Con 92 goles, el argentino Germán Ezequiel Cano alcanzó a su compatriota José Vicente Grecco como máximos artilleros de la historia del Deportivo Independiente Medellín.
Poco más de tres años y medio, resumidos en dos etapas, le bastaron a Germán Ezequiel Cano para convertirse en el goleador histórico del Deportivo Independiente Medellín.
El artillero argentino alcanzó los 92 goles que registró entre finales de los años 50 y comienzos de los 60 su compatriota José Vicente Grecco. Todo un hito para el Matador, quien decidió permanecer en el club para el presente año, cuando se daba como un hecho su partida.
Cano superó un récord de casi 60 años y ahora el reto pasa por superar la cifra de las 100 anotaciones con la indumentaria Poderosa. El gol número 92 fue, ni más ni menos, el primero que marca con el DIM en la Copa Libertadores, ante el Palestino de Chile, y el segundo en el plano internacional, ya que el año pasado le convirtió uno al onceno paraguayo Sol de América, en la Sudamericana.
Convertido ahora en el goleador histórico, el Matador espera lograr este año un viejo anhelo, que acarició en tres ocasiones: levantar un trofeo de campeón con el equipo de sus amores.
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“Siempre fue un goleador temible”
El argentino Luis Zubeldía, actualmente técnico de Lanús, dirigió al DIM en el primer semestre de 2017. Precisamente en el equipo Granate, en su primera experiencia en la dirección técnica, tuvo en su nómina a un muy joven Germán Cano.
Desde Buenos Aires, Zubeldía dialogó con EL MUNDO y se deshizo en elogios sobre el Matador, de quien pondera su profesionalismo, su espíritu incansable y el deseo constante de superarse.
“German subió al plantel profesional en 2007 de la mano de Ramón Cabrero (extécnico de Atlético Nacional), justo cuando Lanús se proclamó campeón del fútbol argentino. Siempre fue goleador en inferiores y reserva. Sus mayores virtudes fueron la técnica del golpeo, sobre todo con la pierna derecha, los controles, y que tenía en la cabeza ser jugador profesional; siempre muy prolijo con su vestimenta y sus botines (guayos). La cancha podía estar embarrada pero sus botines al final del día brillaban, cuidaba mucho lo que tenía. En reserva lo tuve por primera vez como jugador y se cansó de hacer goles; sus primeros pasos en el equipo profesional fueron de bueno a muy buenos, el punto es que ser el centrodelantero de un equipo, siendo tan joven, no es normal, y más cuando el titular en ese puesto era José Sand, todo un referente del Lanús campeón y de la historia del club. Siempre digo lo mismo, los goleadores se hacen con partidos y años. Hay muchísimos ejemplos de goleadores que se consagran más cerca de los 30 que de los 20 años, es cuestión de tiempo”, aseguró el timonel.
“Con German me pasó algo raro -prosiguió- pero que con el tiempo él se vio beneficiado. Me tocó decirle que se le iba hacer difícil tener continuidad en Lanús por su edad y además considerábamos que lo mejor para él era tener más minutos, que después todo lo otro era cuestión de tiempo. Posiblemente para él eso haya sido un punto de inflexión en su vida profesional, despegarse del club que a uno lo vio nacer no es fácil. Más tarde me pasó lo mismo a mí, la dirigencia decidió destituirme del cargo y lógicamente para mí también fue un punto de inflexión. Así es esto. Hoy Germán puede decir que gracias a su esfuerzo y dedicación puso las cosas en su lugar, bien merecido que lo tiene. Siempre fue un goleador temible. Hacía goles de todas las formas, muy completo. Su evolución va de la mano con su técnica de base y creo que su estabilidad en la vida personal lo hizo mejor aún”, aseguró.