El suicidio en menores de 14 años es un fenómeno de esporádico interés  y de mínimas investigaciones. En la adolescencia, sin embargo, las lesiones autoinflingidas empiezan a tomar un seria relevancia, siendo las edades comprendidas entre los 16 y los 19 años las de mayor riesgo, según lo indicó el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

Entre tanto, diversos estudios psicológicos y psiquiátricos aseveran que los niños menores de 10 años  no poseen una concepción real de la muerte, por lo que es complejo hablar de suicidio en esas edades tempranas. En contraposición, expertos en el tema aseguraron que el suicidio infantil es real, que si bien se da desde hace años y que los casos eran pocos conocidos y hasta escondidos por las mismas familias, ahora  por medio de las redes sociales y de los medios de comunicación se han evidenciado.

Elkin Eduardo Vásquez Correa, médico psiquiatra, quien fue docente por más de 30 años en la Universidad de Antioquia e integró el Tribunal Nacional de Ciencia Médica, indicó que el suicidio en los niños, comprendiendo a menores con edades entre los 0 y los 10 años, en muy pocas veces es premeditado.

“Hay muchos niños que se autoagreden pero no siempre logrando alcanzar una ideación de muerte. Hay muchos suicidios que son manipulaciones o intentos de llamar la atención y se les va la mano, pero no hay muerte premeditada”. Sin embrago, añadió el experto, hay causas que efectivamente llevan a un menor a suicidarse. “Hay otro problema, que es la depresión, una enfermedad  donde la persona, sin tener motivaciones, está triste, disminuye su capacidad de razonar, de expresar sus afectos, tiene alteraciones del sueño y sí se da y sí es común en los niños. Incluso, hay un tipo de enfermedad llamada depresión anancástica que es frecuente en los niños que son abandonados, que no tienen unos padres que les den afecto, que están en zonas de violencia, entonces esto sí provoca el suicidio”. 

Por su parte, el psiquiatra infantil Julián de Ajuriaguerra, aseveró que hay cuatro fases en la construcción del concepto de la muerte, la primera hasta los dos años de edad, caracterizada por el desconocimiento e indiferencia. La segunda, va de los cuatro a los seis años, cuando se tiene una percepción mítica de la muerte, como algo temporal y reversible. La tercera, hasta los nueve años, cuando se piensa que tras la muerte, la persona sigue existiendo en otro tipo de vida. Y, por último, la cuarta, donde se entiende la irreversibilidad de la muerte.

Detonantes del suicidio infantil

La exigencia académica, el matoneo escolar, la discusión entre los padres de familia, el desplazamiento forzado, el abandono de la madre o el padre, el ciberbullying, la vinculación a grupos al margen de la ley, el abuso sexual y el duelo por la muerte de seres queridos, son algunas de las causas que se le han atribuido a que los menores tengan ideas suicidas.

De acuerdo con información de Medicina Legal, en general, cuando se evalúan las causas de los intentos suicidas o suicidios consumados, se encuentran antecedentes de síntomas de depresión clínica. A esta depresión, generalmente, se le suma algún evento vital estresante que se convierte en el detonante para cometer el acto suicida. Entre estos eventos, los más comunes son las peleas o dificultades con los padres u otros familiares, separación de los padres, peleas con amigos, dificultades escolares, cambio de casa o de escuela, entre otros.

Hay otro detonante frecuente que es el suicidio de alguna persona cercana. Así mismo, dentro de las causas del suicidio de niños y adolescentes se habla con frecuencia del efecto Werther, entendido éste como la influencia recibida por los niños al ver suicidios en la televisión, en el cine o leer sobre ellos en libros o historietas. Así se produce una mitificación del hecho, que le puede llevar a atentar contra la propia vida.

El primer intento de suicidio

Un estudio psiquiátrico retrospectivo realizado por la Universidad Nacional con 213 menores que fueron atendidos en el  Hospital de la Misericordia (Homi), en Bogotá, mostró una realidad que obliga a mirar la infancia sin mitos, para prevenir intentos de quitarse la vida.

En el estudio, liderado por los docentes Rafael Vásquez y Margarita Quijano, egresada de la Institución, se determinó que en 180 casos se trataba del primer intento, mientras que en 20 era el segundo. En este grupo, había 16 niñas y cuatro niños, con un promedio de edad de 13 años.

Según Vásquez, durante las últimas dos décadas en el país ha habido una tendencia estable de casos de niños menores de 15 años que pretenden quitarse la vida, aunque esto no significa que la situación deje de ser alarmante.

