El proyecto fue presentado en el Festival Nacional del Porro, de San Pelayo, Córdoba, clausurado este lunes, y cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura
* Sergio Esteban Vélez Peláez
En el marco de la versión número 43 del Festival Nacional del Porro, se anunció que, con el respaldo de diferentes estamentos oficiales y académicos, se iniciará el proceso para que este ritmo musical sea declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El Gobierno Nacional, a través de la ministra de Cultura, Carmen Vásquez, presente en el evento, manifestó su apoyo a esta iniciativa: “El porro es herencia cultural y ancestral de una región y nos parece interesante que sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Vamos a comenzar un trabajo coordinado con la comunidad para encontrar el camino más pertinente para que esta declaratoria pueda hacerse realidad”, declaró.
Por su parte, en el Congreso ya fue aprobado en primer debate un proyecto de ley de cuatro artículos presentado por la senadora del Centro Democrático Ruby Chagüi, para que, tanto el porro, como el Festival Nacional del Porro, sean elevados a la categoría de patrimonio nacional, lo cual no sólo es un paso necesario para poder aspirar a la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad, sino que permitiría que, dentro del plan de salvaguarda, el Gobierno Nacional asigne recursos para la protección de estos tesoros culturales.
La ex viceministra de Cultura Katya González Ripoll, artífice del reconocimiento del Carnaval de Barranquilla como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, considera que esta idea tiene altas probabilidades de éxito, ya que el porro cumple con todos los criterios que generalmente se exigen para la concesión de este título: “El porro, ritmo triétnico, es de valor excepcional, no existe en ninguna otra parte del mundo, no tiene competencia y está en peligro, a causa de elementos nuevos que buscan opacar lo tradicional”, anota la experta.
En caso de que se logre esta declaratoria, el porro gozaría de un sello internacional que contribuiría no sólo a su salvaguardia y a su divulgación en el mundo, sino también al desarrollo de la región del Sinú, gracias al turismo cultural. “Se espera que, gracias a esto, gente de todo el mundo venga a conocer esta región, como ocurrió con la Zona Cafetera, luego de que su paisaje fuera declarado Patrimonio Mundial”, asevera González.
Los promotores de esta idea tienen la esperanza de tener listos los estudios y las gestiones pertinentes para el próximo mes de diciembre, cuando se reúna, en Bogotá, el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. Esta será la primera ocasión en que dicho comité sesione en América Latina. Para lograr este cometido, la alcaldesa de San Pelayo, María Alejandra Forero, hizo un llamado a la colaboración entre el sector público, el privado, el académico y el cultural, tanto del departamento de Córdoba como de todo el país. La mandataria afirmó que, de acuerdo con las manifestaciones de entusiasmo que ha podido constatar, espera que sea fecundo este trabajo conjunto y resaltó el hecho de que dirigentes nacionales, entre ellos dos ministras y tres senadoras, se hayan desplazado en este festival a San Pelayo para expresar su respaldo a la protección del porro como elemento de cohesión de la región de Córdoba, Sucre y Bolívar.
De lograrse el propósito de la declaratoria, el porro sería el décimo Patrimonio Inmaterial de la Humanidad colombiano, al lado del Carnaval de Barranquilla, el Espacio Cultural de San Basilio de Palenque, el Carnaval de Negros y Blancos, las músicas de marimba y cantos tradicionales del Pacífico Sur de Colombia, los Conocimientos Tradicionales de los Chamanes Jaguares de Yuruparí, el sistema normativo de los Wayuu aplicado por el pütchipü’üi (“palabrero”), el vallenato tradicional de la Región del Magdalena Grande, la Fiesta de San Francisco de Asís (de Quibdó) y las procesiones de Semana Santa de Popayán.
La versión número 43 del Festival Nacional del Porro contó con la participación de 44 bandas de esta música autóctona colombiana.