Dos médicos humanistas: Pellegrino y Kass

Autor: Carlos Alberto Gómez Fajardo
21 enero de 2019 - 09:06 PM

Kass y Pellegrino comparten el entendimiento del acto médico como algo que trasciende el aspecto meramente racional y material de un saber. Afirman la concepción antropológica  respetuosa de la dignidad y la calidad trascendente de la existencia de cada persona. 

En medio del ruido mediático y comercial, suelen abundar las referencias a los temas de salud como si se tratase de algo meramente técnico-operativo, cuando no apenas político o económico. Los titulares destacan la compra-venta de entidades relacionadas con actividades sanitarias como si se tratase de transacciones de la bolsa de valores financieros. Negociaciones de millones de dólares aparecen en las publicaciones económicas como protagonistas de grandiosos cambios en el porvenir en materias de salud. Confusión, ruido, desinformación, expectativas que tienen algo, quizás mucho, de falacias. Incluso en las tonalidades de la redacción de aquellas noticias, el lector puede recibir la impresión de que han sido abogados, administradores y economistas quienes las han concebido y presentado. No faltan los personajes con título académico de médicos, que comandan llamativos titulares en los cuales en realidad se está hablando de un solo valor, el monetario, el cuantificable,  el dinero.

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A pesar de todo, hay médicos fieles a su vocación de servicio y en su compromiso a fondo con el ejercicio digno de su actividad, el cuidado de los enfermos, el amor al ser humano necesitado de apoyo y de aplicación prudencial del saber clínico, un saber técnico-científico fundamentado en la consolidación de conocimientos multidisciplinarios que son propios de la gran complejidad del ejercicio de la práctica clínica.

El entorno norteamericano contemporáneo –al que injustamente se le descalifica como materialista- regala dos ejemplos de médicos coherentes con la profesión y su razón de ser. Son los casos de Edmund Pellegrino y Leon R. Kass. El lector curioso con gran facilidad podrá  llegar por la web a información general sobre sus brillantes biografías y su producción intelectual y académica. En su momento cumplieron con grandes responsabilidades en la Comisión Presidencial de Bioética de los EEUU. Sus ideas continúan siendo fuente de referencia obvia en los medios universitarios  comprometidos con la formación de nuevas generaciones de médicos. Me refiero a aquellas instituciones que aún entienden la medicina como una actividad de rango humanístico superior, más allá de la simple aplicación de tecnologías, dispositivos y medicamentos: las universidades que educan, no las que apenas entrenan.

Pueden resumirse de este modo algunas de las ideas centrales del pensamiento de estos dos paradigmáticos médicos humanistas contemporáneos: para Pellegrino es obvia la pertinencia actual y la vigencia del juramento hipocrático; el entendimiento de la ética como práctica de las virtudes; la afirmación del valor superior e indeclinable de la dignidad de cada ser humano, el respeto a la persona como actitud, fundamento y principio de la praxis clínica.

Para Leon Kass es iterativa la afirmación de la necesidad de una preocupación constante por la humanización en los escenarios de la relación médico-paciente. Acepta la existencia real de la vida espiritual, del alma, como fundamento y motor del ser biográfico concreto de cada persona, orientada hacia un fin trascendente. Son serias y razonadas las críticas de Kass a algunas de las patologías comunes en la sociedad contemporánea, las cuales conducen al atropello contra la persona, como sucede en aplicaciones de tecnologías como la clonación o la eugenesia y otras áreas de la biotecnología. Cuestiona el trans-humanismo. Critica duramente al materialismo, al reduccionismo cientificista, al utilitarismo, al relativismo ético que niega la posibilidad de una base de argumentación y diálogo racional.

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Kass y Pellegrino comparten el entendimiento del acto médico como algo que  trasciende el aspecto meramente racional y material de un saber. Afirman la vocación médica como una práctica sustentada en una concepción antropológica respetuosa con la dignidad y la calidad trascendente de la existencia de cada persona: estas son lecciones actuales que nos vienen de una tradición académica, médica y humanista norteamericana, muchas veces injustamente desconocida en un mundo que parece estar obsesionado con los instrumentos y dispositivos, con los criterios medibles de utilidad y con la cuantificación monetaria de la realidad.

 

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