En esta edición de prospectiva económica, Fedesarrollo mantiene su proyección de crecimiento para 2017 en 1,7% y para 2018 en 2,4%, pero con riesgos a la baja. Para el mediano plazo, estiman que la economía tendría una recuperación gradual hasta llegar a un crecimiento de 3,2% en 2021.
La prospectiva económica de diciembre de 2017 de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo), dio a conocer que el crecimiento económico durante este año podría alcanzar un 1,7%, en el que la recuperación de la actividad productiva fue más lenta y gradual respecto a lo que se anticipaba.
Lo anterior se explica principalmente por el peor desempeño de la demanda interna, que afectó a sectores como la industria, la construcción y el comercio. Sin embargo, en el segundo semestre la economía comenzó a dar señales de recuperación, que se materializarían a lo largo del próximo año.
Este crecimiento se da en un contexto económico mundial en el cual se han estabilizado los riesgos en el corto plazo, pero con cierto grado de incertidumbre en el mediano plazo: "si bien las economías avanzadas tendrán un mejor desempeño el próximo año, existen ciertos riesgos asociados a la normalización de la política monetaria y los recortes a la liquidez mundial, sumados a las tensiones geopolíticas, entre otros", expuso la entidad.
En este contexto, para América Latina se espera una recuperación gradual con expansiones de 1,2% en 2017 y 1,9% en 2018, pero con riesgos a la baja asociados a la debilidad de la demanda interna y a las difíciles condiciones políticas de algunas de las economías más importantes de la región.
A nivel local, Fedesarrollo espera que el crecimiento de la economía colombiana para 2018 se ubique en 2,4%, por encima del promedio de América Latina, pero con riesgos a la baja para la dinámica productiva.
La corrección de la inflación, el desvanecimiento del choque adverso de la Reforma Tributaria y los precios del petróleo por encima de US$60 el barril, "contribuirán a un repunte de la demanda interna a partir de 2018, además de una recuperación de las ventas externas y, por ende, una corrección del déficit de cuenta corriente".
En este orden de ideas, "la economía colombiana ya pasó lo peor del ajuste, pero enfrenta nuevos retos para el mediano plazo, para los cuales será esencial la aprobación de reformas que despejen la incertidumbre en materia fiscal y mejoren la productividad del país", agregó.
La recuperación de la actividad económica mundial, que inició a finales del 2016, se mantuvo a lo largo del 2017, gracias al crecimiento de las economías desarrolladas y de China, además de un mejor desempeño en las economías emergentes, según Fedesarrollo.
Lo anterior ha ocurrido en un entorno de amplia liquidez mundial y baja volatilidad, que han aumentado el apetito por el riesgo y los niveles de apalancamiento. Adicionalmente, la mejora en los precios del petróleo y otros commodities en 2017, especialmente en la segunda mitad del año, contribuyó a que las economías emergentes exportadoras de materias primas mejoraran su posición externa.
En el tercer trimestre de 2017, "la economía colombiana tuvo un crecimiento de 2,0%, con una recuperación frente al desempeño de los trimestres anteriores. El consumo total se recuperó frente a los niveles observados en 2016, explicado principalmente por una mayor expansión del consumo público, mientras que el consumo de los hogares continúa débil", señaló la entidad.
De la misma forma, la inversión total presentó pequeñas variaciones anuales, principalmente por el pobre desempeño de la inversión en edificaciones y en obras civiles diferentes a las mineras.
Por ramas de actividad productiva, Fedesarrollo recordó que los sectores agropecuario, de establecimientos financieros y las actividades sociales han registrado un crecimiento importante, mientras que las actividades de la minería, construcción y la industria continúan presentando contracciones.
Por su parte, las exportaciones crecieron 4,5% frente al mismo periodo en 2016, mientras que las importaciones moderaron su crecimiento.
Los indicadores más recientes de actividad económica muestran señales mixtas. En octubre, el Índice de Confianza Industrial (ICI) exhibió una contracción frente al mismo mes del año anterior y se ubicó en el nivel más bajo para ese mes desde 2009.
Por otra parte, el Índice de Confianza Comercial (Icco) aumentó, pese a que se mantiene en valores ligeramente inferiores a los registrados en 2016. De otro lado, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) mostró una caída importante a principios de año y se ubicó en el nivel más bajo desde noviembre de 2001.
Para Fedesarrollo, la confianza comercial en el primer semestre del año se recuperó con respecto a los niveles del año anterior, "pero en en el segundo semestre este balance continúo en terreno negativo y es considerablemente inferior a los niveles que tenía un año atrás". En los tres primeros trimestres, el desbalance externo "continuó el proceso de ajuste que se inició en el año 2016".
Además, agregaron que en lo corrido del año hasta septiembre, el déficit en la cuenta corriente como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se redujo de 4,8% a 3,7% del PIB entre 2016 y 2017. La corrección del déficit se explicó por un comportamiento favorable de la balanza comercial, principalmente por el aumento de las exportaciones tradicionales, debido a los mayores precios de los commodities.
En el frente monetario, a pesar del repunte de los meses recientes, la inflación ha tenido una tendencia favorable, explicada en mayor grado por la fuerte corrección en los precios de los alimentos, favorecida por la disipación del fenómeno de El Niño, y en menor grado, por las menores presiones en los precios de los bienes y servicios transables gracias a la estabilización del tipo de cambio, que llevaron a la inflación a ubicarse en 4,12% en noviembre, 1,84 puntos porcentuales por debajo del mismo mes de 2016.
En este contexto, Fedesarrollo destacó que la Junta Directiva del Banco de la República ha continuado con su proceso de reducción de tasas de interés, llevándola hasta 4,75%, acumulando una reducción total de 300 puntos básicos (pbs) trece meses después del inicio de su ciclo descendente, en noviembre de 2016.
En el frente fiscal, Standard & Poor’s redujo su calificación crediticia soberana en moneda extranjera para Colombia a BBB-, como resultado de las preocupaciones en torno a la debilidad de la posición fiscal y externa. La calificadora enfatizó que "si bien la economía colombiana ha tenido ajustes importantes, el cumplimiento de los objetivos de la regla fiscal se ha basado parcialmente en recursos extraordinarios y la efectividad de la reforma de 2016 ha sido más baja de la inicialmente esperada", expuso la entidad.
Si bien el país mantiene el grado de inversión, para Fedesarrollo la decisión de S&P pone de manifiesto que los desafíos fiscales en el mediano plazo incluyen cumplir con la regla fiscal más allá de 2018, en medio de una baja flexibilidad de gastos y del limitado poder de negociación del Gobierno para hacer ajustes adicionales.
En este orden de ideas, aunque el proceso de ajuste de la economía ya tocó fondo, "persisten grandes retos en el plano fiscal, monetario y externo por lo que su recuperación será gradual en el mediano plazo", concluyó el informe.