La historia misma de la humanidad ha sido impulsada por el libro, como no lo ha sido quiza por ningún otro invento
“A través del libro podemos comunicarnos directamente con la inteligencia de Platón, Aristóteles, ....”
Cuando Jhojann Gutenberge inventó la imprenta de tipos móviles hacia 1440, en las puertas mismas del Renacimiento, a mediados del siglo XV, los asombrados habitantes de Mains y de otras ciudades alemanas, no podían salir de su asombro ni entender como era posible que un libro que antes era producto de semanas, meses y aún años de paciente labor, de escribas, iluminados y calígrafos pudiera multiplicarse en horas, en cientos de ejemplares exactamente iguales.
El mundo del libro producido en la imprenta de Gutenberge, fue pues, desde el principio, como lo anota el experto Eduardo Santa, exdirector de la Biblioteca Nacional, un mundo mágico. La historia misma de la humanidad ha sido impulsada por el libro, como no lo ha sido quiza por ningún otro invento, porque el mundo de las ideas es el mundo del libro y quizas por ello mismo haya sido un mundo mágico cambiante, multiforme y sorpresivo. Ha tenido el poder de impulsar la dinámica social, agrega el doctor Santa, de tal manera que nada de lo que hoy constituye nuestra civilización podría explicarse sin su concurso aún después de cuatro siglos de haberse inventado la imprenta de tipos móviles.
A través del libro, para volver al doctor Santa, podemos comunicarnos directamente sin intermediarios, con la inteligencia de Platón y Aristóteles; con Plutarco y Séneca; con Horacio y Virgilio; con Homero; con Julio César y con Maquiavelo; con Erasmo de Rotterdam; con Hegel, Marx y Nietzche. Entonces es por ello el precepto arabe que impone al hombre los tres deberes primordiales de haber sembrado un arbol, engendrado un hijo o escrito un libro.
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Pero al hablar del libro, debe hablarse también de las imprentas, de las bibliotecas y de las librerías, puesto que estas tres instituciones conforman el tinglado dentro del cual encaja la existencia del libro en el mundo de las realidades intelectuales.
Por ello la Universidad de Antioquia tiene entre sus programas académicos la Escuela de Bibliotecología, con el estímulo y apoyo de otras instituciones a nivel mundial que siguen con interés estas disciplinas.
Por lo dicho hay que mirar con angustia la forma como nuestras librerías van desapareciendo con el pretexto de que no hay tiempo para leer libros: la televisión, internet y celular copan los espacios que dejan los trancones del transporte; tampoco hay espacio en la arquitectura actual para la antigua biblioteca. El libro es pues, huésped incómodo por los mismos problemas.
En los colegios y universidades el autonegocio de las fotocopias que desarticulan el libro, concentrado en el capítulo especial que interesa exclusivamente al profesor, sigue en el cuadro del libro, como objeto desestimulado y llegado a menos. El proceso editorial y los derechos de autor quedan anulados.
No obstante hay todavía una fidelidad hacia los libros y las librerías de profesionales y lo prueban las que siguen vigentes como Entre Lineas, Librópolis,Señal Editora, Librería Jurídica Sanchez y Librería América.
Los viejos tiempos de la Librería Bedout, Continental, Aguirre, Cientifica, Mundo Libre, etc. representan el testimonio de que la cultura decae pues no está en los presupuestos ni particulares ni oficiales.