Para salir elegido, un candidato necesita obtener el respaldo de una mayoría simple de la Asamblea General, donde cada uno de los 193 Estados miembros cuenta con un voto.
La canciller de Ecuador, María Fernanda Espinosa, y la embajadora de Honduras ante la ONU, Mary Elizabeth Flores, se enfrentan este martes en las elecciones por la presidencia de la Asamblea General de Naciones Unidas.
En una votación secreta, los 193 Estados miembros de la organización deben decidir quién liderará la Asamblea General durante el 73 periodo anual de sesiones, a partir de septiembre próximo, en sustitución del eslovaco Miroslav Lajcak.
Gane quien gane, por primera vez una mujer latinoamericana presidirá este órgano, uno de los principales de la ONU y en el que están representados todos los países.
La Presidencia de la Asamblea General corresponde cada año, por turno, a una región determinada y en esta ocasión recae en América Latina y el Caribe, que llega dividida a la votación y en medio de un choque diplomático entre los dos Estados aspirantes.
Honduras llevaba años trabajando en su candidatura y defiende que Ecuador se había comprometido en 2015 a respaldar sus aspiraciones, algo que niega el Gobierno ecuatoriano.
Por sorpresa, Ecuador propuso el pasado febrero a Espinosa como candidata, una decisión que llevó a Honduras a expresar oficialmente su “malestar y sorpresa” y a pedir que se retirara la postulación de la canciller ecuatoriana.
La candidatura de Honduras cuenta con el respaldo explícito de varios países latinoamericanos como Colombia o Brasil, mientras que otros como Venezuela han confirmado que votarán por Ecuador.
Tanto Espinosa como Flores se sometieron el pasado mes de mayo al examen de los Estados miembros, en sendos diálogos en los que defendieron sus programas y prioridades.
Desde entonces, han seguido trabajando con el fin de recoger apoyos entre los países de todo el mundo, en una situación poco habitual, dado que tradicionalmente los grupos regionales pactan un nombre y las elecciones se celebran sin competencia.
Además de la preferencia de los países por una u otra aspirante, en la elección entran también en juego alianzas internacionales, intereses geopolíticos y cuestiones específicas de la agenda multilateral.
La cuestión palestina, por ejemplo, se presenta en este caso como una de las claves de la elección, con Ecuador ofreciendo su pleno apoyo a las aspiraciones nacionales de los palestinos y Honduras como uno de los países más próximos a Israel.
El Gobierno hondureño, junto al de Guatemala, fue uno de los pocos que mostró su apoyo al reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decisión que fue condenada por una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Ello, a priori, podría restar a Flores apoyos entre los países árabes y dentro del amplio grupo del Movimiento de Países No Alineados.