De la solución a problemas de la educación rural, poco o nada se ha escuchado a las autoridades educativas del país, porque todo lo han direccionado al uso del internet.
Una de las lecciones que nos deja el aislamiento está relacionado con el impacto en la educación en todos los niveles, desde la educación inicial hasta la formación universitaria.
Los diferentes actores directos e indirectos en la educación muchas veces son reacios a los cambios exigidos por las dinámicas del entorno, y se escuchaba a muchas instituciones, padres de familia, docentes e incluso a los estudiosos irse en contra de apoyar los procesos educativos con el uso de las tecnologías de la educación y comunicación, incluso en otrora, una ministra de Educación fue escéptica frente a la formación virtual, en especial, las carreras de educación no presenciales.
Hoy, cuando la realidad nos obliga a cambiar el chip, esta cogió al sector educativo, como se dice vulgarmente con los “calzones abajo”, sin estar preparado para esto, salvo algunas instituciones que se embarcaron en proyectos tecnológicos, ya sea como apoyo a la presencialidad o con programas 100% virtuales, sobre todo en la educación superior.
El ajuste a la fuerza del modelo de educación en casa, porque no se puede denominar educación virtual, porque esta tiene connotaciones diferentes, obligó a directivos docentes y docentes a no darle la espalda a los beneficios de las TIC en el proceso formativo y de ahora en adelante las aulas cambiarán, porque sus principales habitantes, los estudiosos, sobre todo los de primaria y bachillerato tienen una gran capacidad de adaptación a las contingencias y muchos de ellos han adaptado aquellas para sus procesos académicos, qué difícilmente podrán ser sacadas de los salones de clase cuando se pueda regresar a la vida académica normal.
Aparte de la adopción de las TIC en la educación, la covid-19 destapa otra dificultad en relación con la educación rural. Allá en el campo, en dónde la conectividad es precaria, y a duras penas en las familias se cuenta con radio y un televisor no inteligente, muchas de esas escuelas rurales están lejanas de los centros poblados, sin posibilidad de acceso fácil a una fotocopiadora o sala de internet para enviar las actividades dejadas por los docentes, este es un gran problema, y de su solución poco o nada se ha escuchado a las autoridades educativas del país, porque todo lo han direccionado al uso del internet como facilitador en el proceso de aprendizaje.
Antes de la llegada del internet, en el país la educación inclusiva y su ampliación de cobertura se hacía a través de la televisión y radio. Primaria por la pantalla mágica y bachillerato por el transistor, incluso, los cursos no formales de aquel entonces, hoy denominados educación para el trabajo y el desarrollo humano se podía hacer por correspondencia. Ante la desescolarización por el covid-19, se hace necesario la unificación del currículo, sobre todo en la educación pública, para volver a reactivar la radio y la televisión como vehículos mediadores en el proceso formativo y así poder avanzar en la educación básica (primaria y secundaria hasta grado noveno) y educación media (décimo y undécimo) tratando de cerrar la brecha de los centros urbanos qué tienen facilidad de conectividad con aquellos que carecen de la misma, incluso en las ciudades en los estratos en estado de vulnerabilidad el acceso a la educación mediada por la virtualidad es bastante precaria.
El regreso de la educación por los medios masivos tradicionales de comunicación es un imperativo ante la situación actual derivada por el covi-19.