Frente a la necesidad de eliminar el uso del mercurio en los entables de la pequeña minería, la academia y la empresa privada se dieron a la tarea de encontrar soluciones innovadoras para la producción del metal.
Microorganismos adaptados a las condiciones de ciertos municipios o plantas biológicas que ayudan a degradar componentes químicos, son el fruto de los nuevos desarrollos que la biotecnología y la nanotecnología han puesto al servicio de la minería de oro en el país, con el propósito de contribuir a la erradicación del uso del mercurio y a la reducción y mejor disposición final del cianuro.
Dos iniciativas en ese sentido fueron desarrolladas en Antioquia, una por parte de la Universidad Pontificia Bolivariana y otra por parte de la compañía Nanotecol, las cuales han probado su eficacia en entables mineros de Remedios, Puerto Berrío y Abriaquí, pero que en el futuro pueden, incluso, se utilizadas por la gran minería.
En ambos casos, el gobierno departamental ha promovido el desarrollo de las iniciativas pues, como expresó el gobernador Luis Pérez Gutiérrez, “el mercurio no desaparece con una norma”, refiriéndose a la Ordenanza 24 de 2017, que adopta disposiciones para el uso del mercurio en Antioquia y que a su vez desarrolla la ley 1658 de 2013, que regula la comercialización y el uso de ese metal en la industria nacional.
Cuando en 2013 el entonces gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama, invitó a las universidades para conformar mesas de trabajo sobre cómo invertir los recursos de las regalías para ciencia e innovación, un equipo de investigación de la Universidad Pontificia Bolivariana dirigido por la doctora Margarita Ramírez (al centro en la foto), planteó una idea para responder a la necesidad de un proceso para extraer oro sin mercurio y sin agentes químicos contaminantes, que a su vez tuviera bajos impactos y usara materias primas de costo accesible para la población que fuera a beneficiarse de él.
Fue en 2015 cuando se aprobó ese proyecto y se firmó un convenio entre la Gobernación y la Universidad para que la investigación y el desarrollo fueran financiados por el Sistema General de Regalías. La inversión total fue de $2.857 millones, de los cuales $1.703 millones salieron de los recursos de regalías y el resto lo financió la propia universidad.
“La idea surge de cero, se desarrolla la tecnología y se hace una planta a escala de laboratorio. Se consideran procesos biológicos y se plantean hipótesis y al final se propone el desarrollo de un proceso biológico para extraer oro de minerales con microorganismos”, explicó la investigadora.
Aunque evita entrar en detalles, puesto que el proceso como tal está en proceso de recibir su patente, la doctora Ramírez detalló que el equipo de trabajo “fue al terreno a conocer lo existente, los entables, de modo que pudieran hacer algo semejante, que fuera accesible al minero”. Al hablar del terreno, se refiere específicamente a los municipios de Remedios y Puerto Berrío, cuyas condiciones debían replicar en el laboratorio, pues la idea es que los pequeños mineros de esas regiones puedan acceder a la tecnología. De allí que además de los costos y la accesibilidad, fuera importante también la eficiencia del proceso.
Voceros de la secretaría de Minas de Antioquia, por su parte, explicaron que el proyecto logra sustituir el uso del mercurio mediante un proceso de biolixiviación. Es decir, si la lixiviación significa diluir el oro con un agente químico, que puede ser cianuro (cianuración), en este caso el proceso se realiza con un agente orgánico y por eso se llama biolixiviación.
“El componente social del proyecto consistió en buscar un sistema que tuviera una fácil adaptación al pequeño minero. La universidad encontró que podía adaptar en los mismos molinos el proceso de biolixiviación. La innovación es que se sustituye el mercurio por un caldo que va diluir el oro”, explicaron desde la Secretaría de Minas.
Los microorganismos que se utilizan son nativos y por ahora el trámite de implementación ha requerido permisos de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, lo que no ha dado la posibilidad de difundir totalmente el proyecto, según la Secretaría.
