Aunque a paso lento, el progreso continúa llegando con determinación a las empinadas calles del Trece de Noviembre, un colorido barrio de la comuna 8 de Medellín en donde lo urbano y lo rural confluyen para hacer de esta zona, transformada a lo largo del tiempo, un referente de ciudad.

Con el ánimo de seguir contribuyendo a este proceso de transformación integral del hábitat, la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU) creó el programa Barrios Sostenibles, uno de los componentes del Jardín Circunvalar que le apunta a mejorar las condiciones de vida de las comunidades asentadas en la alta ladera en temas relacionados con vivienda digna, segura, sostenible y accesible.

Para tal efecto, la EDU se comprometió a reubicar a varias familias del Trece de Noviembre en otras zonas o barrios para dar inicio, a finales del año 2015, con la construcción de 137 viviendas de interés social bajo la premisa de que, terminadas las obras, estas personas que estaban viviendo en lugares de alto riesgo o retiros de quebrada regresaran a su territorio en suelos aptos para vivir.

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Sin embargo, hace unos días la concejal de Medellín María Paulina Aguinaga denunció que la Empresa de Desarrollo Urbano le incumplió a esta comunidad, pues dos años después y sin el recurso suficiente por los atrasos, el número de viviendas se redujo a 65.

Pero según la corporada ahí no termina el drama, pues esas viviendas serán construidas en dos fases, las cuales la primera será de 43 casas y la segunda de 25, con fecha final para julio del 2019, es decir otros dos años más en el que las personas que entregaron sus predios tendrán que estar por fuera de su territorio.

“La situación para los habitantes que habían desalojado sus viviendas para dar paso a la obra llamada Barrios Sostenibles del Jardín Circunvalar es cada vez más compleja, puesto que en la actualidad no se han iniciado las obras que les habían prometido”, aseveró Aguinaga.

Ante la querella de la corporada, Giovanny Marín, coordinador técnico de proyectos de Mejoramiento Integral de Barrios, explicó que la fase de ejecución de este proyecto se ha “dilatado un poco” debido a los estudios, normatividad y reglamentación que se debe realizar previo al inicio de la construcción de estas viviendas.

“Es importante comprender que este proyecto aborda muchos componentes, por ello su nombre de Mejoramiento Integral, pues no estamos apostándole sólo a un tema de vivienda sino a un tema de hábitat, entendido como la mejora general del barrio y las condiciones de habitabilidad de las personas”, expresó el funcionario de la EDU.

Sin embargo, y aunque no oculta que hay cierto retraso, Marín aseguró que a mediados del 2019 la idea es entregar, en una primera fase, 43 soluciones habitacionales para todas estas familias que se acogieron a los beneficios de este programa en el polígono del Trece de Noviembre, y 75 viviendas en el polígono de Pinares de Oriente.

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Finalmente, manifestó que “durante todo el tiempo que han estado por fuera la EDU ha respondido por los arrendamientos temporales de cada una de estas familias”, resaltando que este proyecto nunca ha sido abandonado sino que se ha prolongado “debido al impacto que genera en la población este tipo de procesos”.

De menos a más

Aunque en principio se les dijo que para agosto de 2016 estarían de nuevo en su barrio, habitando una vivienda más segura y mejorada, Yesid Alejandro Gutiérrez y su familia, beneficiarios de este proyecto, aseguran que no tienen problema en esperar dos años más para recibir su nuevo hogar, pues entienden que todo hace parte de un proceso para mejorar su calidad de vida y sus condiciones habitacionales.

“Nosotros somos pacientes y podemos esperar, pues venimos de vivir a borde de quebrada, en donde habían ratas y enfermedades, así que ahora con el arriendo temporal que nos está pagando la EDU estamos viviendo de manera más digna y en condiciones más cómodas”, manifestó Yesid.

Y aunque la Empresa de Desarrollo Urbano se retrasó con el pago durante los primeros ocho meses de arriendo, Yesid explicó que esta situación no se volvió a presentar y, por el contrario, “la intervención de la EDU ha sido una gran bendición para mí y mi grupo familiar”.

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“Antes vivíamos en una casa demasiado pequeña, por eso insisto en que venimos de menos a más, pues el apartamento que nos van a entregar en 2019 será de dos niveles y contará con dos habitaciones, sala, baño, cocina y un espacio para seguir construyendo, si es que las personas cuentan con los recursos para hacerlo”, dijo.

Sin embargo, Yesid expresó que este sentimiento de conformidad no se manifiesta en todas las personas, pues algunos de los que antes eran sus vecinos no se encuentran satisfechos con las viviendas que la EDU entregará.

“No todos los casos son los mismos. A doña Rut, que antes vivía en una casa con cuatro habitaciones, se le va a hacer muy difícil estar en una vivienda que sólo tendrá dos, sobre todo si tenemos en cuenta que su grupo familiar lo componen cinco personas, entre los que se encuentra un joven de 13 años en situación de discapacidad”, contó Yesid.

A pesar de ello, desde la EDU reiteran la importancia de su intervención en este sector de la ciudad, en donde las garantías de un hogar digno y seguro harán de este proyecto una idea sostenible de desarrollo habitacional.

Aún sin soluciones

Allá arriba en el Trece de Noviembre, entre las vallas de metal que rodean el terreno en el que se construirán estas viviendas de interés social, aún residen algunas personas que, hasta el momento, no han llegado a un acuerdo económico que los motive a  dejar sus predios y poder ser reubicados hasta tanto se ejecute el proyecto.

Tal es el caso de don Juan Carlos Ramírez Jiménez, quien a pesar de ser un convencido de que “al desarrollo nadie debe oponerse”, también considera que el bien general no debe afectar el estilo de vida de ningún individuo.

“Por supuesto que estoy dispuesto a salir de mi predio para que este proyecto pueda llegar a feliz término, por eso lo único que estoy pidiendo es que se me reconozca el valor real de nuestra propiedad, la cual ha sido el fruto de muchísimos años de sacrificio de mis padres, que en paz descansen, y que ahora es el patrimonio de cinco hermanos”, aseveró.

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Y es que para nadie es un secreto que las obras y acciones que se han puesto en marcha en el territorio como parte del Jardín Circunvalar de Medellín, sumado a la Línea M del Metrocable que comenzará a operar en la zona desde el segundo semestre de 2018, han logrado valorizar las propiedades ubicadas en los barrios más altos de la comuna 8.

“Senderos ecológicos, gimnasios al aire libre, una estación del Metrocable a cien metros de mi casa y toda una estrategia de crecimiento urbanístico que le ha traído grandes beneficios a la comunidad. El desarrollo debe continuar y tanto mi familia como yo estamos dispuestos a entregar nuestro predio, siempre y cuando, le repito, se nos reconozca lo que realmente vale, pues no podemos entregar por unos cuantos pesos lo que tanto esfuerzo nos ha costado construir”, concluyó don Juan Carlos.