo de Antioquia. Y eso lo dijo porque en la trama, a la par de las historias de los primeros años del maestro antioqueño en Europa, específicamente en Florencia, Italia, se pueden apreciar, en detalle, muy de cerca, las obras originales de Velázquez y Goya, las cuales, confesó el maestro en la grabación: “Siempre quise ver”, o los lienzos de Piero della Francesca, de cuyo arte apenas se enteró estando allá.

“Yo vi la obra (La leyenda de la Vera Cruz) de Piero della Francesca y me di cuenta que la pintura era mucho más compleja de lo que me había imaginado, mucho más importante, mucho más sublime, mucho más todo”, declaró a Don Millar.

Estando en Florencia, el maestro decidió quedarse allí estudiando las obras del Quattrocento, Siglo XV en Italia, el pleno Renacimiento, según relató en el filme Rudy Chiappini, curador de algunas de sus exhibiciones en Europa. Y es que esa ciudad es, ciertamente, un museo al aire libre.

En efecto, es en Florencia (Italia), donde se instauró su estilo, y lo perfeccionó allí, también. Igualmente, estudió en las academias de San Fernando y en la de San Marcos; París, donde, según contó su hijo mayor, con su mismo nombre, pasó buena parte del tiempo en el Museo de Louvre, y Ciudad de México, y de ese lugar, se recuerda en el filme cuando pintó una mandolina volumétrica, con la que abrió las puertas del estilo que caracteriza su obra. 

Y en Botero, el relato del propio pintor de esos días son, en verdad, importantes; porque en las obras del Renacimiento fue en las que este artista halló su enfoque en las proporciones y en los volúmenes, y en el sentido mismo de la masa en la pintura.

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Como lo narró él mismo: “La pintura italiana fue la que descubrió el volumen, porque la pintura antes del S. XIII era plana. Fue una revolución enorme, y todo lo que vino después, hasta Los Impresionistas”.

Y de esta forma, es cómo se relatan allí sus historias en Europa, en su propia búsqueda del concepto de su pintura y posteriormente la escultura. Y además, se logró recrear cuando descubrió: “Yo ya había hecho cosas volumétricas en Colombia, pero inconscientemente, sin tener la teoría. Fue ese momento en el que me encontré con el cuadro que me gustaba y con la teoría de alguien que era un gran conocedor”.

Ese es un antojo del documental Botero, el cual cuenta, igualmente, con el criterio de importantes críticos de arte internacional, y estará en las salas de cine de 13 ciudades de Colombia, a partir del próximo 11 de abril, con funciones exclusivas hasta el 19 de abril y en solo 45 salas.