“Cuando esté resuelto el asunto de licencia ambiental y propiedad intelectual, las mismas plantas o entables que hay ahora van a servir”, explicó el vocero.
“Actualmente, la planta no está a punto para operar, se siguen ajustando los procesos a las condiciones del terreno”, aseguró la doctora Margarita Ramírez, quien tiene claro que su expectativa es que “el modelo sirva para trabajar otros metales y no solamente oro”.
Aunque Nanotecol es una empresa de innovación en nanotecnología y biotecnología que se ha especializado en desarrollar soluciones para el sector industrial y de la salud, encontró en la minería un campo en el cual “facilitar un proceso a la industria”, según lo explicó su gerente, Yudira Zapata.
“En el sector de la minería de oro vimos que hay altísima contaminación por mercurio y por cianuro por vertimientos, por el mal manejo de los vertimientos, por la deforestación y la poca innovación”, explicó la directiva.
Tras aclarar que el uso del cianuro para el beneficio del oro está autorizado por la ley, Zapata explicó que este químico es principalmente utilizado por las grandes empresas, mientras que el pequeño minero “no lo sabe usar bien” y, además, lo hace en “un proceso muy largo, que dura entre tres y cinco días”.
“El proceso de cianuración nuestro dura 3 horas, o sea, generamos eficiencia en el proceso productivo”, enfatizó.
¿Cuál es aquí el papel de la biotecnología? Según Yudira Zapata, mediante unas plantas de leucaena (foto). “El minero no va a echar el agua con cianuro a los ríos sino que lo va a echar a esa matica, que va a transformar el cianuro en nitrógeno”, relató.
“Entonces vamos a empezar a hablar de un concepto que quiere el gobierno y es el de la economía circular, donde los procesos productivos son más eficientes y los vertimientos son utilizados en la generación de nuevos productos”, añadió.
En Abriaquí está la planta que permitió mostrar la innovación, pero el reto es impulsarlo. “Se lo estamos presentando a las grandes empresas para que sus comunidades aprendan y tengan su minería con una mayor productividad; además, tendrán sembrado donde antes había deforestación. Y esas maticas sirven como forraje para ganado. Eso es economía circular”, reiteró la gerente de Nanotecol.
Según la Gobernación de Antioquia, mediante este proceso se reduce en un 80% el consumo de cianuro y se incrementa en un 30% la recuperación de oro. En este proyecto, dirigido por la investigadora Lina Marcela Hoyos, también tuvo participación con recursos Corpourabá.
“La idea es presentarle al nuevo Gobierno nacional la propuesta para que se de la economía circular en la minería, se trabaje en deforestación, bioremediación y riqueza para los pueblos mineros”, finalizó Zapata.
En desarrollo de las estrategias que ayuden a los pequeños mineros a reemplazar el uso del mercurio, que está prohibido desde el pasado 15 de julio, la Gobernación de Antioquia ha realizado desde 2017 acciones como estas:
- Formalización de la pequeña minería: 108 unidades mineras cuentan con asistencia técnica en 67 municipios.
- 1.400 hectáreas afectadas por minería ilegal han sido recuperadas en los municipios de El Bagre, Zaragoza, Caucasia y Cáceres. 300 familias se han beneficiado.
- Con una inversión de 365 millones y mediante un convenio con Cornare, se han recuperado fuentes hídricas contaminadas por mercurio mediante tratamiento biológico en el municipio de Sonsón.
- Mediante la cooperación internacional (Convenio con Usaid) se implementó un protocolo para el monitoreo de eliminación del mercurio en Segovia, Remedios, Caucasia, Zaragoza, El Bagre y Santa Fe de Antioquia.
- Con el ministerio de Minas, se han capacitado 7.914 barequeros en el uso de alternativas limpias libres de mercurio en 29 municipios.
- La Secretaría de Minas de Antioquia entregó 250 herramientas para la extracción de oro sin mercurio a 1.400 indígenas mineros en Frontino.