Estamos convencidos de que independientemente de quién resulte electo, urge nuestra participación incidente en la construcción de planes y acuerdos de país.
Julián Moreno Parra y Luz Enith Castro*
Transcurrida la primera vuelta en la campaña presidencial, se evidenció un avance para la democracia, en clave de participación electoral: más de la mitad de las personas aptas para votar ejercieron su derecho, una cifra record en la historia del país. Además, estas elecciones serán recordadas por contar con más de cinco propuestas de diferentes corrientes políticas alrededor de las cuales se realizó el mayor número de debates previos a una primera jornada de votación, así no hayan participado en todos el grupo completo de candidatos.
De acuerdo con el Índice de Transformación de Bertelsmann Stiftung (BTI) que evalúa éxitos y reveses en el camino de consolidar democracias basadas en el estado de derecho, en 2017 Colombia ocupó el puesto número 38 en la dimensión de transformación política, por debajo de Uruguay (1), Chile (7) Argentina (19), Brasil (23) y Panamá (29). Con la urgencia de continuar mejorando en la participación social sobre lo público, revive nuestra inquietud por el rol que desempeña la sociedad civil en temas tan importantes como la educación.
En el sector educativo, la sociedad civil agrupa a organizaciones que de manera voluntaria y auto-sostenible actuamos en lo público con el propósito de ser puente entre instituciones y sector privado, articular iniciativas que contribuyan a mejorar la educación, exigir cumplimiento de responsabilidades a los actores del sistema educativo y realizar seguimiento a los programas de gobierno.
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Con un panorama nacional que se debate entre extremos políticos, la sociedad civil no escapa a interpretaciones polarizadas. Unos consideran que estamos desdibujados y tenemos poca influencia en lo público, y otros que nuestra activa relación con las instituciones del gobierno nos hace perder independencia y capacidad para hacer seguimiento a los programas.
Ni lo uno, ni lo otro. La experiencia reciente de iniciativas como NiñezYA, #LaEducaciónImporta, Todos por la Educación o Educación Compromiso de Todos, es un claro ejemplo de cómo la sociedad civil fortalecida puede aportar con postura crítica al desarrollo de políticas públicas para el mejoramiento de la educación, y contribuir desde la experiencia y el conocimiento de los contextos regionales, con información para orientar la toma de decisiones pertinentes a las necesidades en educación del país.
A tan solo dos días de elegir un nuevo gobierno, y llegado el momento de hacer balances, quiénes hacemos parte de organizaciones de la sociedad civil tenemos que asumir la responsabilidad de revitalizar nuestros acuerdos de trabajo y articularnos en torno a nuevos esfuerzos que contribuyan a garantizar el derecho a aprender, al cierre de brechas y a una inversión de recursos eficiente y con transparencia.
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El Informe Nacional sobre el Estado de la Educación en Colombia que venimos preparando y que entregaremos al país próximamente es un importante instrumento de seguimiento para determinar el estado actual de la educación, los logros alcanzados en los últimos ocho años y los proyectos a emprender o a continuar en temas prioritarios como educación rural, formación de docentes y directivos escolares, financiación y calidad educativa. El país necesita contar con información actualizada y clara para visibilizar temas estructurales que no dan espera, cifras y datos que sean referentes para orientar los debates, acuerdos y la hoja de ruta del nuevo gobierno.
Desde la Fundación Empresarios por la Educación convocamos a los diferentes actores comprometidos con la educación, a fundaciones, empresarios, organizaciones y medios de comunicación, para que con una postura clara y contundente sumemos esfuerzos en pro de que se establezcan planes ambiciosos para la trasformación del sector y para que la educación como derecho sea una realidad de todas y todos los colombianos.
Ya conocemos lo que se plantea de uno y otro lado, hemos evidenciado las fortalezas y las grandes ausencias de propuestas en temas estructurales para el sector. Estamos convencidos de que independientemente de quién resulte electo, urge nuestra participación incidente en la construcción de planes y acuerdos de país, así como en el acompañamiento y seguimiento al próximo gobierno para que cumpla, con calidad y transparencia, con sus responsabilidades.
* Asesor y subdirectora línea incidencia en la Fundación Empresarios por la Educación, una organización de la sociedad civil que conecta sueños, proyectos, actores y recursos para contribuir al mejoramiento de la calidad educativa.