El silenciamiento de EL MUNDO es una de las primeras muestras de las consecuencias impredecibles que tendremos que conocer y padecer
El anuncio que hicieron los directivos del periódico EL MUNDO de su cierre, es un hecho lamentable y que marca un hito negativo en la historia de Antioquia. Cuando cierran un medio de comunicación se perturba el espíritu, la libertad y la democracia. No es pues una noticia agradable en esta construcción de patria.
El veinte de abril de 1979 se inició esta quijotada, que cumplió cuarenta y un años de luchas, victorias y sinsabores. Su idea se gesta en un grupo de empresarios de origen y pensamiento liberal que quisieron enfrentar al dueño periodístico de la plaza, el periódico El Colombiano, de clara tendencia conservadora. EL MUNDO en sus orígenes y luego cuando fue adquirido por el doctor Guillermo Gaviria Echeverri vivió épocas de bonanza y sus columnistas y especialmente sus editoriales eran esperados, comentados y acatados. Los quebrantos de salud y la muerte del doctor Gaviria representaron el primer traspiés del periódico, que en 2018 se vio precisado a convertirse en semanario físico y en diario virtual. La competencia de las redes sociales lo fue minando paulatinamente hasta llegar a este dos de agosto cuando desaparecerá, ojalá sea en forma temporal.
El coronavirus ha resentido terriblemente a la economía mundial, las consecuencias apenas vamos a comenzar a verlas y el silenciamiento de EL MUNDO, es una de las primeras muestras de las consecuencias impredecibles que tendremos que conocer y padecer. Con el periódico están cayendo mortalmente heridas muchas empresas de toda índole, incluyendo las periodísticas.
Viene a mi memoria cuando a finales del año 1991 el doctor Gaviria Echeverri me pidió vincularme como columnista de este diario Liberal. Lo hice con gusto, con pasión y con mucha dedicación y amor. Creo que esta tribuna me llevó a ganar un pequeño nombre en la comarca y a través de veintinueve años he mantenido un permanente contacto con la opinión pública. Hace unos cinco años fui reconocido en una encuesta empresarial como uno de los articulistas más leídos en la región, lo que siempre me ha llenado de orgullo. Escribí con libertad y nunca me impusieron temarios o líneas de comportamiento. Ésta fue una tribuna libre y diáfana.
Se nos extingue el periódico EL MUNDO, se extingue una tribuna del pensamiento y la controversia, se extingue uno de los faros que mantenía en alto el sentimiento paisa, algo se lesiona la democracia y el pensamiento libre. Nada bueno que se continúen cerrando medios que difunden ideas.
El espíritu, la controversia, la libertad y la democracia, estamos hoy de luto.
A Luz María Tobón Vallejo, a Irene Gaviria Correa, dos damas que con el alma defendieron el periódico, que le entregaron todo a la reanimación del mismo, que con mucho amor dejaron su nombre sumado a esta bella gesta, no queda sino agradecerles y llevarlas en el corazón con mucha gratitud. A Ignacio Mejía, el cronista de la política y a todos los empleados y obreros sobrevivientes hasta hoy, un reconocimiento y un abrazo solidario.
A la familia Gaviria que tanto resistió, mil gracias. A mis lectores, un hasta pronto. Estoy seguro de que nos volveremos a topar.