Para este sábado 2 de mayo, a las 2:00 p.m., a través del Facebook del Cnmh (Centro Nacional de Memoria Histórica), en el conversatorio: Acompañando el renacer de Bojayá, se presentará el documental Renacientes, una producción audiovisual que recoge imágenes y testimonios del proceso de reparación para los habitantes de Bojayá.
Hoy, sábado 2 de mayo, la iglesia de la vieja Bellavista tendrá todo el día las puertas abiertas, para que el pueblo de Bojayá, Chocó, conmemore, en pequeños grupos, los 18 años de uno de los actos más atroces de la historia del conflicto armado en Colombia.
Más de cien lesionados, miles de familias desplazadas y 98 víctimas mortales, 79 directas por la explosión y 19 después de los hechos, dejó el 2 de mayo de 2002 el estallido de un cilindro bomba, lanzado a la iglesia católica de Bellavista, cabecera municipal de Bojayá, en donde la población civil se resguardaba de enfrentamientos entre dos grupos ilegales, según datos del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Para José de la Cruz Valencia, representante del Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, en este 2020 se da una conmemoración especial de esta masacre; primero, porque en medio de la emergencia sanitaria por la covid-19, los habitantes de esta población de Chocó, honrarán a sus muertos de una manera diferente y respetando los protocolos que están vigentes, “la iglesia de ‘Bellavista Viejo’ estará abierta todo el día, para que cada familia o persona haga en privado una oración para honrar a las personas que murieron ese día”, contó.
Segundo, porque esta será la primera ocasión que esa comunidad chocoana vive esta fecha teniendo donde llorar a sus muertos, ya que el 18 de noviembre de 2019, la comunidad de Bojayá recibió 98 cofres que se inhumaron en el mausoleo construido para ese fin.
En un reporte con motivo de la conmemoración, el Centro Nacional de Memoria Histórica especificó que se lograron identificar 83 cuerpos, se entregaron de manera simbólica dos que no fueron hallados, una fosa llamada 75 en la que había restos misceláneos que no pudieron ser asociados a otros restos óseos, un cuerpo sin identificar de un menor de entre 4 y 8 años de edad y nueve bebés que murieron en el vientre de sus madres, así como otras víctimas que siguen desaparecidas.
Los actos de conmemoración este sábado iniciaron en el mausoleo de las víctimas con una oración, acompañada de sus tradicionales alabaos y una ofrenda, a las 9:00 a.m., que se compartió a través de la cuenta de Facebook de la emisora local Bojayá Estéreo y del Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá.
Igualmente, para este sábado 2 de mayo, se tiene programado un conversatorio: Acompañando el renacer de Bojayá, a las 2:00 p.m. a través del Facebook del Cnmh (Centro Nacional de Memoria Histórica). El proceso de reparación simbólica, la afectación de la violencia, la resiliencia y la vida en la región del Medio Atrato son temas para este diálogo en el que participarán líderes de la comunidad y el equipo de Enfoque Diferencial Étnico.
Además, en este espacio virtual se presentará el documental Renacientes, una producción audiovisual que recoge imágenes y testimonios del proceso de reparación en que se han vinculado el Centro de Memoria y los habitantes de Bojayá, y narra el encuentro de varias generaciones para hacer memoria, resistir y construir paz defendiendo el territorio.
Y aunque según el Comité de Víctimas de Bojayá las medidas de reparación colectiva que fueron pactadas con el Estado no se han terminado de concretar, el representante José de la Cruz Valencia destacó que con el mausoleo de las víctimas y las demás acciones que ha adelantado la Unidad de Víctimas y el Centro Nacional de Memoria Histórica, la comunidad se siente más acompañada y su reparación total se ve cada vez más cerca.
“Si se piensa en la magnitud de los eventos en términos de muertos, heridos y desplazados, frente al tamaño de la población, se puede decir que los daños ocasionados por la masacre fueron catastróficos. Toda familia quedó de alguna manera en duelo, todas las familias tuvieron que participar en la búsqueda y el conteo de sus víctimas”, señala el informe Bojayá. La guerra sin límites, publicado en 2010 por el Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.
El Cnmh ha acompañado desde 2017 las diligencias de identificación e individualización de las víctimas, a cargo de la Fiscalía General de la Nación y el Instituto de Medicina Legal, que fueron parte de los acuerdos de La Habana, luego de que la guerrilla de las Farc reconociera su responsabilidad en la masacre.
Además, el equipo de Enfoque Étnico aportó para consolidar la metodología de encuentros familiares a través de un grupo de memoria local, junto al Comité por los Derechos de las Víctimas y gestores de memoria, trabajo que permitió reconstruir con relatos los roles de vida y el árbol de cada familia, buscando dignificar y hacer homenaje a las víctimas.
En ese proceso, se elaboraron cuarenta álbumes familiares que fueron entregados en el acto de despedida espiritual e inhumación Bojayá honra a los sagrados espíritus, que se cumplió el 17 de noviembre de 2019, y se convirtieron en un modo para sanar el dolor y un tesoro íntimo y privado que representa el recuerdo de sus familiares muertos en la masacre.
Asimismo, respondiendo a las solicitudes de la comunidad y a los compromisos asumidos durante el proceso de acompañamiento, se realizó un mural en homenaje a los niños y niñas fallecidos en la masacre y se reconstruyó otro mural de memoria muy significativo para la población, elaborado en 2004 en la escuela del antiguo Bellavista. Ambos murales fueron realizados en un intercambio de saberes del que participaron niños y niñas, gestores locales, alabadoras y sabedoras de Bellavista y el corregimiento de Pogue.
De igual forma, el Enfoque Diferencial Étnico del Cnmh ha promovido el fortalecimiento del grupo de cantadoras del Consejo Comunitario de Pogue, proceso que derivó en la producción, publicación y divulgación de la cartilla Pogue: un pueblo, una familia, un río, del cancionero El oficio de cantar memoria y el documental Las musas de Pogue, en alianzas con la Corporación Pasolini de Medellín, la Universidad de Columbia y la Organización Internacional para las Migraciones. El trabajo con la comunidad ha servido además para comprender el significado de los procesos mortuorios, afectados por la violencia y la mala muerte que representa para ellos el crimen del 2 de mayo de 2002.