Pese a que en los últimos años la brecha entre salud urbana y rural ha disminuido, continúan existiendo resultados desfavorables, como mayor número de muertes maternas o bajo peso al nacer, en la población que habita las zonas rurales del país. Según expertos, la pobreza, el nivel educativo o el grupo étnico, son algunos determinantes sociales que refuerzan la inequidad.
En Colombia, la ruralidad ocupa un renglón importante en el debate nacional: pese a que el 30% de la población del país vive en estas zonas, las inequidades en salud, educación y servicios básicos son latentes.
Tal parece indicarlo el Observatorio Así Vamos en Salud, que señala que, pese a que las diferencias han tendido a estrecharse entre ambas zonas del territorio nacional, persisten las desigualdades en asuntos como: “Agua y saneamiento básico, salud nutricional, salud sexual y reproductiva, y salud mental”.
En el tema de salud sexual y reproductiva, por ejemplo, las diferencias son sutiles pero importantes: según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Ends) 2015, el 12,2% de las adolescentes entre los 13 y 19 años que habitan la zona urbana han estado embarazadas, frente a un 18,6% en la zona rural.
A este respecto, el director del Observatorio Así Vamos en Salud, Dr. Augusto Galán Sarmiento, señala que estas cifras tienen un significado más que numérico. Significa que a estas a jóvenes madres se les “limitan las oportunidades para la construcción de proyectos de vida estables y duraderos”, aumenta la deserción escolar y “las condiciones de pobreza de estas comunidades”.
Sin embargo, según expertos consultados por EL MUNDO, la solución no sólo está en la construcción de más hospitales, en el aumento de las rutas de atención y de los ciudadanos cobijados por el sistema de salud, sino en la atención a los determinantes sociales que profundizan la inequidad.
Según Iván Darío Arroyave Zuluaga, doctor en Ciencias de la Salud con énfasis en Salud Pública, del Instituto Holandés de Ciencias de la Salud, de la Universidad Erasmo de Róterdam, la inequidad en este ámbito está sustentada en los resultados de salud, es decir, la morbilidad (cantidad de personas que se enferman) y la mortalidad, por estar en una situación social desventajosa, como menor número de ingresos o menor nivel educativo.
“Es una diferencia en salud socialmente distribuida, injusta y evitable: no puede tolerarse que haya diferencias en cómo vive la gente en cuestiones de bienestar, y la salud es uno de los indicadores más claros”, resalta el doctor Arroyave Zuluaga.
Frente a los indicadores, el Ministerio de la Salud y Protección Social ha hecho énfasis en que las brechas han disminuido en las últimas décadas. Sin embargo, en el Plan Nacional de Salud Rural, contemplado en el primer punto del Acuerdo de Paz, Minsalud advierte que las diferencias que persisten reflejan “las desigualdades en las condiciones socioeconómicas”, como la ausencia de vías o la baja calidad en la educación, y “las disparidades territoriales en la disponibilidad y calidad de los servicios de salud”.
En el caso de la mortalidad materna, por ejemplo, pese a que entre 2005 y 2015 hubo una reducción nacional de 69,8 a 53,3 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, la desigualdad aún es palpable entre la ruralidad y la ciudad: mientras en el área urbana fallecen 44 maternas por cada 100.000 nacidos vivos, en el área rural fallecen 88.
Por esto, expertos señalan que las administraciones regionales y el Gobierno Nacional deben apuntarle a los determinantes sociales. El doctor Jorge Julián Osorio Gómez, rector de la Universidad CES, señala que, muchas veces, la salud se ha planteado como el “ver enfermos”, cuando lo que debe hacer es prevenir enfermedades.
Para el doctor Osorio, esta es una de las debilidades del sistema de salud en general, pero que se ve con mayor frecuencia en las zonas rurales y dispersas: las personas mantienen hábitos de vida no saludables que producen enfermedades crónicas de difícil manejo y grandes costos para el sistema de salud.
Por esto, Osorio Gómez afirma que lo fundamental es la educación: “Lo importante no es construir más hospitales, sino enseñarle a la gente cuándo acudir a los centros de salud, cómo usar los medicamentos de venta libre, cómo el suero oral, cómo prevenir enfermedades crónicas y tener estilos de vida saludables”.
Por su parte, el doctor Arroyave Zuluaga asegura que las brechas no sólo se cierran con la cobertura total: el seguro médico no es suficiente cuando las personas no tienen cómo acceder a los centros de salud o si no saben cuándo hacerlo. “El Gobierno Nacional debe pensar en las causas de fondo, eso no significa eliminar la cobertura universal, sino pensar en los determinantes sociales, llevar presencia institucional y programas que apunten a los problemas estructurales”, recalca.