Aunque en otras regiones del departamento se produce también el bocadillo, de igual o mejor calidad, como por ejemplo el de Mogotes, este no ha trascendido las fronteras del departamento como el veleño.
El territorio santandereano es reconocido en el ámbito nacional por la calidad de su bocadillo, en especial el denominado veleño, producido en el municipio de Vélez, producto al que la Superintendencia de Industria y Comercio le otorgó, finalizando el mes de junio, la denominación de origen, como un reconocimiento a la calidad y tradición de más de 200 años.
Aunque en otras regiones del departamento se produce también el bocadillo, de igual o mejor calidad, como por ejemplo el de Mogotes, este no ha trascendido las fronteras del departamento como el veleño.
En la presentación de la empresa que gerencia el Ing. Sergio Mario Riberos Montero, dedicada a la elaboración de bocadillos en el municipio de Mogotes, hace referencia al origen de los mismos, haciendo alusión a la abundancia de la fruta en los territorios guanes y la incorporación de ella como manjar en sus platos, según hallazgos antropológicos en momias en el Municipio de la Mesa de los Santos y uno de sus corregimientos La Purnia.
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En el mismo escrito expresa el Ing. Riberos Montero, citando al investigador Arnulfo Moncayo, que los guanes denominaban la fruta como GUA-IA-VA, queriendo significar, fruta para llevar fuera de la mata. Igualmente, el azúcar era obtenido de la caña de una variedad dulce de maíz. Cecilia Restrepo, citada en el escrito, explica como los guanes elaboraban el bocadillo: “fabrican cedazos de totumo y fique (cabuya), envuelven sus preparaciones alimenticias en bijao y utilizan métodos de escaldado y colado de fruta”. El bocadillo logró tener un desarrollo importante durante la colonia, siendo un renglón importante de la economía de Mogotes, a la par de los tejidos de algodón, ganado, panela, sombreros, entre otros. Aún hoy en muchas de las pequeñas fábricas de bocadillos se conserva aspectos autóctonos en la elaboración del bocadillo guane.
También en el recorrido de la ruta del dulce santandereano (Bucaramanga a Bogotá), el turista no puede pasar de agache y no entrar al municipio de Floridablanca, allí se han desarrollado empresas que han diversificado la producción de dulces, tales como de leche de cabra, arroz con coco, de apio (conocido en Santander como arracacha), panuchas, dulce de cortado, entre otros. La gran mayoría de estos dulces son de pastilla (similar a un bocadillo) y para bajar el dulce, hacer la parada para comprar un delicioso pan a borde de carretera en el municipio de Aratoca.
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Ante la avalancha foránea, en donde cada día nuestras tradiciones se van diluyendo en el maremágnum de la globalización, vale la pena que personas como Julián Estrada, Lorenzo Villegas, Luis Gonzaga, que le han dedicado gran parte de su vida a “desempolvar” la gastronomía autóctona y tradicional colombiana, continúen en el rescate de la misma, porque cada rincón colombiano tiene una historia que contar, que, entra especialmente por el sentido del gusto.