Ejercicios literarios simples, como narrar lo que cada uno tiene en la alacena, contar cómo alguien se aprovisionó de vivieres para pasar estos tiempos o simplemente relatar de qué ha hablado usted con los suyos o con sus amigos por un chat durante el acuartelamiento, servirán en el futuro para contar y evidenciar los tiempos de la covid-19 en el mundo.
Conocer diferentes visiones sobre lo que está pasando, retratar situaciones particulares, entender qué sienten las personas, narrar cómo lo está viviendo cada uno o simplemente leer lo escrito por otros sobre el azote de la pandemia de la covid-19 al mundo, y al país o comunidad en particular, será, en el futuro cercano y lejano, de gran valor para la humanidad. Es más, lo es ahora mismo, entendiendo que todos estamos viviendo el aislamiento social en diferentes condiciones, lugares y necesidades.
Por tal razón, toda creación literaria inspirada en el lugar en el que estamos aguardando la cuarentena, es un valioso aporte en la construcción colectiva de narrar este aislamiento social del mundo.
Miguel Ángel Manrique Ochoa, escritor colombiano, nacido en el municipio de El Carmen de Bolívar, Bolívar, quien está apenas terminando de dictar un taller que explora sobre eso mismo, contar la cuarentena, el cual fue promovido en las redes sociales del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional, y hace parte de la Estrategia #CulturaDigital, que tendrá programación hasta el 11 de junio (ver programación al final), expresó que cualquier forma de expresión en este momento, de nuestros sentimientos o de las emociones y, en general, de la situación que están viviendo las otras personas, es válida. Al pensar en qué formato, el literato dijo que puede ser la escritura, cantar, pintar, tocar un instrumento, conversar, todo aquello que permita narrar este momento, para dejar constancia de que lo que ocurrió, “preservar en la memoria de cada uno de estos instantes va a ser muy valioso, porque, inevitablemente, más adelante miraremos atrás, y así nos quedarán los recuerdos, las historias y todo lo que podamos pensar sobre este momento que nos transformó”.
En entrevista con EL MUNDO, el escritor y profesor de la Universidad Externado de Colombia entregó ideas para todo aquel que se quiera aventurar a narrar lo que pasa en la cuarentena.
Esta cuarentena se puede escribir de muchas maneras, cada persona puede empezar por expresar de manera escrita los sentimientos por los que está pasando.
La escritura es un vehículo, una herramienta que permite darle forma a lo que está pasando, a lo que estamos sintiendo.
En general, el mundo está pasando una situación única, y espero que irrepetible. Esta es una situación que nos ha hecho pensar en el mundo que hemos construido desde muchos puntos de vista, desde el mundo social, el cultural, desde lo político, en la manera de trabajar. Entonces, para los que escribimos, para los que representamos el mundo con el lenguaje, esto nos ha sobrepasado, y para la gente que no lo hace habitualmente, ha sucedido igual.
Creo que no hay una novela que haya narrado una situación como la que estamos viviendo ahora. Esta pandemia, que ha causado la cuarentena, ha causado muertes, ansiedad en todos, así como incertidumbre, y que está causando también crisis económicas, es una oportunidad única para pensar en nuevas historias, y también en narraciones ya escritas, que estamos presenciando los seres humanos, sufriendo algunos, disfrutando otros.
De verdad, no hay truco, en esto no hay magia. Las personas que quieren escribir, que les apasiona hacerlo, y a las que no les apasiona, pero sienten curiosidad de hacerlo, y además quieren, pueden empezar a explorar en textos sobre su situación, la interior y la exterior, y su relación con lo que vive cada uno en particular, de eso no hay fórmula.
Hace poco estaba leyendo que National Geographic estaba buscando a escritores o periodistas que se quisieran lanzar a contar la cuarentena desde sus aspectos más conflictivos; por ejemplo, lo que está sucediendo con las personas más vulnerables en los barrios periféricos de las ciudades, la situación de los médicos y de todo el personal de la salud o desde los que están en la primera línea de trabajo con los enfermos por la covid-19, en los hospitales o en las casas, eso muestra que hay infinidad de posibilidades de hacerlo, desde lo más nobel hasta lo más experimental.
