No es tan sencilla una respuesta como la del juglar. Facundo habla de Alicia y las palomas y otras cosas no banales que alegraban su vida. A los demás se nos puede ir en encontrarle el gusto. Hay recetas de hágalo fácil, como pegarse de la Biblia y otros libros consagrados y no tan sagrados pero que, tratándolos como tales, te resuelven. Y así hay investigadores que han pasado toda su vida desenredando el crespo o haciéndole venias a personajes. El tamaño del infinito resultó ser muy personal.

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En la academia el asunto no es sencillo, antes de la de Platón se discurrió bastante, y en ocasiones agria y fogosamente, pues los griegos no eran ajenos a las piras que intentaban borrar de la tierra las enseñanzas de los otros. Que lo digan pitagóricos y herméticos que se incendiaban fervorosamente. Y cuando Omar incendió la biblioteca de Alejandría intentó saldar toda discusión de esa manera. En pequeño algún procurador nuestro ensayó en su juventud esa salida. El tema serio tiene su narración.

Cuando la Antropología moderna empieza su labor tiene que diferenciarse de las narraciones de viajeros y cronistas sobre las comunidades desconocidas que le habían aportado a la empresa colonialista. El conocimiento de los pueblos de “ultramar” estuvo asociado a su dominación, explotación y control. Sin dudas la ciencia del hombre tuvo ese oscuro comienzo y quizás no ha logrado separarse completamente de esas tareas pragmáticas y tiene sus dolorosos capítulos asociados a la guerra, al control territorial o a fines aún más nefastos, como la experimentación y la obtención de tejido humano para fines comerciales.
A su vez esa disciplina ha tratado de separarse de las cuestiones que tienen que ver con la jerarquización; el asunto es que no todas las culturas logran posibilitar una buena vida. La disciplina que llamamos Historia de la Cultura, como la practicaron Heródoto, Jacobo Burckhardt o Ernst Gombrich, sí tenía claro lo que podía considerarse un ideal de la cultura deseable, casi perfecto, el referente obligado es el periodo del imperialismo de Pericles, la misma época en la cuál va a surgir la filosofía griega clásica. En el siglo 20 se va a volver un tema que hoy tiene la máxima vigencia. ¿Qué puede considerarse una buena vida? El panorama es tan variado como sociedades o individuos. Pero la respuesta no es tan banal como las lágrimas de otro cantante, menos creativo que el nombrado al comienzo, ante su avión de 30 millones de dólares y sus seguidores quizás lo hagan ante uno de juguete.

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Y una cosa es que tu idea de buena vida te la definan los medios masivos y otra que sea el resultado de un esfuerzo, de una búsqueda apasionada que nos dice que no son todos los libros, son algunos cercanos y no todos los amores, son otros agridulces; pero a nadie contrariaré si me dice que lo suyo es la gloria y permanecer en la memoria o que simplemente se ven como flor de diente de león llevada por el viento. Pero lugar importante sí tienen ingresos, trabajo, salud, educación, paz, servicios, aire limpio, seguridad, tiempo libre, cosas escasas o desconocidas para la mayor parte de los colombianos.