Parte del castigo de la sociedad actual es que perdimos la capacidad de agradecer
Acabamos de pasar la Semana Mayor, en la que se nos invitó hoy más que nunca a hacer reflexiones profundas sobre la relación que tenemos con nuestros semejantes, la naturaleza y con Dios mismo y no es de extrañar que muchos intérpretes de la Biblia, relacionen la actual pandemia con pasajes bíblicos, como un castigo por perder la espiritualidad y la conexión con Él, como por ejemplo los relatos sobre las siete plagas de Egipto o el Diluvio Universal, el cuál duró 40 días, pero algunos dicen que Noé duró más de un año con el antes, durante y después del aguacero dentro del arca.
Cada cual podrá sacar conclusiones de los relatos bíblicos y la cuarentena actual, que, como dijo el presidente Duque, se extiende hasta el 11 de mayo, salvo algunas excepciones, manteniendo el rigor del cuidado personal y el distanciamiento social.
Por otro lado, he quedado estupefacto cuando a través de los diferentes medios de comunicación leo y escucho como algunos fariseos del S. XXI presionan a esos guerreros de la salud cuando son discriminados para evitar “ser contagiados”. A muchos de ellos los vetan para entrar a comprar víveres o los presionan para que entreguen la vivienda arrendada, o les arman la guerra para evitar que ocupen el lugar de vivienda como nos lo comentó una amiga, quien dijo que a su hermana enfermera la estaban presionado para que se fuera de la vivienda o el mensaje que circula por las redes sociales escrito por un hijo de médico sobre la persecución a su padre en la unidad residencial donde viven.
Bien lo dice un pasaje de la Biblia: Mateo 23: 27-28 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, ¡hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que, por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”
Y cuando esos fariseos estén “chapaliando” con el cuerpo agonizante, viendo las llamas de la condena eterna a través del túnel, clamarán por la presencia de un médico para que les salve la vida.
Parte del castigo de la sociedad actual es que perdimos la capacidad de agradecer y como lo he expresado en este espacio, la relación entre la sociedad y el gran ejército de guerreros de la salud debe estar enmarcada dentro del humanismo fáctico y no idealista.