El saqueo del oro y la plata americanos

Autor: José Hilario López
26 septiembre de 2018 - 12:02 AM

El Galeón San José no es un tesoro sino un patrimonio cultural para proteger, que jamás se puede considerar un negocio capitalista. No lo es ni en sentido jurídico, ni comercial ni científico.

Durante mi reciente paso por Madrid tuve un grato reencuentro con Ramiro Montoya, intelectual antioqueño residenciado desde hace varias décadas en España, donde rememoramos el mundo cultural del Medellín de los años 50´s, del cual Ramiro fue uno de los más reconocidos protagonistas.

Fruto de su trabajo como historiador con acceso directo a las fuentes primarias en el Archivo de Indias y a otros documentos, Ramiro Montoya nos entrega dos publicaciones recientes, tituladas Crónicas del oro y la plata americanos y El Galeón San José y sus cuatro dueños. Por su actualidad, sobre todo a raíz del hallazgo del Galeón San José, hundido por los ingleses en el hoy mar Caribe colombiano a principios del Siglo XVIII, quisiera hacer una corta reseña de estas dos obras, en mi concepto del mayor interés para entender la historia del colonialismo español en América y su herencia en nuestras instituciones.

En la España medieval, con excepción de Cataluña cuya participación en la conquista de América fue mínima, no hubo feudalismo, sistema que en el resto de Europa dio origen a la burguesía mercantil y al artesanado. En Castilla y Andalucía, origen de la mayor parte de los conquistadores de los antiguos territorios moros, se había formado una población de labriegos-soldados libres para quienes la conquista de América fue una continuación de la reconquista de los territorios ocupados por el Islam, a estos se sumaron los soldados vacantes al término de las guerras españolas en Flandes y en Italia. El prestigio de este conquistador surge de ser cristiano y dueño de tierras, no importa si las cultiva o no. La riqueza no se crea con el trabajo metódico del artesano o del burgués, sino que es el resultado de la expoliación de los territorios ocupados militarmente. El saqueo a que fue sometida la economía monetarista y artesanal islamita, que le dio prestigio al hombre ibérico, se revivió con el arrasamiento de las culturas indígenas americanas. Como bien lo anota nuestro autor, para los conquistadores españoles América fue considerada un botín que había que saquear en el menor tiempo y con mínimo esfuerzo.

Lea también: Institucionalidad y corrupción en Colombia

Los tesoros aztecas en La Nueva España (hoy México), de los incas y de los muiscas y zenúes, estos últimos en la Nueva Granada, constituyeron el mayor incentivo para los conquistadores, lo que conllevó el exterminio de la población nativa, hasta el punto de que fue necesario acudir a la compra de esclavos africanos, para suplir la mano de obra desaparecida. Pero para desgracia del imperio español, la mayor parte de estas riquezas cayeron en manos de piratas y filibustero ingleses y holandeses, así como de contrabandistas de estas mismas nacionalidades o engrosaron las arcas de los banqueros holandeses, financiadores de las expediciones ibéricas.

Sobre el Galeón San José, el libro de Ramiro con una rigurosa transcripción de los puntos de vista de España y Colombia analiza las pretensiones de los que a ambos lados del Atlántico se creen dueños del patrimonio sumergido, y abre espacios para otros actores del drama como la empresa S.S.A. así como para los países que integraron el virreinato del Perú. A propósito, hace unos meses llegó a Bogotá una delegación del pueblo Quechua-Aymará, habitante de la actual Bolivia, antiguo Alto Perú, donde se encontraban las minas de Potosí que produjeron la plata que transportaba el Galeón San José, a reclamar la propiedad de los tesoros que el Gobierno Colombiano va a rescatar. Esta reclamación, desde todo punto de vista, se debe considerar como la más legítima, así sea simbólica.

Tal como concluye Ramiro, el Galeón San José no es un tesoro sino un patrimonio cultural para proteger, que jamás se puede considerar un negocio capitalista. No lo es ni en sentido jurídico, ni comercial ni científico. Es un yacimiento arqueológico que pertenece a la Humanidad, y Colombia debe asumir la responsabilidad política de proteger este verdadero santuario de los buscatesoros, del deterioro por los agentes y procesos naturales, así como del manejo inadecuado en las labores de extracción, restauración y conservación. El Gobierno Nacional en su proyecto de rescate y restauración del Galeón seguramente encontrará que la opinión pública y la comunidad internacional impedirán la comercialización de los caudales que se saquen del agua, pero difícilmente recibiría aportes externos para su empeño, razón por la cual la restauración, museología y conservación de este patrimonio cultural no será un negocio capitalista.

El aporte a la historia americana y europea que significan los dos libros aquí reseñados es una valiosa fuente de consulta para los estudiosos de nuestro pasado colonial, y así como para entender el origen de las políticas extractivitas de nuestros recursos naturales, que han dominado el desarrollo nacional. No puede ser que se siga creyendo que la riqueza nacional sólo se crea maximizando la renta vía mayor cantidad de recursos explotados, en su mayoría no renovables, olvidando que el verdadero desarrollo sólo se logra optimizando el aprovechamiento de los recursos mediante la innovación y la tecnología. ¡Madre Naturaleza no puede seguir atendiendo las desaforadas demandas del consumismo neoliberal!

Vea también: Racismo e inequidad en Colombia

P:S. Las direcciones del editor de las obras reseñadas son: Crónicas del oro y la plata americanos (www.vnelibrerias.com) y (http://www.visionlibros.com/index.php?route=product/product&product_id=7703&search=galeon para el El Galeón San José y sus cuatro dueños

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

El agua, un recurso que debemos cuidar
Columnistas

El agua, un recurso que debemos cuidar

Los desafíos relacionados con el agua aumentarán de manera significativa en los próximos años, lo que demandará cuantiosas inversiones en investigación aplicada...

Lo más leído

1
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
2
Cazamentiras /

La falsa carta de despedida escrita por Gabo

Desde hace más de una década, usuarios en internet han difundo un texto bajo el nombre de Gabriel García...
3
Columnistas /

Cinco cosas a favor y cinco en contra sobre el comunismo extinto

Los comunistas son tan enfáticos en su convicción que con la mayoría resulta imposible hacer un diálogo
4
Columnistas /

¿Glorieta, rompoi o romboi?

@ortografiajuanv explica las interrelaciones de culturas y la formación de nuevas palabras
5
Cazamentiras /

¿Puede causar un incendio usar el celular en la cocina?

“No use celular en la cocina”, advierte un mensaje que circula por WhatsApp. En el Cazamentiras le...
6
Columnistas /

Ingeniería y ética profesional

La ética en la ingeniería empieza por establecer que la responsabilidad primaria del ingeniero es...