Existir es haber estado antes en la palabra.
Recordemos lo leído y lo aprendido:
1. El creacionismo: La luz, el agua, el firmamento, la tierra, el hombre no son nada antes de la PALABRA del Dios-Creador. Él habla, pronuncia la PALABRA: “Hágase”, y van surgiendo una tras otra las realidades. Él va nombrando, y al eco de su PALABRA todas las cosas se van ubicando en el universo.
2. Adán: La historia bíblica cuenta que a todos los seres vivos y las cosas, el Dios-Creador las puso a disposición de Adán para que les diera nombre. Y Adán empezó a balbucir su PALABRA: al ir dando un nombre, todas las cosas empiezan a existir realmente, individualmente.
3. San Juan: Su nunca bien estudiado y entendido Evangelio, empieza con estremecedoras expresiones para dar cuenta de la divinidad y poder de la PALABRA. Dice: “En el principio era el Verbo; y el Verbo era Dios”. Dios es en sí mismo la PALABRA, el Verbo.
4. La historia de la humanidad: Nosotros estuvimos antes en la PALABRA. Fueron las amorosas palabras de nuestros padres las que nos pusieron en el camino de la existencia. La PALABRA hecha acción, da cuenta de nuestro aparecer biológico en la historia.
5. La biblioteca: entrar a ella es ir en busca de la PALABRA mágica que nos lleva directamente al encuentro con la historia del mundo. En esto reside el poder convocatorio de las bibliotecas.
6. La ética: será una realidad cuando nos decidamos a decir desde el corazón y con honradez PALABRAS como: responsabilidad, compromiso, dignidad, respeto, vergüenza, arrepentimiento, amor, y nos comprometamos seriamente a volverlas acción.
Mes del idioma español
En este mes de abril en el que tomamos conciencia de la permanente necesidad de las palabras para testimoniar nuestro existir, y reflexionamos sobre nuestro lenguaje como el máximo instrumento de la comunicación con los demás; en este mes y, especialmente el día 23, evoquemos y reverenciemos la incomparable figura de don Marco Fidel Suárez, (1856 – 1927) el nunca olvidado hijo de Bello (Antioquia), cumbre no solo de las letras colombianas, sino también, paradigma de la dignidad, la humidad y sencillez; de la entrega al estudio, al análisis, a la filosofía y, por qué no, a creer en Dios y a testimoniarlo.
Don Marco Fidel Suárez
Este escritor y político colombiano, nacido en circunstancias de pobreza y desamparo, jamás abandonó el estudio y su irrevocable decisión de estructurarse como ciudadano de noble corazón y de sentimientos generosos, puestos al servicio de su patria y de los colombianos. Así fue formando una sólida preparación humanística, especialmente en lo que se refiere a nuestro idioma español, y en el derecho internacional.
Marco Fidel Suárez fue elegido presidente en 1919.
Desde su juventud cultivó con éxito los estudios gramaticales, y al lado de Rufino José Cuervo, monseñor Carrasquilla, Miguel Antonio Caro y Antonio Gómez Restrepo, se destaca como uno de los principales maestros colombianos de la filología de nuestro idioma.
En 1881 tomó parte en un certamen conmemorativo con motivo del centenario del nacimiento de Andrés Bello; ganó la medalla de oro con su Ensayo sobre la gramática de don Andrés Bello, publicado por la Academia Colombiana, y editado luego en Madrid, con comentarios y noticia bibliográfica de Miguel Antonio Caro.
La personalidad de don Marco Fidel adquirió así relieve en el mundo de las letras y luego, en el de la política en la que se desempeñó como diputado, senador, ministro de Instrucción Pública y de Relaciones Exteriores; luego, presidente de Colombia (1918 – 1921), cargo que abandonó por causa de los violentos ataques de que era objeto por parte del Congreso.
En 1919, creó la máxima condecoración colombiana: La Cruz de Boyacá, para conmemorar el centenario de la gloriosa batalla.
En 1955, la casita donde nació en Bello – monumento nacional – fue encerrada dentro de una urna de vidrio, homenaje de la Empresa Fabricato de Antioquia. En la pared posterior, escritas a lápiz, están dos leyendas:
“Como política tuviste la justicia y como diplomacia, la verdad” (Rafael Maya)
“Si me lanzó la vida contra tu carro un día / mi ser ante tu genio siente un fervor profundo. / Aquí donde está el sitio de alma epifanía, / traigo la voz de un pueblo: quisiera la de un mundo”. (Guillermo Valencia) 1929.
