Desde el inicio de su pontificado, Francisco ha roto paradigmas dentro de la Iglesia, no sólo por ser el primer papa latinoamericano, sino además, por su discurso de renovación.
Con 76 años y pese a que su condición de jesuíta lo invitaba a "no recibir dignidades", Francisco afronta desde hace cuatro años la responsabilidad de liderar la Iglesia Católica.
Nacido en 1936 en Buenos Aires, Argentina, como Jorge Mario Bergoglio, se destacó durante su paso por la Arquidiócesis de Buenos Aires, por ser un "pastor sencillo" y por utilizar modestos medios de transporte durante sus 15 años como obispo.
"A sus sacerdotes siempre les ha recomendado misericordia, valentía apostólica y puertas abiertas a todos", señala su biografía en el sito oficial de la Ciudad del Vaticano, añadiendo que "cuando cita la justicia social, invita en primer lugar a volver a tomar el catecismo, a redescubrir los diez mandamientos y las bienaventuranzas".
"Pisotear la dignidad de una persona es pecado grave", ha señalado insistentemente Francisco en sus discursos y mensajes.
Hijo de un empleado del ferrocarril y una ama de casa, Bergoglio se graduó como técnico químico y posteriormente ingresó al seminario Villa Devoto para seguir su vocación sacerdotal. En 1958 se unió al noviciado de la Compañia de Jesús y luego viajó a Chile para realizar estudios en humanidades. En 1963 se licenció en Filosofía en el Colegio San José de Argentina.
Fue profesor de psicología y literatura, y en 1970 se licenció como teólogo.
En 1973 fue elegido como provincial de los jesuítas en Argentina y luego de seis años de dedicarse a esa labor, regresó al entorno universitario como rector del Colegio San José. En 1986 completó su tesis doctoral en Alemania.
Ya en 1992, fue nombrado por el entonces pontífice Juan Pablo II, como obispo auxiliar de Buenos Aires y en 1993 se le encomendó la tarea de ser vicario general de esa Arquidiócesis. En 1997 fue promovido como arzobispo coadjutor de Buenos Aires y tan solo un año después se convirtió en arzobispo primado de Argentina.
En 2001, el papa Juan Pablo II lo nombró cardenal de San Roberto Bellarmino. "En esa ocasión, invitó a los fieles a no acudir a Roma para celebrar el acontecimiento y a destinar a los pobres el importe del viaje", reseña el portal de El Vaticano.
Como cardenal, pasó por cargos de responsabilidad en la Asamblea General del Sínodo de los Obispos realizada en 2001, y en la Conferencia Episcopal Argentina, de la que fue nombrado presidente. Fue miembro de las congregaciones para el Culto Divino, para la Disciplina de los Sacramentos y para el Clero. Integró los institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica, así como el Consejo Pontificio para la Familia y la Comisión Pontificia para América Latina.
Luego de que Benedicto XVI renunciara a su pontificado en 2013, Bergoglio fue elegido para ocupar la cátedra de San Pedro. Eligió Francisco como su nombre papal y "Miserando atque eligendo" como su lema, que traduce "Lo miró con misericordia y lo eligió".