Un deshonroso primer lugar ocupa Antioquia en este 2017: es la jurisdicción en la que más uniformados de la Policía han sido asesinados este año. Fueron ocho las víctimas, quienes perdieron la vida en manos del clan del golfo, disidencias de las Farc y delincuencia organizada.

Pero si se suman las muertes de funcionarios de esa institución en el departamento, la cifra asciende a 18.

Para entender un poco esto es necesario aclarar que la Policía Nacional se divide en ocho regionales, siete metropolitanas y 34 departamentos, entre los cuales se incluyen las zonas del Urabá y Magdalena Medio. Es decir, en Antioquia, como departamento, hay tres direcciones operativas de Policía (departamentos de Magdalena Medio, Urabá y Antioquia) y una Metropolitana, que corresponde al Valle de Aburrá. Cada comando de departamento o metropolitana tiene bajo su mando una Seccional de Investigación Criminal (Sijín) y una Seccional de Inteligencia Policial (Sipol).

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En Colombia, las cifras aportadas por la Policía Nacional indican que 74 miembros de esa institución fueron asesinados en lo que va corrido de 2017. Las direcciones con mayor número de víctimas mortales son Antioquia (8), Córdoba (7), Urabá (6), Cauca (6), Norte de Santander (5), Valle del Cauca (5), Meta (5) y Medellín (4).

Los territorios donde más se han presentado casos están vinculados a la presencia de grupos armados organizados (Gao), como el clan del golfo, disidencias de las Farc, Eln y delincuencia común.

El mayor número de eventos se presentó en vía pública con 38 hechos, mientras que en 68 casos se empleó arma de fuego.

El caso más reciente de ataques a miembros de la Policía ocurrió este lunes 18 de diciembre, cuando a la 1:40 de la mañana fueron asesinados el suboficial Leonardo Gutiérrez González, quien llevaba 14 años y siete meses en la institución; y el patrullero Álvaro Javier Villacorte Salazar, con tres años y nueves meses de pertenencia. Ambos integraban la Unidad Básica de Carabineros, adscritos a la Unidad Policial para la Edificación de la Paz, Unipep.

Los policías realizaban un operativo de cierre de establecimientos públicos nocturnos en el caserío Playa Rica-Yarí, en La Macarena, Meta, región en la que funciona un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (Etcr), para exintegrantes de las Farc.

“Quedaban por cerrar dos establecimientos y en cuanto apagaron la planta de energía, a escasos segundos se escucharon los disparos. Los asesinaron a mansalva y con premeditación”, dijo sobre el hecho el general Fabio López Cruz, director de la Región N. 7 de la Policía.

El director de la Policía Nacional, el general Jorge Nieto, informó este jueves que la institución está ofreciendo una recompensa de $30 millones para quienes entreguen información que conduzca a los responsables del doble homicidio.

Por su parte, en Medellín, el hecho más reciente sucedió el viernes 13 de octubre de este año, cuando fue atacado a tiros el patrullero Óscar Darío Osorio Correa, mientras montaba en bicicleta con rumbo a su vivienda en el barrio La Margarita, comuna 7, Robledo.

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En Urabá, el último hecho reportado fue el del sábado 16 de septiembre, cuando en el barrio La Perla, corregimiento Currulao, de Turbo, en horas de la tarde fue baleado el patrullero Saider Enrique Palomino López, de 39 años, quien llevaba once años en la Policía. “El agente Palomino estaba de descanso y bandidos aprovecharon para asesinarlo por la espalda mientras realizaba arreglos a su casa”, explicó el coronel Luis Eduardo Soler, comandante de la Policía de Urabá.

Criminales desesperados

El vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo, declaró recientemente que los asesinatos de policías hacen parte del desespero de grupos armados organizados ante la efectividad de los operativos de las autoridades en contra de la criminalidad y la delincuencia.

“Cada vez que un grupo criminal recurre a asesinar policías lo hace como una medida desesperada para tratar de distraer los esfuerzos operacionales que golpean la retaguardia estratégica de esas organizaciones o persiguen a sus cabecillas”, indicó Naranjo.

En el país, de acuerdo con las autoridades, se inició hace un par de meses un “plan pistola”, orquestado por el clan del golfo, para asesinar policías. Sin embargo, el pasado miércoles 13 de diciembre, esa agrupación al margen de la ley declaró una tregua unilateral por la temporada de Navidad, “en donde los corazones se llenan de esperanza por un país mejor. Los colombianos merecemos la oportunidad por primera vez en la historia, a vivir en adelante sin la zozobra del conflicto armado, mientras éste se resuelve definitivamente. Que las familias se integren alrededor del regocijo de la natividad”, como reza en un comunicado firmado por el clan del golfo, conocido también como autodefensas gaitanistas o urabeños.

Las armas robadas

Las armas de dotación que han sido robadas a los agentes caídos son utilizadas por el clan del golfo, disidencia de Farc, Eln y delincuencia común para cometer crímenes, señaló la Policía Nacional.

La institución se mostró sorprendida con el video y las imágenes que se conocieron luego de que el 30 de septiembre en una emboscada fueran asesinados tres agentes de la Policía en zona rural de Miranda, norte del Cauca. Supuestos campesinos se acercan al vehículo en el que se hallaban los agentes acribillados y proceden a hurtar sus pertenencias, incluyendo sus armas de dotación. Luego pasan por una calle del pueblo con los fusiles que habrían pertenecido a los uniformados.

”En esa zona delinque un grupo del crimen organizado residual del sexto frente de las Farc, al mando de alias mordisco, y también la guerrilla del Eln”, dijo la Policía en un comunicado.

Los policías asesinados fueron identificados como Wilfredo Madrigal Galvis, teniente; y los patrulleros Juan Gabriel Narváez y Carlos Alfredo Lara Márquez.

“Como se ha probado en el pasado, la capacidad institucional colombiana terminará sometiendo a la ley a los responsables del plan pistola”, concluyó el exgeneral Naranjo.