Medellín será sede del Tercer Encuentro por la Verdad sobre niños, niñas y adolescentes. La cita es este 21 de noviembre, en la Casa Museo de la Memoria, y el 22 de noviembre, en la Bodega de Comfama.
En el diálogo público iniciado por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y la Universidad de los Niños de Eafit el pasado 25 de octubre, se reveló que, de acuerdo con el Registro Único de Víctimas al 1 de agosto del 2019, de las 8.874.110 personas víctimas del conflicto armado registradas, 2.312.707 son niños, niñas y adolescentes. Es decir, casi el 30% de las víctimas en Colombia.
Dicho diálogo fue preparatorio del Tercer Encuentro por la Verdad, que se realizará el 21 y 22 de noviembre de este año, en Medellín, y en el que confluirán víctimas de todo el país. “Serán reconocidas en su dignidad, en su resistencia y su aporte a la construcción de paz por parte de la Comisión de la Verdad en nuestra ciudad”, expresó Ana María Londoño, jefe de la Universidad de los Niños.
La reunión contó, además, con la presencia del presidente de la Comisión, Francisco de Roux; el rector de la Universidad Eafit, Juan Luis Mejía; dos representantes del municipio de San Rafael, quienes en su niñez fueron afectados por el conflicto armado, y un miembro de la Fundación Aulas de Paz, exintegrante del Bloque Central Bolívar, que acudieron a ofrecer su testimonio.
El país ya ha presenciado otros dos Encuentros por la Verdad de alcance nacional, los cuales buscan revelar las dimensiones y la crudeza del conflicto armado y a la vez la capacidad de resiliencia de las personas victimizadas. El primero, en Cartagena, realizado el 26 de junio de 2019, que se centró en el reconocimiento de las mujeres y personas Lgbti que sufrieron violencias sexuales en el conflicto armado, #MiCuerpoDiceLaVerdad, de lo cual hasta hoy, según la Unidad de Atención y Reparación Integral de Víctimas, son más de 29.000.
El segundo, realizado entre el 26 y 28 de agosto en Pasto. Este acogió a las madres y familias buscadoras de personas desaparecidas, con el objetivo de hacer visible su realidad y persistencia. Este evento fue impulsado también por la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, #ReconocemosSuBúsqueda.
Sobre este flagelo en Colombia existen cifras contradictorias, pero la Unidad y las organizaciones de familiares y buscadores han podido determinar que existen cerca de 120.000 casos en el país.
No obstante, este tercer Encuentro por la Verdad en Medellín, se centrará en el reconocimiento de niños, niñas y adolescentes y de las victimizaciones que han vivido dentro del conflicto armado. Se busca dar cuenta de los contextos en los que estas se producen y sus impactos, “y nos referimos no sólo al reclutamiento forzado sino a asesinatos, tortura, desaparición forzada, desplazamiento, secuestro, entre otros; pero además de eso, buscamos reconocer los afrontamientos, es decir, cómo las personas y las comunidades han resistido y se han reconstruido después de los hechos”, afirmó Max Yuri Gil, coordinador de la macro-región Antioquia y Eje Cafetero de la Comisión de la Verdad.
Este 21 de noviembre, el diálogo comenzará en la Casa Museo de la Memoria, a partir de las 9:00 a.m. y hasta las 12:00 del mediodía. En la tarde, se harán dos encuentros descentralizados, de 2:00 a 5:00 p.m., uno en el Parque Biblioteca de la Comuna 13 y otro, simultáneo, en la sede de Comfama de Aranjuez. El 22 de noviembre, también de 2:00 a 5:00 p.m., tendrá lugar el encuentro central en la Bodega de Comfama, sector Industriales, y el cierre se hará con un concierto “con un mensaje de esperanza y de vida”, concluyó a esta idea Max Yuri Gil.
