Tras una gira en Chile, con motivo de la realización del Festival Zicosur, el colectivo teatral del Pequeño Teatro aguarda la finalización de los trabajos reparativos de su sede, en Córdoba con La Playa, para iniciar temporada en este 2019.
El Pequeño Teatro (PT) prepara, con ansias, su regreso a la programación cultural de Medellín, pues tras su retorno Chile, el grupo teatral de este lugar se siente “más oxigenado”, en ese país volvieron a ser invitados, con dos de sus obras, al Fitza (Festival Internacional de Teatro Zicosur), el cual reúne a las cuarenta mejores compañías escénicas con dramaturgias literarias del sur del continente.
Así lo expresó Ruderico Salazar Álzate, director Artístico de la compañía dueña del legado, de casi cuarenta años de tradición escénica, del recordado Rodrigo Saldarriaga.
Cabe destacar que su viaje al país donde yace el nevado Ojos del Salado no ha sido la única razón para no haber estrenado temporada este 2019. La remodelación de este teatro, declarado Patrimonio Cultural de Medellín en 1985, es la causa fundamental de este hecho.
“El teatro va a quedar todavía mucho más hermoso de lo que es”, expresó entre risas el director Artístico de esta casa cultural. No obstante, es imperante decir que la restauración que enfrenta el Pequeño Teatro contempla reformas para conservar, específicamente, la parte patrimonial y se logrará gracias a recursos otorgados por la Ley del Espectáculo.
“Lo más importante es que se están cambiando todos los techos, que tenían 150 años; los pisos en los corredores, con la estética de la época; la remodelación de toda la Sala de Cámara y adecuación de las zonas sociales como los baños, el bar y los diferentes accesos, incluyendo umbrales para las personas con movilidad reducida”, detalló Salazar Álzate.
Así, cuando el Pequeño Teatro abra de nuevo sus puertas al público, se tiene presupuestado que se dé para la tercera semana del febrero que se avecina, los espectadores de Medellín se encontrarán con una casa “mucho más hermosa”.
Con la farsa-comedia El inspector, que no se presenta hace tres años en el escenario del PT, la cual requiere tener quince actores en las tablas, regresarán, entonces, los artistas del colectivo teatral de esa casa cultural de la ciudad, y lo harán bajo la batuta del proyecto de entrada libre y aporte voluntario, con el que llevan varios años.
En el Fitza, los artistas del Pequeño Teatro cumplieron tres participaciones consecutivas, exhibiendo casi todas sus obras propias de dramaturgia. En este 2019, ellos presentaron El columpio, el diálogo del vaivén, una creación literaria sobre el final de la vida escrita por el propio Salazar Álzate y que se estrenó apenas el año pasado, y La muerte en la calle, obra clásica de este escenario de Medellín, un texto de José Félix Fuenmayor, quien era maestro del nobel colombiano Gabriel García Márquez.
Con las dos anteriores obras, el Pequeño Teatro logró la asistencia de 1.400 espectadores, superando sus participaciones pasadas, con actuaciones en el Teatro Municipal de Antofagasta, el Teatro de Mejillón y el auditorio de la sede del periódico El Mercurio.
Vale contar que la primera vez del PT en el Fitza fue “un reconocimiento a la trayectoria de más de cuarenta años” de sus creaciones artísticas, así lo recordó Ruderico al narrar que en 2017 fueron invitados a ese Festival en Chile tras recomendación dada por el Ministerio de Cultura de Colombia. En ese entonces, se presentaron con Los Chorros de Tapartó.
Luego, en 2018 volvieron a participar, por “petición del propio Festival”, con La diestra de Dios padre, dramaturgia del libro de Tomás Carrasquilla Naranjo, clásico del teatro latinoamericano, junto a Se necita gente con deseos de progresar, comedia satírica escrita, en 1994, por el colombiano José Domingo Garzón y montada en 2010 por el elenco del Pequeño Teatro bajo la dirección de Albeiro Pérez.
En Chile, los artistas del Pequeño Teatro compartieron con dramaturgos literarios de todos los países del sur del continente y además pudieron rendirle un homenaje a las creaciones de su país natal, mediante la instalación de unos paneles que reseñaron la historia de la literatura y el teatro de Colombia, realizados por Eduardo Cárdenas y Ruderico Salazar.
Hablando de periplos y "travesías artísticas", el Pequeño Teatro tiene muchas anécdotas que contarle a sus espectadores de Medellín, ya que sus obras han ocupado teatros de la Península Ibérica en El viejo continente y de lugares del Norte y Sur de América.
Los Chorros de Tapartó ha sido la obra más exhibida internacionalmente en la historia del Pequeño Teatro de Medellín, ha estado en escenarios de España, México, Argentina y Chile.
Argentina es el país que más veces ha visitado el mencionado colectivo artístico, con tres presentaciones en Los temporales de invierno y cuatro en versiones del Festival Internacional de Mar del Plata.
La internacionalización ha sido una apuesta de proyección de los últimos diez años del PT, con obras propias del repertorio dramaturgo-literario de este teatro.