La frase: El Mexicano no se cansa, fue muy recurrente y reveladora, hablando de la situación de la capital del mundo en el supuesto caso que sólo por un día, ningún mexicano fuera a su trabajo.
Si algo escuche reiterativamente en New York en la tercera semana de diciembre, fue la frase: “El Mexicano no se cansa”, fue muy recurrente y reveladora, hablando de la situación de esta ciudad en el supuesto caso que sólo por un día, ningún mexicano fuera a su trabajo. Con casi 10 millones de habitantes, unos 22 en el área metropolitana, es una de las ciudades más densamente pobladas. La cifra a diciembre de 2017 estaba muy cerca de 11.000 personas por kilómetro cuadrado. Aunque los mexicanos no constituyen la nacionalidad con la mayor cantidad de inmigrantes en esta zona metropolitana, son tan importantes que las dinámicas articuladoras de los demás inmigrantes del mundo, con esta gran manzana, las facilitan ellos y son de admirar. Los mexicanos los reciben bien, les enseñan a sobrevivir en la ciudad, además de ponerle la mejor actitud a la vida, generarle esperanza a todo el que se encuentre con ellos y tener claro que para el trabajo y la fiesta la respuesta siempre es Sí, aunque pasen días y día sin dormir. Viven felices por poder apoyar a sus familias desde acá, aunque eso implique verlas solamente un par de veces en toda su estadía en la capital del mundo.
La compañía de estadísticas de New York dice que a 2017 ya la cifra de turistas al año superaba los 50 millones, de esos, no hay ninguna forma de saber cuantos se quedarán en esta ciudad como inmigrantes, se hace una evaluación cada año estimando el número de posibles nuevos inquilinos que tiene la capital del mundo, sin embargo, es muy lejana a la realidad.
Paradójicamente a lo que se piensa, esta gran ciudad global, cuida mucho a sus inmigrantes, sabe perfectamente que son el motor de la economía neoyorquina, solamente en las remesas enviadas cada mes a los países de origen, generan al sistema bancario un apoyo importante, al punto que no le interesa a estos bancos la situación legal de la persona que decide abrir una cuenta en su establecimiento, entonces no tienen papeles, ni tarjeta verde, no tienen permiso para trabajar, pero si tienen dos o tres tarjetas de crédito, habilitadas, algunas membrecías a grandes tiendas como Macy´s o Costco y una licencia de conducir, suficiente para existir en lo Estados Unidos, para moverse sin problemas por todo el país, ir a los hoteles, tomar aviones y hacerse a una bolsa Coach, la marca emblemática de esta ciudad.
Conocí personas con más de 15 años de vida feliz en NY, sin un panorama a corto plazo que garantice que algún día tendrán una situación diferente a su ilegalidad. Hace 10 años, el departamento de planeación de New York decía que el 36% de la población de la ciudad no había nacido en el país y de los cuales el 80% eran inmigrantes sin tarjeta verde, la proyección a hoy es casi del 50%, esto es, unos 2 millones de inmigrantes trabajando diariamente y generando ingresos que se enviarán seguramente a sus países.
Me dicen que la alegría de New York son los mexicanos y en muy poco tiempo cualquiera lo puede comprobar. Además del ejemplar comportamiento, al llenar el Madison Square Graden para ver ganar a Saúl “El Canelo” Álvarez, en toda la ciudad son admirados y reconocidos. También, ellos mismos decían que si le “echaran ganas” de la misma manera trabajando en su país, serían mejor que este por mucho. “En México, si nos cansamos”, me termina diciendo mi amigo Paco, de Veracruz, en la 8va Avenida, con la 34 Street.