Los Encuentros por la Verdad son diálogos que pretenden integrar a todos los sectores de la sociedad en la reflexión sobre los impactos de lo sucedido en el conflicto armado. También responden a los cuatro objetivos del Mandato Constitucional que le ha sido asignado (Decreto 588 de 2017) y que incluye:
Ante las cifras presentadas en el encuentro preparatorio en Eafit, el rector Juan Luis Mejía, señaló el desafío de “¿Cómo crear una sociedad coherente, solidaria, fraternal cuando los niños en sus primeros recuerdos están marcados por la violencia?”. A lo que el jesuita Francisco de Roux añadió: “Las víctimas tienen la autoridad moral que nadie tiene para poder emerger desde allí y decir: los colombianos no podemos ser solamente esto. Los colombianos somos capaces de volvernos a re-construir y necesitamos que de eso se apropien las universidades, los jóvenes, las comunidades negras, indígenas, los campesinos, los forjadores de opinión, las iglesias, los militares, todos”.
A propósito de los Encuentros de la Comisión de la Verdad sobre los niños, niñas y adolescentes que durante el conflicto armado con las Farc y los paramilitares sufrieron la violencia, propongamos a los estudiantes de Competencias Ciudadanas de los grados décimo y undécimo a identificar mediante conversaciones de clase, con sus allegados, y búsquedas en los medios de comunicación, cuáles son los hechos victimizantes que han afectado a la infancia colombiana en el conflicto y a analizar cómo esos hechos son formas de discriminación que ocurren una vez y permanecen en el tiempo.
Sobre el reconocimiento de las afectaciones, abramos una lluvia de ideas, que tendrá dos estudiantes moderadores y dos relatores, en la que los alumnos propondrán acciones para reparar y restituir los derechos a los afectados, así ellos ya no sean menores de edad. También identificarán a los responsables de esa reparación y restitución, así como los recursos -no sólo materiales- para ofrecerla. Al finalizar el encuentro, el grupo priorizará las cinco acciones relevantes y construirá con ellas un documento que presentar a las autoridades escolares, para que ellas, a su vez, lo eleven a las autoridades municipales y a la Comisión de la Verdad.
Con este ejercicio vamos a desarrollar la competencia “reconozco las situaciones de discriminación y exclusión más agudas que se presentan ahora, o se presentaron en el pasado, tanto en el orden nacional como en el internacional; las relaciono con las discriminaciones que observo en mi vida cotidiana”.
Ana Cristina Jiménez, enlace municipal de atención a víctimas San Rafael.
“¿Qué me parece duro de esto? Yo siento que las familias quedamos muy fracturadas, los que logramos quedar junticos, porque yo tengo compañeros a los que no les dejaron a nadie, no les dejaron ni con quién consolarse. Y aunque ya han pasado 17 años desde esa masacre, nosotros como familia no hemos sido capaces de sentarnos a hablar de lo que nos pasó. Optamos por un silencio total. Pienso que psicológicamente esto nos tiene muy afectados, porque no se han generado dentro de los núcleos familiares espacios para conversar de lo que vivimos como familia y cómo nos afectó a cada uno. Yo siento que cada uno de nosotros elaboró su duelo en medio de profundas soledades, todo el tiempo”.
“Le digo a los campesinos y a las comunidades: la paz la hacemos acá. Nosotros somos los empoderados y los llamados a que en este territorio no se vuelva a cotidianizar la guerra como ocurrió en tiempos pasado”.
William Alexander Flórez, líder social y concejal del municipio de San Rafael.
“Ese sábado, recuerdo que mi padre la noche anterior me dio el abrazo que nunca me había dado en la vida, un abrazo duradero y me dijo: pórtese bien, hágale caso a su mamá y cuídeme mucho a la niña”.
“En medio del dolor, en ese tiempo de infancia, los sueños se truncan, pero no para siempre”.
Oscar Montealegre, miembro de la Fundación Aulas de paz, excombatiente del Bloque Central Bolívar de las AUC.
“Ustedes que son el futuro del país, tienen que trabajar por los nuevos niños. Tal vez nosotros fuimos hijos de la guerra y no queremos que nuestros hijos se conviertan en víctimas de los hijos de las víctimas, porque esto es algo que se recicla a diario y creo que cada uno de los que están aquí, tienen la misión de trabajar desde donde esté, desde la academia”.
Francisco de Roux, presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición.
“La Comisión para el esclarecimiento de la Verdad quiere presentarle al país, dentro de dos años, unas 5 o 7 ideas básicas, una especie de 'acuerdos sobre lo fundamental' como lo decía Álvaro Gómez. 5 o 7 cosas que, si hacemos juntos, todas, todos, podemos lograr que este país no siga haciendo la barbarie”.