Existe en el Valle de Aburrá un ecosistema del emprendimiento, el cual ha contribuido a dinamizar la economía de la región.
En general, el Valle de Aburrá ha crecido en lo que tiene que ver con iniciativas de emprendimiento, existe una institucionalidad muy sólida en el sector; por ejemplo, todo el potencial que ejerce Ruta N (ubicado en el denominado Distrito de Innovación de Medellín, en pleno barrio El Chagualo, circundado por la Universidad de Antioquia, el Parque Explora, el Planetario y, muy cerca, también, a la Universidad Nacional), el hecho de contar con organizaciones como la incubadora de empresas Créame y el respaldo de las instituciones académicas, las mismas que han incorporado, a su manera, la cultura del emprendimiento en los jóvenes de la región y de todo el departamento.
Hace algunos años, hablar de emprendimiento en el territorio era toda una novedad, hoy es una necesidad. Al respecto el secretario de Productividad y Competitividad del Departamento de Antioquia, Juan Manuel Valdés Barcha, consideró que “en la medida en que las personas que terminan su formación de educación superior, ya sea en programas técnicos, tecnológicos o profesionales, encuentran, por la dinámica de lo que se está viviendo, dos opciones, la de la empleabilidad y la de emprender. Y, sin lugar a dudas, nuestras nuevas generaciones buscan cada vez más la opción de emprender, respondiendo al anhelo de tener su propia dinámica laboral, porque son una población que cada vez innovan más y son más creativos. Además, porque existe una serie de condiciones de mercado que favorecen el surgimiento de nuevas empresas”.
Esa afirmación es demostrable por el Índice de Densidad Empresarial, el cual entrega cifras actualizadas de que ha crecido la densidad empresarial, no solamente en el Valle de Aburrá sino también en las otras subregiones.
La atribución de responsabilidad de la dinámica emprendedora de esta subregión se le puede dar al hecho de que cada vez hay un trabajo más articulado, que propicia las iniciativas de emprendimiento, entre la academia, las empresas existentes y sólidas, y el Estado.
Aquí se destaca el trabajo de los Cuee (Comité Universidad-Empresa-Estado), el cual “en los últimos cuatro años pasó de ser simplemente un comité a ser un gran articulador y potenciador de emprendimientos de diferentes sectores”, según declaración del secretario de Productividad departamental.
En el Valle de Aburrá la dinámica de emprendimiento impacta a los sectores de tecnología, textil – confección, bebidas y alimentos, agroindustria y se está dando un fenómeno interesante en el sector de turismo y del ‘city agro’ (emprendedores que viviendo en zonas urbanas buscan conectarse de manera productiva con el campo).
Igualmente, hay desde emprendimientos básicos, de sostenibilidad, para el día a día, hasta ideas de la Cuarta Revolución Industrial, que ahora, con que Medellín sea sede de este desarrollo, pone a la subregión en otra frontera. No obstante, se dan también emprendimientos de la economía naranja (la industria creativa), lo que tiene que ver con emprendimientos culturales, de gastronomía o turísticos.
“Eso lo que muestra es que en Medellín y el Valle de Aburrá existen todas las condiciones para el ecosistema del emprendimiento, y ya no se allanan retos, como en otros tiempos, de que se tenga que impulsar a que la gente emprendiera. Ahora, cada vez, existen más condiciones para que a la gente emprenda”, añadió Valdés Barcha.
Lo anterior se suma a la dinámica de que los gobiernos, tanto municipales, como departamental y nacional, tienen en sus agendas y en sus planes de desarrollo el emprendimiento, ya sea como un programa o como una línea estratégica, una apuesta o proyectos o iniciativas para mejorar la productividad local.
El que se haya solidificado el tejido interinstitucional (público, privado, de la academia y el social) a favor del emprendimiento, ha puesto como reto, en el territorio, la conexión de los sectores económicos y las industrias de las nueve subregiones departamentales en pro de los emprendimientos productivos.
Tiene como principal impulsador el Banco de las Oportunidades de Antioquia, con operación en 82 municipios del departamento, entre ellos los nueve de esta subregión, que ha dinamizado los emprendimientos a través de microcréditos.
En su historia, el Banco de las Oportunidades ha otorgado 178.000 microcréditos, fortaleciendo emprendimientos existentes o transformando en estos las ideas de negocio existentes.
Formar emprendedores, sin lugar a dudas, es la mejor opción que puede haber ahora. El beneficio es que se dinamiza la economía y crecen las empresas.
Además, formar emprendedores permite poner retos de cómo atraemos y generamos valor; ya la idea no es voy a prestar un servicio como trabajador sino cómo puedo lograr que esa idea que tengo genere riqueza, se transforme en emprendimientos.
En la medida en que se logre tener un emprendimiento sostenido por más de tres años, se convierte en una unidad productiva en desarrollo, lo cual dinamiza la economía porque aumenta el número de Mipymes (pequeñas y medianas empresas) en la región.
Está vigente la convocatoria de la Secretaria de Productividad y Competitividad del departamento de Antioquia, con $56 mil millones de pesos, que conjuntamente con la Nación, a través de Colciencias, desde el Fondo de Regalías en Ciencia, Tecnología e Innovación, invita a emprendedores para que presenten proyectos e iniciativas que cobijen diferentes sectores, desde agricultura y agroindustria, pasando por salud, transporte multimodal y aeroespacial, sectores minero-energético y turismo.
Más información en http://innovantioquia.com.
Una forma de demostrar que oportunidades para emprender hay, es dejar atrás los miedos y buscar asesorías para escalar las ideas que se tengan y cada vez haya más y mejores emprendedores en el Valle de Aburrá.