¿Será Duque capaz de limpiar y no dejarse contaminar de la podredumbre que lo rodea y acecha? A verlo vamos, quedamos pendientes.
El electo presidente, Iván Duque, desde la campaña presidencial ha tenido que navegar en las muy inquietas aguas de su partido Centro Democrático con relación al Acuerdo de Paz. Uno de los máximos líderes, voz cantante ruidosa de ese grupo político, Fernando Londoño, ha dicho que hay que hacer trizas los acuerdos y esa posición extrema ha contado con seguidores y aplausos dentro de su partido. Uribe, el gran mentor y mecenas de Duque, ha atacado permanentemente los acuerdos y ha descalificado la JEP y la Comisión de la Verdad, diciendo que sus integrantes están filados en la izquierda y van a perseguir a sus contrarios, incluido el mismo expresidente que, además, disfruta siempre de su autorótulo de “perseguido político”.
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La posición de Duque con relación a postulados de su partido, ha tratado de ser moderada, conciliadora, buscando estar más al centro, lo que le ha costado críticas en su partido, de derecha y extrema derecha, de ser de izquierda o hasta comunista y así desdecir del CD. Duque, ahora ha pedido a su partido y los parlamentarios que se aplace en el Congreso la discusión de la ley que reglamenta la JEP, algo con lo que se logra dilatar el proceso de paz y lo pone en evidente peligro.
Sobre la paz y las modificaciones a los acuerdos, esto ha dicho Duque ya como presidente electo en un tuit: “la aproximación a modificaciones se hará sobre la base de una paz que una a colombia, porque no podemos seguir divididos entre amigos y enemigos de la paz. Todos somos amigos de la paz y queremos una paz creíble.” Duque aspira a una paz perfecta y plantearla así es la forma de erosionar, empezar a “hacer trizas”, la paz de ahora que con la dejación de armas ha logrado rebajar significativamente los homicidios y así salvar muchas vidas que se habrían perdido de continuar el conflicto armado. La paz imperfecta que es la viable y real, es la que nace de ver la paz como un valor primario algo contrario a pensar la paz solo como opuesta a la violencia, como suelen pensarla el Centro Democrático y los partidos que ahora se le unieron en el tren de la victoria.
Uno de los duros trabajos que le espera al presidente electo es separase de esos partidos tradicionales como Cambio Radical, la U, Conservador, Liberal, que han sido muy teñidos por la corrupción y siempre han luchado por el campeonato de la mermelada. Este trabajo de limpieza es tan duro y difícil que es fácil compararlo con uno de los trabajos de Hércules en la mitología. Cuenta Argos en su delicioso Cursillo de Mitología, que Euristeo le puso a Hércules unas pruebas como para que no las pudiera cumplir. Fueron doce y la quinta se trataba de limpiar en un día los establos de Augías que hacía años no barrían ni trapeaban. El héroe desvió dos ríos que bajaban por la ladera “y se dejan venir esos torrentes y barren con toda esa porquería y quedaron esas pesebreras limpiecitas, limpiecitas.” ¿Sí será Duque capaz de limpiar y no dejarse contaminar de la podredumbre que lo rodea y acecha? A verlo vamos, quedamos pendientes.
La jefe de debate de Iván Duque y exsecretaria privada de Álvaro Uribe dijo en una entrevista en W Radio: “Gobernará Iván Duque, pero no hay que olvidar que Uribe es nuestro jefe.” Más claro no canta el “pollo” que ya ha dicho que Uribe es el “presidente eterno”. Sin embargo, el electo ha insistido en que él será el presidente y Uribe estará en el senado. La juventud de Duque, su falta de experiencia y ese culto permanente a la personalidad de los seguidores del caudillo Uribe, afiliados al Centro Democrático que le puso una gran mayoría de los votos, no le van a permitir así porque sí “divorciarse” del expresidente. Eso podrá ser como el imposible primer trabajo de Hércules de dominar y acabar con el león de Nemea, “un animalazo enorme, que tenía un cuero que no le entraba ni la Maunifica, como dicen: las flechas d le rebotaban.” Cualquier parecido con lo que es el Uribe de las múltiples investigaciones, críticas y señalamientos, no es culpa mía sino del inovidable Argos.
CODA. “Sin cambio, el progreso es imposible; y los que no son capaces de cambiar de mentalidad no son capaces de cambiar nada”. George Bernard Shaw