¿Tenemos que referirnos a una ineficiencia fríamente calculada para no terminar nunca una obra – o un contrato- y hablar de un cartel que se lucra de los derrumbes?
Como ilustrando la situación que actualmente vive nuestro país, la caída del puente de Chirajara en la vía Bogotá-Villavicencio ha venido a convertirse en la metáfora de esta situación de atraso, degradación y violencia en que a nivel oficial nos hemos ido precipitando sin que logremos tomar conciencia de ello y recordando una vez más el reclamo de Baudelaire de que no puede darse el progreso material sin estar acompañado del progreso moral. El Sr presidente de la República en compañía del contratista de la obra inauguró privadamente el puente y pronunció unas palabras donde aseguraba que un puente como éste sólo podía construirse en países tan desarrollados como Suiza, Estados Unidos; sin llegar a pensar que la catástrofe estaba cercana y que en lugar de una demostración de progreso ingenieril , de un aporte de nuestra ingeniería al mundo, el puente se iba a convertir en lo contrario, en una demostración de criminal ineficiencia, de atraso cultural y que le ha costado la vida a diez trabajadores. ¿Cuántos miles y miles de millones se ha tragado el contratismo en la vía Bogotá-Villavicencio, cuántos cientos de víctimas en accidentes, derrumbes? ¿Tenemos que referirnos a una ineficiencia fríamente calculada para no terminar nunca una obra – o un contrato- y hablar de un cartel que se lucra de los derrumbes? La pregunta no es sobre un puente y sobre sus grandes especificaciones tecnológicas como en este caso sino sobre aquello que une un puente conquistando regiones alejadas, redimiendo periferias en un país donde el concepto de Obras Públicas como el concepto de Transporte desconocen su significación primordial, su misión histórica gracias a la corrupción administrativa. Desarrollo tecnológico, nuevos materiales de construcción, definición del concepto de estructura en la ingeniería para revolucionar los sistemas de construcción y permitir los nuevos edificios en altura, la majestad de los nuevos puentes. Ove Arup y la insólita belleza del Kingsgate bridge, Eladio Dieste y sus cubiertas “cáscaras de huevo” la ingeniería agregando belleza nueva al desarrollo tecnológico, la ingeniería como creación estética. ¿Nació y se ha desarrollado la ingeniería para contribuir a la felicidad humana haciendo frente a los retos de la topografía, o para, olvidando su ética, su estética, crear oficinas de ocasión para responder a grandes contratos oficiales? ¿El ”cuántos contratos me va a dar este gobierno”, no es acaso la definición de la degradación de una disciplina y el principio de la corrupción de un gobierno? ¿Ingenieros convertidos en mudos empleados frente a la deshonestidad de capitales de ocasión? ¿Qué puede esperarse de convocatorias donde se premia el proyecto de más bajo costo y se olvida el que más calidad incorpora tanto en el diseño como en los materiales?
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El Colombiano señala -17 enero, 2018- las siguientes obras públicas que quedaron con fallas o sea con errores de construcción: Túnel de Crespo, Ruta del Sol2, carretera Buga-Buenaventura, Transversal Cafetera, Puente Chart, este con siete personas heridas, decenas de vehículos colapsados por fallo de la estructura. Decenas de puentes veredales han colapsado afectando la vida de las comunidades, de los niños en sus desplazamientos escolares. Decir que “este fallo es uno entre cinco mil” o que “no ha pasado nada” son exabruptos que ilustran la irresponsabilidad de nuestra dirigencia. Mientras no haya progreso moral los puentes se seguirán cayendo.