El candombe es una expresión cultural afrouruguaya resultado del aporte de los distintos países venidos del continente africano, que en actos de resistencia recrearon sus manifestaciones. En él anidan los logros de la comunidad, la herencia, su religiosidad y la manera de exteriorizar todo esto.
Un día cualquiera de 1750, quienes estaban en el Puerto de Montevideo fueron testigos del desembarco de numerosos grupos de hombres, después vendrían las mujeres y más tarde los niños, todos forzados y esclavizados, separados a la fuerza de las familias que dejaron en la lejana África. El descenso de los barcos se repetiría por largos años.
Pues bien, al arribo fueron tratados como mercancías, vendidos y repartidos para ser esclavizados, su nueva residencia sería entonces una extraña tierra, en condiciones de vida que nunca hubieran imaginado.
Ahora pensemos cómo estos hombres pasaron por un mundo de sometimiento en un intento constante de sobrevivir, buscando la pertenencia a sus lazos culturales y a la caza de instantes propicios para sus prácticas religiosas, el canto y la danza.
Cabría una pregunta a todo esto, ¿qué traían en su equipaje? y la respuesta es: lo que tenían dentro suyo, y pues no es de olvidar que la mente, ese instrumento tan importante del individuo, que guarda para sí mismo los recuerdos de esos grandes hilos de cultura, fue puesta en acción. Por eso la riqueza de la cultura africana llegó a nutrir las poblaciones donde se asentaría, a la vez que fue un medio de resistencia.
Interesa acudir al candombe, porque es el centro de este artículo: “el término ka-ndombe significa “costumbre o danza de los ndombes”, y etimológicamente es un aporte Benguela, uno de los varios grupos introducidos a la Banda Oriental como esclavos durante la época colonial. Antiguamente se utilizaba esta palabra para designar genéricamente a las africanas”. (1)
El candombe es una expresión cultural afrouruguaya resultado del aporte de los distintos países venidos del continente africano, que en actos de resistencia recrearon sus manifestaciones. En él anidan los logros de la comunidad, la herencia, su religiosidad y la manera de exteriorizar todo esto. Es la manifestación musical más elocuente con que cuenta el Uruguay y, como dice Oscar Montaño, “se ha convertido en elemento cultural identificatorio autóctono uruguayo”.
Hay que tener en cuenta que las expresiones culturales se van resignificando con el paso del tiempo. Es así que el musicólogo Lauro Ayestarán dice que el candombe ha pasado por tres etapas, la primera está referida a su expresión religiosa realizada en forma secreta, que a la muerte de los primeros hombres esclavizados desapareció, la segunda etapa se caracteriza porque estaba abierta al público, a la que los cronistas de la época llamaron Candombe, que se bailaba en Navidad y Día de Reyes con influencia de danzas europeas, y por ultimo están las comparsas de los afrouruguayos del carnaval de 1870.
En la representación coreográfica del candombe participan El Gramillero, La Mamá Vieja, y El escobero, personajes fundacionales.
El candombe también permea las calles de Buenos Aires.
“En la figura del Gramillero, vestido con atuendo de la época colonial y una pequeña valija, está representado el “negro viejo”, el ancestro masculino, el “rey de la nación”, el “yuyero” o curandero tradicional africano”.
La mamá vieja es la figura ancestral femenina, se viste con falda ancha, sombrilla y abanico, personifica la bondad y representa a la reina de la nación.
El escobero se viste con taparrabo de cuero de oveja con espejitos, cascabeles y cintas de colores, representa al chaman de los grupos africanos, que al bailar limpia con los malabares de sus escobas el camino de los tambores y danzantes y los limpia de sus maleficios” (2).
Los tambores utilizados para el candombe son Chico, Repique y Piano, cada uno tiene un timbre especial.
Ya había comentado que llegaron desde distintos países de África, luego ellos se agruparon en “las salas de nación”, que hacen relación a su país de origen, pensadas como sitios seguros para resguardarse del extranjero y para desarrollar el canto, la danza, y la comunicación con los espíritus, pero en secreto, porque sus amos y el establecimiento no lo permitían. Se hacían fiestas para recolectar fondos y ayudar a la liberación de los suyos.
En la región rioplatense varias palabras bantúes dejaron su sedimento en el lenguaje corriente: bombo, batuque, bunda, bujía, cachimba, catinga, cafúa, conga, candombe, dengue, mandinga, malambo, matungo, milonga, mucama, quilombo, mondongo, etcétera (La ruta del esclavo en el Río de la Plata).
A la llegada de distintas lenguas de más de veinte pueblos africanos con diferentes idiomas y culturas, el candombe los arropó como si fueran un caleidoscopio y dejó su impronta en el tango.
Y esta historia se despide evocando a Ildefonso Pereda de Valdés:
Los tambores de los negros
“…Cuando la ciudad se apaga de luces y colores.
Y muere el carnaval en la primera aurora.
Los negros se retiran. Y mi corazón que es un tambor
al latir repite sordamente, locamente:
Borocotó, borocotó, borocotó, chás, chás
Borocotó. borocotó, borocotó, chás, chás”.
(1)ARAÚJO García , Agustina: Llamadas Madre
(2) GONZÁLEZ, Beatriz: La música afrouruguaya.