Hay unas personas que están escribiendo desde el encierro, desde su internamiento, desde su confinamiento; entonces, las posibilidades de explorar lo que están sintiendo son muchas, porque la vida cotidiana está llena también de un montón de rutinas, que podemos decir, son narrativas que se pueden explorar.
Yo he pensado un poco en algo que podemos llamar una filosofía de los oficios de la casa. Uno de los ejercicios que yo planteo es cómo narrar las emociones que nos está produciendo la cuarentena, cómo describir, por ejemplo, el inventario de provisiones, cómo platear la comunicación, el diálogo con las personas con las que convivimos a diario o con las personas con las que nos comunicamos virtualmente; cómo pensar el cuerpo, cómo pensar la actividad física, que es clave también en este tiempo.
Decía Haruki Murakami (japonés), un escritor que asocia mucho la literatura con el deporte, la actividad física, la salud mental, para él escribir también es un esfuerzo físico, y por eso se representa en eso, en que hay que estar bien; pero también cómo pensar lo que viene.
Yo pensé en cinco temas para escribir, en lo que podríamos denominar el futuro, que está bastante lleno de incertidumbre, dónde estamos, cómo lo vivimos, qué sentimos, qué tenemos material para pasar este tiempo y de qué estamos hablando. Entonces, las posibilidades de narrar, de escribir, de hablar sobre todo eso son múltiples, diversas, porque dependen de quién está detrás narrando, de lo que él esté pensando y de lo que está escribiendo.
Pienso que todos. Por ejemplo, si hablamos de un personaje que está encerrado, viviendo una situación de transformación, ahí Franz Kafka sería un buen personaje en la literatura, con su relato La metamorfosis, publicado en 1915, donde Gregor está encerrado en una habitación, convertido en un monstruo, en un insecto, esa una novela en confinamiento, sobre el encierro, ahí hay un ejemplo.
Pero si queremos volver a lo clásico, Giovanni Boccaccio en el Decamerón, en uno de sus cuentos, narra esas diferentes jornadas que vivieron unos jóvenes que se apartan de la peste, ahí podemos tener otro modelo de literatura. Pero, también tendríamos como ejemplo todas las novelas de ciencia ficción y todas estas distopías de las ya siempre citadas 1984 (novela de George Orwell) o El cuento de la criada (novela de Margaret Atwood) o Farenheith 451 (novela de Ray Bradbury), es decir, todas estas novelas que nos plantean una sociedad regida como por un Estado totalitario, que coartan la libertad, y no sabemos qué es lo que va a pasar.
Yo pienso que cualquier libro se puede disfrutar, es más, en este tiempo el lector puede coger lo que nunca había leído o libros que estaban pendientes por leer, clásicos, puede ser incluso a García Márquez o a escritores colombianos contemporáneos, cada lector tendrá en su biblioteca libros que no haya tenido la oportunidad de leer, por el tiempo, creo que es el momento de explorar nuevos autores.
La posibilidad de lectura es muy amplia, en términos de libro, de formatos y de plataformas, y hay ahí una nueva capsula para cómo nos estamos comunicando.
Hay varios espacios de comunicación nuevos. Las personas solitarias, me imagino que están utilizando la tecnología, las redes sociales, para hablar con las personas cercanas, con los amigos o con desconocidos.
Creo que se están utilizando muchas plataformas para armar reuniones en grupo virtuales, eso ha generado también un espacio de construcción social de la realidad a partir de la tecnología.
Anoche estuve, por cierto, en un grupo virtual que se llama Coronadecamerón, en el cual hay como un Rey de la jornada, como el Decamerón que propone un tema, propone una historia. Habían más de treinta personas, y luego se repartían y se supone que todos deberían hablar de una historia de amor triste, la idea era escuchar esas historias, de personas que uno no conoce, por ejemplo, en Europa, Noruega o España, o de aquí en Colombia, habían personas de Apartadó y de Cali, se trata de cómo poder escucharnos, cómo poder crear pequeñas comunidades de sentido a través de la tecnología, a través de libros y a través de las propias narraciones de las personas, de sus biografías.
Creo que la tecnología ha creado unos espacios de transformación de la comunicación que antes, quizá ya existían, pero no las explotábamos de la misma manera y con las dinámicas que se están dando.
