Francisco se encontrará con el presidente birmano, Htin Kyaw, y con la líder de facto del Gobierno y premio Nobel de la Paz en 1991, Aung San Suu Kyi.
El papa Francisco emprende esta noche una visita a Birmania (Myanmar) y Bangladesh, que empezará mañana y concluirá el 2 de diciembre, para llevar su apoyo a las pequeñas comunidades católicas, al diálogo y la reconciliación en pleno drama de los rohinyá. Francisco afronta uno de sus viajes diplomáticamente más difíciles que incluye Birmania, un país acusado incluso por Estados Unidos de estar realizando una "limpieza étnica" contra la minoría musulmana de los rohinyá, a la que discrimina y persigue, lo que ha obligado a cientos de miles de ellos a huir a los países limítrofes.
Esta semana, los gobiernos de Dacca y Naipyidó firmaron un memorando de intenciones que abre el camino para el regreso de los mas de 650.000 desplazados rohinyá, pero sin dar detalles de cómo regresarán ni en qué condiciones, ya que Birmania no les reconoce como ciudadanos.
Una situación tan delicada que incluso la Iglesia local ha pedido a Jorge Bergoglio que no pronuncie el término rohinyá, a pesar de que el pontífice ya ha denunciado su situación en varias ocasiones, para evitar problemas y brotes de violencia entre los más extremistas. El pontífice comienza a las 21.40 hora local (19.40 GMT) este viaje definido "al viejo estilo" por el portavoz del Vaticano, Greg Burke, debido a las dificultades de comunicación y la falta de directos televisivos como eran antes de las visitas papales.
Llegará al día siguiente a las 13.30 hora local (06.00 GMT) al aeropuerto internacional de Rangún y no hay previsto nada en su agenda, pero Francisco podrá sorprender con algún acto no oficial. El primer viaje de un pontífice a Myanmar, país con quien firmó las relaciones solo el pasado mayo, comenzará oficialmente con su visita a la capital, Naipyidó, para reunirse con las autoridades en el palacio presidencial. Se encontrará con el presidente birmano, Htin Kyaw, y con la líder de facto del Gobierno y premio Nobel de la Paz en 1991, Aung San Suu Kyi.
Posteriormente, pronunciará su primer discurso tras reunirse con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, y después volverá a Rangún. Se trata de un viaje pastoral, como recuerdan en el Vaticano, por lo que Francisco manifestará su cercanía a la pequeña comunidad cristiana en Birmania integrada por apenas 650.000 personas.
Para ellos, Francisco celebrará misa el miércoles 29 de noviembre en el estadio Kyaikkasan Ground donde se espera la asistencia de 200.000 fieles procedentes de todos los rincones del país. Francisco también se reunirá con el Consejo Supremo de la Sangha de los monjes budistas, un órgano que agrupa a los máximos jefes de la rama budista dominante, en el centro Kaba Aye.
El 30 de noviembre se entrevistará en privado en su residencia en Rangún con el jefe de las Fuerzas Armadas de Birmania, Min Aung Hlaing, un encuentro que no estaba previsto pero que ha sido aconsejado por la Iglesia birmana. Ese mismo día, Francisco se reunirá con los jóvenes en la catedral de Santa María. Después se trasladará a Dacca, la capital de Bangladesh, donde en en su primer acto acudirá al monumento de los Mártires Nacionales de Savar, en memoria de la guerra de Liberación del país de Pakistán (1971).
Se trata del segundo viaje de un papa a Bangladesh, después del realizado por Juan Pablo II en 1986, ya que en la visita de Pablo VI en 1970 ese territorio pertenecía aún a Pakistán. Francisco visitará el Museo de la Memoria de Bangabandhu, para homenajear al considerado padre de la patria y después se reunirá con el presidente, Abdul Hamid. El viernes 1 de diciembre celebrará una misa con 16 ordenaciones sacerdotales en el parque Suhrawardy Udyan, al igual que hizo Juan Pablo II, y que tendrá relevancia en un país que cuenta con apenas 400 sacerdotes.
Por la tarde mantendrá un encuentro interreligioso y ecuménico por la paz en el jardín del arzobispado. En este contexto, Francisco se encontrará con un grupo que representará a la minoría musulmana de los rohinyá, que a pocos kilómetros de aquí se hacinan en condiciones infrahumanas tras huir de Birmania y que será, sin duda, el momento simbólico del viaje.
También mantendrá encuentros con la comunidad católica y los religiosos, que son cerca del 0,3% de la población, aproximadamente medio millón de personas, pero con una importante red de ayuda sanitaria y de escuelas.