Cuando el tenista Robert Farah dio positivo de boldenona argumentó que ese resultado se debió probablemente a que este esteroide anabolizante “se encuentra comúnmente en la carne Colombia”. Pero, ¿qué tan cierta puede ser esa premisa? Y si es así, qué tan dañino es esto para la salud humana.
Los esteroides anabolizantes, entre ellos la boldenona, son comúnmente utilizados en numerosos países, entre esos Colombia, para aumentar el volumen en la cadena de producción de la carne vacuna.
En noviembre de 2019, el Comité Olímpico Colombiano señaló que, según el ICA, “en una de cada cuatro muestras de residuos del ganado vacuno, se encuentra dicha sustancia, además, de acuerdo al instituto Colombiano Agropecuario (ICA), existen 59 productos donde se utiliza la boldenona para su uso veterinario en Colombia, lo cual es un número bastante significativo”.
Pese a estas afirmaciones, los estudios disponibles del ICA señalan que es una relación inferior a una en cada 300. El ICA y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) presentaron el año pasado un informe que afirma que es mínima la presencia de la sustancia en las muestras tomadas en las fincas ganaderas.
De 677 muestras tomadas para boldenona entre 2015 y 2017, solamente en dos, el 0,3%, confirmaron la presencia del esteroide, con valores de 2,2 microgramos y 3 microgramos por kilogramo de carne. Es una cifra bastante baja, si se come carne cada día, una vez al año se estaría consumiendo la sustancia (suponiendo que cada vez se come carne de un animal diferente).
El Invima asegura que viene efectuando desde 2015 análisis en distintos tejidos, como hígado, músculos, riñones y grasa, para regular el uso indebido de medicamentos veterinarios.
La boldenona es un esteroide anabólico que aumenta la retención de nitrógeno, la síntesis de proteínas, aumenta el apetito y estimula la liberación de eritropoyetina en los riñones.
Vale aclarar que estas pruebas no van encaminadas a determinar el uso del esteroide en la cadena productiva, sino si fueron realizados los tiempos de espera necesarios tras la aplicación para que los niveles de la sustancia disminuyan hasta cantidades inofensivas.
La ley colombiana permite el uso de boldenona en la cadena productiva de la carne. Este esteroide anabolizante es uno de los muchos productos que legalmente pueden usar los ganaderos para acelerar el crecimiento de los animales y aumentar la cantidad de carne producida. Pero el consumo de esteroides anabolizantes no está legalizado para seres humanos, mucho menos para deportistas y es motivo de descalificación de competencias.
Esta sustancia está permitida sustentándose en estudios que señalan que la boldenona se diluye con el pasar del tiempo y las concentraciones que quedan en la carne son completamente inofensivas para los seres humanos, exceptuando las partes en las que se realiza la inyección. Si bien en países como Colombia está permitido su uso, en Uruguay, Venezuela, Brasil, Paraguay y la Unión Europea está prohibido.
Y aunque está permitido su uso veterinario, el ICA y el Invima son los entes encargados del monitoreo de uso correcto en los sistemas de producción de carne. Para realizar dicho monitoreo, el Invima toma muestras de tejidos de hígado, músculo, riñón y grasa en las plantas de beneficio. Por su parte, el ICA realiza el proceso en la producción primaria, es decir en las fincas, tomando muestras de orina de los animales vivos.
Si bien estas entidades tienen registro de las pruebas hechas a la carne, no hay cifras o porcentajes del número de animales en que se usa esta sustancia. José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), aseguró que “los bovinos en Colombia son producidos sin boldenona, al pastoreo y de manera muy natural”.
En el mundo se producen aproximadamente 60 millones de toneladas métricas de carne vacuna cada año.
Estas declaraciones han sido contradichas por ganaderos como Álvaro Gutiérrez, miembro del Comité Regional de Ganaderos de Puerto Berrío, Antioquia, y por veterinarios en medios de comunicación y redes sociales, que han expresado que la boldenona no es inusual en el proceso de crecimiento del ganado en Colombia, aunque se respetan los tiempos necesarios posteriores a la aplicación de la hormona.
El Invima y el ICA aseguran que el uso de la boldenona solo está autorizado si es con prescripción médica escrita de un médico veterinario o zootecnista con matrícula profesional vigente. Pero no hay un control real sobre ello, ya que es posible adquirir la sustancia en diferentes páginas de internet sin ninguna prescripción médica e incluso en tiendas veterinarias.
Para que la carne sea apta para el consumo humano, no se debe sacrificar el animal hasta 30 días después de la aplicación, según la prescripción de los laboratorios que producen este esteroide, y hasta 45 días según algunos veterinarios.
Adicionalmente, “los sitios donde se realizan los implantes deberían desecharse al sacrificio, ya que es allí donde se encuentran los niveles hormonales más altos; sin embargo, se sabe con certeza que en Colombia tanto la oreja, como la papada, son tejidos consumidos por la población”, señala un estudio de la Fundación Universitaria del Área Andina llamado Fármacos anabolizantes en carnes para consumo humano.
Esta misma investigación afirma que “las hormonas, como todas las sustancias químicas, dejan en general residuos en las carnes que pueden ser detectados por sofisticados métodos aún en partes muy pequeñas (eso pudo haber sucedido con Robert Farah). Sin embargo, existen dudas sobre si estos residuos pueden significar un riesgo para el consumidor”.
El Comité de Expertos sobre aditivos alimentarios de la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Drogas y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos de Norteamérica consideraron que los residuos presentes en la carne de animales tratados con hormonas sexuales no representan riesgo alguno para el consumo humano, según explica el estudio de Área Andina.
Pero estas afirmaciones no se basan en estudios concluyentes, un artículo publicado en Universitas Scientiarum, hecho por científicos colombianos, sobre los efectos de los anabolizantes usados en carnes destinadas al consumo humano, plantea que los residuos en alimentos podrían tener “efectos fisiológicos no deseados y alteraciones biológicas aún no establecidas”. Esta investigación plantea la necesidad de profundizar en nuevos estudios.
La misma idea se aprecia en otro artículo en la Revista de Investigación Clínica del Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán, de México, que encontró que la información usada para desestimar los riesgos de la ingesta de alimentos proveniente de bovinos tratados con hormonas o promotores del crecimiento no es concluyente.
Por esa falta de certeza, y por otros estudios que alertan sobre riesgos a la salud humana, estas sustancias están prohibidas en algunos países.