“Lo que se viene registrando con preocupante asombro es la reducción de la edad en la que los menores cometen estos actos, pues aunque se sabe que quienes consideran con más frecuencia la posibilidad de suicidarse son los adolescentes, hoy se registran casos desde los 8 años, en promedio”, afirmó el psiquiatra.

Según estadísticas internacionales, uno de cada seis niños reincide el año posterior al primer intento, si no se le brinda el apoyo necesario para que supere su condición depresiva. En opinión del profesor Vásquez, “la principal ayuda es tomarse en serio a los menores, pues ellos, como los adultos, tienen sus propios conflictos que los agobian”.

Hay que tomarlos en serio
“La amenaza suicida consiste en la insinuación o afirmación verbal de las intenciones suicidas, expresadas por lo general ante personas estrechamente vinculadas y que harán lo imposible por impedirlo. Esto debe considerarse como una petición de ayuda”, explicó Hernán Darío Giraldo, psiquiatra infantil  del Hospital Mental de Antioquia, quien aseguró, además, que las amenazas son alertas que deben preocupar y no son simples formas de llamar la atención de los padres u otras personas, ya que de la amenaza se pasa al gesto suicida.

De acuerdo con Giraldo, para prevenir estos hechos hay que estar alerta ante los indicios de intentos de suicidios infantiles, “prestarle siempre atención y tomar en serio cualquier comentario relacionado con el deseo de morir, validar su derecho a sentirse triste, interesarse por sus problemas, mostrarles que perder el año o una relación, no son motivos para dejar de existir”.

Entre tanto, Vásquez Correa precisó que la mejor manera de prevenir estas situaciones es la educación. “No creo en leyes punitivas que castiguen a los papás. Los papás quieren cuidarlo pero no saben cómo hacerlo, no son ogros, ellos pecan de buena fe, no saben educar o cómo actuar en estos casos. Los padres y los maestros deben enseñar a los niños a autocuidarse y ser capaces de hablar cuando tienen problemas”.

Suicidio en linea

A través de las redes sociales, en su mayoría Facebook, comenzó en los últimos años una moda mortal de suicidarse y grabarse o hacerlo en vivo y en directo. Estos hechos comenzaron a propagarse por jóvenes de Europa y Estados Unidos.

El psiquiatra Álvaro Franco, especialista en suicidio infantil, advirtió que "el suicidio en jóvenes es epidémico", pues las investigaciones que ha realizado indican que los muchachos idealizan a la persona muerta y esto los puede llevar a pensar en la posibilidad de quitarse la vida al igual que lo hizo el otro.

Recientemente, Cristina Plazas Michelsen, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), se pronunció respecto al tema del uso de redes sociales por parte de los menores. La directora señaló que este es un asunto que debe preocupar a todo el país. 

“He recibido fuertes críticas por preocuparme por los niños y el uso de celulares. La que más me llamó la atención fue la de que yo ‘debería preocuparme por los temas verdaderamente importantes’. Esa, sin duda, es la demostración de que el problema no es visto por los propios papás con la gravedad que tiene. Es un gran riesgo porque muchos de los casos de suicidio, abuso sexual, trata de personas, extorsión y pornografía infantil que se reportan y que tanto dolor han dejado a niños y padres, comenzaron con un teléfono celular inteligente y con la apertura de una cuenta en una red social. Así le ocurrió a una niña para quien terminó en suicidio la supuesta amistad con un joven que en realidad era un hombre mayor”.

Michelsen recomendó que la edad mínima para que se le entregue un celular a un menor debe ser por lo menos a los 14 años. “No quiero motivar la prohibición de estas tecnologías o el alejamiento de ellas. Lo que quiero, y esa es mi invitación a los papás y las mamás, es que se documenten sobre los peligros y las modalidades en que estos casos ocurren”.

Ante esta situación, el profesional Vásquez Correa advirtió: “Las redes sociales lo que han hecho es que han ampliado la velocidad de comunicación y la prontitud con que se conocen las cosas. Los suicidios, las enfermedades mentales, depresiones y los problemas de los niños. A esto se le suma que ellos quieren seguir estereotipos y les parece chévere hacer lo que los demás hacen”.

Al preguntarle por la prevención, el psiquiatra precisó que posiblemente antes no había forma de educar para evitar el suicidio  infantil, pero “ahora es más fácil, hay más sensibilidad, preocupación, prevención y atención frente a estos casos. Los padres y maestros están más pendientes y saben que deben de acudir a un profesional al ver algúna conducta inusual en los niños. Antes decían que era para llamar la atención o cosas de la edad”.