Hay que acentuar nuestro compromiso con la ciudadanía mundial y el desarrollo de una conciencia planetaria
El nuevo humanismo es algo más orgánico que no atrapa a la sociedad ni sus visiones en su mero desarrollo científico o tecnológico, sino que la mira en perspectiva y en nuestro caso es inexcusablemente la de la paz, la de la sociedad justa e incluyente, la del desarrollo regional. Debe relacionarse críticamente con el imperialismo hegemónico, manipulador y destructivo de las libertades; trata igualmente rescatar y ponderar la importancia del individuo concreto y su papel en la sociedad. El humanismo entraña una manera de afrontar la diferencia y la diversidad de los grupos de seres humanos. La historia entonces es un núcleo intelectual orgánicamente relacionado con el humanismo. Y aquí debemos entenderla no solo como conocimiento cuidadoso del pasado, sino que tenemos también que integrar direcciones de futuro, horizontes prospectivos. En el mundo contemporáneo la más humana de las disciplinas o enfoques es el que tiene que ver con los sueños de futuro, el modo como colectivamente soñamos la realización de ser simplemente humanos con conciencia no ingenua de lo que ello significa. Saber de perspectiva se lo llamó desde Nietzsche, ahora hablamos con coherencia de prospectiva humana como un campo de trabajo intelectual en el cual se tienen en cuenta las realidades y se mira el futuro.
La prospectiva es una de las ramas del saber más complejas pues tiene que tener a la vista los desarrollos del conocimiento, una vasta información sobre la historia humana, los elementos de la política local y mundial, el conocimiento social y una concepción de lo que es la dinámica misma de la cultura humana que le permita construir narraciones que estarán sin embargo sometidas a la complejidad del curso de los acontecimientos. No obstante, esta dificultad para permitirnos visiones coherentes los seres humanos, sin ser expertos, estamos permanentemente haciendo uso de este tipo de razonamiento que es parte fundamental de la naturaleza y la cultura humana y se lo descubrió inicialmente vinculado a la actividad corporal, en el sentido de capacidad interna del organismo para percibirse y moverse con eficiencia.
Nuestra capacidad propioceptiva está vinculada con esta dimensión de lo visible como futuro, del proyecto, además está relacionada con la capacidad o incapacidad de tener visiones de sí lo más ajustadas y realistas posibles y se ve luego desarrollada la prospectiva en relación con actividades más complejas, como las de la migración y la emigración; podría vincularse inclusive el éxito de la labor humana a la capacidad de imaginar situaciones inéditas, nuestro saber prospectivo y la dimensión propioceptiva de nuestra naturaleza humana están muy unidas.
Creo que tenemos que incrementar el espíritu inherente a la internacionalización. Hay que acentuar nuestro compromiso con la ciudadanía mundial y el desarrollo de una conciencia planetaria. La humanidad, en su largo proceso evolutivo, se halla hoy en una transición sin precedentes, signada por el advenimiento de una nueva conciencia, que algunos han denominado “conciencia planetaria”. Esta nueva conciencia, de momento en gran parte latente, plegada como las alas de una mariposa e intuitiva como ciertos sueños, podría de modo preliminar, responder al siguiente elemento: La plena aceptación de la unidad esencial del género humano, o sentimiento de ciudadanía mundial, de la que el reconocimiento de la unidad física del planeta, o “conciencia ecológica” —hoy sumamente extendida— podría ser su fase inicial.