La gente está buscando formación virtual, asistir a talleres, a conferencias, a charlas, a través del mundo digital que nos están ofreciendo muchísimas compañías tecnológicas y muchísimas plataformas. Esto también ha creado una especie de sociedad virtual, que es nueva, y de la que todos tenemos que aprender. A mí, que soy profesor, sí que me ha tocado aprender de esto, a comunicarme diferente, a encontrar un nuevo protagonismo a través de una red, a actuar de una manera distinta, a hablar mirando a la cámara y no a las personas, de esa forma la comunicación se ha transformado.
La idea era que pudiésemos pensarnos dentro de la cuarentena de formas muy sencillas y escribiendo textos sencillos también, porque, evidentemente, los que participan no son escritores, son personas comunes y corrientes que quieren escribir solo lo que están sintiendo.
Hay asuntos que son importantes para abordar, las emociones, la tristeza, la frustración o la rabia, y los estados de la felicitad.
Yo también invité en el taller a hacer audios, como una especia de podcast, para reconocer entre todos cómo nos estábamos sintiendo y poder compartir un poco ese estado de ánimo y al mismo tiempo hacer una especie de terapia, es importante eso.
Otro propósito era poder concentrarnos en una actividad tan básica como inventariar el mercado, las provisiones, haciendo reverencia a los juegos que hacía el escritor francés Georges Becker. Describir con detalles nuestras provisiones, cuántas cajas de leche tenemos, cuántas cajas de espagueti, cuántas libras de arroz, qué había en la nevera, los tomates, el queso, las arepas, es decir, es tener conciencia de que también se puede escribir sobre eso; prestarle atención a los diálogos que se sostienen diariamente, que hay detrás de esas conversaciones, de las frases que se dicen, cuáles palabras generan conflictos y por qué, es un poco a jugar a auto-observarnos, porque esta es una oportunidad para mirarnos.
La cuarentena permite pequeños ejercicios de escritura, a partir de estos sencillos temas que tienen que ver con lo que nos está pasando a cada uno de los seres humanos. Pero, además, esto solamente se trata de ciertas personas, sujetos que sí pueden hacerlo, que no están enfermos, pues está claro que no todos pueden dedicarse a escribir sobre lo que está pasando, porque allá afuera hay un mundo de personas vulnerables, que están sin recursos, que están muriendo, que están enfermas, entonces la experiencia para cada uno de nosotros es también completamente distinta. No podemos pensar que todos estamos en lo mismo, cada persona está sintiendo de una manera muy distinta este momento.
Es autor de las novelas Disturbio (Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura 2008) y San Mateo y el ángel (2011), y del libro de cuentos La mirada enferma (2005), así como de los libros de ensayo Carlos Fuentes: una lección del tiempo y la circunstancia (1992) y Sobre la escritura (2010).
Ha sido profesor y editor. Desde 2012, coordina el taller de novela corta del Fondo de Cultura Económica, en Colombia. Puede leer más del autor en Planetadelibros.com.
La Biblioteca Nacional de Colombia oferta una serie de talleres pensados para diferentes públicos, que se podrán tomar de manera virtual desde la comodidad del hogar.
Los talleres son gratuitos y dictados por expertos y conocedores de los temas y técnicas a desarrollar durante las sesiones. Los cupos son limitados y la inscripción se debe realizar previamente, a través de la página web www.bibliotecanacional.gov.co, o a través de los enlaces que se compartirán en las redes sociales del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional.
-Taller laboratorio de imágenes: hagamos memes. 28 al 30 de abril, 5:00 p.m. (inscripciones: 23 de abril)
-Hagamos rap (de la mano de Macondo). 5 al 8 de mayo, 5:00 p.m. (inscripciones: 30 de abril)
-Imagen poética: del espacio y los sentidos. 11 al 15 de mayo, 5:00 p.m. (inscripciones: 6 de mayo)
-Cocinemos literatura. 19 al 21 de mayo, 5:00 p.m. (inscripciones: 14 de mayo)
-Colorear el pasado. 27 al 29 de mayo, 5:00 p.m. (inscripciones: 22 de mayo)
-Cartografía de la cotidianidad: taller de grabado. 2 al 5 de junio, 5:00 p.m. (inscripciones: 27 de mayo)
-Taller de caligrafía, las letras de la Biblioteca Nacional. 9 al 11 de junio, 5:00 p.m. (inscripciones: 4 de junio).