Elecciones 2018: No todo está perdido pero mucho está en riesgo 

Autor: Alejandro Álvarez
27 octubre de 2017 - 12:05 AM

Para estos personajes “el orden” y la paz del país tienen que ver todo con la aplicación de la fuerza y poco o nada con combatir la inequidad o con un cambio cultural.

Hace pocos días me atreví a entrar a un conversatorio titulado “Tecnología y sostenibilidad en el futuro de Colombia” en el que Juan Carlos Pinzón, candidato a la presidencia, presentaba su propuesta de gobierno. Quise darle la oportunidad, como representante de un estilo político con el que no comulgo, de sorprenderme y de hacerme cambiar de opinión; de mostrarme que, quizás, las ideas de estas corrientes políticas no son tan descabelladas. Lo escuché atentamente y tengo que reconocerlo: me sorprendió. Y lo hizo con creces: las ideas son peores de lo que me imaginaba. En primer lugar, su eslogan de campaña es ridículamente parecido al “America first” de Trump. Pinzón optó por “Ante todo Colombia” en un esfuerzo por mostrar su sentido patriótico y su abnegación de corte militar. Pero que haya elegido ese eslogan, claro está, no es lo más grave. Las ideas que promulga, en cambio, sí lo son. Son gravísimas, son supremamente preocupantes, y son aquellas que también promulgan otros candidatos que podrían llegar al poder. En el conversatorio en cuestión vi que las ideas de Pinzón son las mismas enmohecidas ideas de progreso y de orden que tienen, por ejemplo, Vargas Lleras, Ordoñez y Uribe (y, por ende, el que él diga). Un par de ejemplos de estas ideas o estrategias: seguridad a la brava -en vez de convivencia- y crecimiento económico tradicional y a costa de todo -en vez de nuevas alternativas-. Además, se parece a Uribe y a Ordoñez en su estrategia discursiva (plagada de terror o de libros quemados) y a Vargas Lleras en su deslealtad maquiavélica y desvergonzada.

Lea también: Elecciones 2018: enfrentar la corrupción y la desvergüenza

A Pinzón no le veo opciones de ser presidente. Pero alguno de los otros de su corte, repito, sí tiene posibilidades de llegar al poder. Para estos personajes “el orden” y la paz del país tienen que ver todo con la aplicación de la fuerza y poco o nada con combatir la inequidad o con un cambio cultural. No entienden que el escenario de paz deseable es el de la “paz positiva”, aquel en el que no sólo hay ausencia de violencia, sino de los factores (como la injusticia) que la generan. Al parecer no quieren aceptar que ya se avanzó enormemente hacia ese otro tipo de paz, la “negativa”, que se puede alcanzar por medio de la fuerza o de una tregua (y no es negativa por ser mala, sino por prevenir que algo indeseable ocurra) y que sus discursos guerreristas sobran. Según ellos, además, el bienestar en el país sólo se alcanzará a través de un crecimiento económico libre de restricciones. ¿No les importa reducir la inequidad ni detener la degradación de los ecosistemas? Todo indica que no. Lo único que les quita el sueño es la promoción de las inversiones (que todo gire alrededor de la “confianza inversionista”) para crecer tanto como se pueda y a toda costa, prestando poca atención a la imprescindible necesidad de garantizar dos principios: que la economía sea distributiva por diseño y que no está arrasando con el planeta. Para la muestra, un botón: Pinzón, el anti-ejemplo elegido para esta columna, decía en su conversatorio que el camino hacia el desarrollo sostenible de Colombia y hacia un fortalecimiento inteligente del país es la minería. No la bioeconomía. No el ecoturismo. No una agricultura sostenible. No, nada de eso. ¡La minería! Yo no propongo que se elimine por completo la actividad minera, pero sí que se reduzca drásticamente y que otros campos sean fortalecidos: aquellos en los que se puede generar más empleo y aprovechar sosteniblemente nuestras reales ventajas como país.

Además: Más allá de los Objetivos del Desarrollo Sostenible

La sociedad colombiana entró ya a un camino en el que, como expuse hace algunas semanas, está reconstruyendo muchos de sus cimientos. A los candidatos o los ventrílocuos que por sus miedos (a rendir cuentas, por ejemplo) se oponen a un país más armónico no se les puede permitir obstaculizar este proceso. Estamos reconstruyendo una relación armónica y pacífica entre nosotros y con el medio ambiente. Estamos reconociendo que, en Colombia, la verdadera paz está en el respeto, el cuidado, la equidad y la solidaridad, no en la adicción a la fuerza… y que la verdadera riqueza está en su biodiversidad, no en los minerales bajo su suelo. Que no nos desvíen, que no nos confundan.

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Comentarios:

augusto
augusto
2017-10-27 06:37:39
Santos habló al mundo de como aliado con EEUU trabajarían en la construcción de un Nuevo Orden Mundial (NOM). ¿Porque será que los candidatos presidenciales para estas elecciones de 2018 ninguna referencia hacen acerca del NOM si es que es tan importante?

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