Con motivo de su muerte, su más encarnizado enemigo, Laureano Gómez, expresó su duelo:
“[…] en el lecho del sufrimiento y ante el crisol que consume nuestra escoria para no dejar sino el oro puro de los actos nobles y las virtudes insignes, ante la tumba del gran ciudadano que cruzó ya la puerta oculta e insondable del misterio de la eternidad, donde todo ha desaparecido menos el oro de su propio ser, yo no puedo ver ya sino las virtudes resplandecientes que lo adornaron: su intenso patriotismo, su inteligencia excepcional, su erudición ardua y paciente y todos los múltiples merecimientos que le permitieron emprender la marcha desde la llanura hasta llegar a escalar las mayores cumbres […] ”.
Sus últimos años fueron los más fecundos de su vida literaria: los dedicó a la redacción de su máxima obra, los Sueños de Luciano Pulgar. Son muchos sus méritos como inteligente filólogo; imponderable ensayista de El Quijote; crítico literario de la novela Pax; autor analítico de El castellano en mi tierra ; prosista historiador en las biografías de: Arboleda, Corral, Mallarino, Colón, etc.
Los sueños de Luciano Pulgar
El 19 de mayo de 1925, apareció en un periódico capitalino un artículo llamado Un sueño; era el primero de la serie Los sueños de Luciano Pulgar, que asegurarían a Suárez un lugar destacado en la literatura colombiana. En ellos fundió en excelente prosa, lo clásico con lo moderno, en un estilo personalísimo, original, elegante y perfecto.
En los Sueños están todos los temas: historia política del país, asuntos gramaticales, cuestiones de orden jurídico e internacional, asuntos religiosos, semblanzas y retratos literarios, recuerdos personales, etc.
Uno de sus críticos expresa: “Los Sueños son una verdadera enciclopedia de la vida colombiana en sus múltiplos aspectos. El recuerdo del español Quevedo asoma frecuentemente, pues la ironía – la más punzante ironía - fue una de las armas de que se valió Suárez para abatir a sus enemigos”.
La historia literaria de América conceptúa que en esta incomparable obra está de cuerpo entero el escritor que supo comunicar en todos los casos, una emoción profundamente humana a todo cuanto pasó por su cerebro o rozó su sensibilidad, siempre alerta y dispuesta a reaccionar agudamente.
Un propósito principal de los Sueños de Luciano Pulgar fue el de defenderse de algunos cargos personales y de ciertas acusaciones que la prensa y el Congreso habían hecho contra su gobierno. Por lo exclusivo de estos escritos, por ser polémicos y tener alusiones personales y por despertar mucho interés en el público, don Marco Fidel resolvió continuarlos en serie de forma indefinida. Estos ensayos ocupan cerca de doce volúmenes.
Desde el punto de vista literario, estos escritos, redactados en forma dialogada, ponen de relieve los valores estilísticos que hicieron que don Marco Fidel fuera catalogado como un escritor clásico.
Facsímil de la publicación del Primer Congreso Eucarístico
Oración a Jesucristo:
Sobresale don Marco Fidel como orador académico por sus discursos entre ellos, Jesucristo, que es el más bello homenaje que la literatura colombiana hay rendido a Dios:
Lo invitamos a leer: Textos recordatorios en el Día del Idioma
https://www.elmundo.com/noticia/Textos-recordatorios-en-el-Dia-del-idioma/370070
“La persona de Jesucristo, Dios y Hombre, se presenta de tal modo a la inteligencia humana, que la satisface y sosiega. […], armoniza con nuestro corazón y con sus aspiraciones y necesidades. […] La conciencia propia y el trato con nuestros semejantes ns dicen que la vida es una feria donde de ordinario se piensa y se obra al impulso del amor a los deleites, del amor al dinero y del orgullo o prurito de superioridad. […].
“Jesucristo, en su nacimiento, en su vida y en su muerte, es el contraste de aquellos tres desórdenes. Varón de dolores…. Manso y humilde de corazón se anonadó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte.
Esas virtudes de Jesucristo purifican y enaltecen la naturaleza humana. En primer lugar, exalta el dolor que no siempre es un mal sino un grande elemento de la vida; el sufrimiento, o sea la victoria de la voluntad sobre el dolor; el martirio, que es un dolor heroico al servicio de la verdad o de la justicia. […]
“Nos enseñó también a vencer esa cruel enemiga, la muerte, pues cuando ella sume en la fosa de un sepulcro nuestra dicha, Él nos levanta el corazón […]. Al enseñarnos la humildad, Jesús rectificó la idea de la gloria; esta es idolatría cuando tiene por fin al mismo individuo y cuando hace nacer en los otros la adulación y la lisonja, lo que produce una reacción de abatimiento….
“La redención de Cristo ha establecido la fraternidad de los hombres, corroborada por el reconocimiento de que las injusticias ajenas son imágenes de nuestra propia injusticia […].
“¡Oh Dios de amor y de poder! Da tus pies a los colombianos que queremos llorar sobre sus llagas los errores pasados….en la llaga de tu corazón guarece las generaciones inocentes. […]. Al darte en comunión eucarística en esta semana dichosa, tus sacerdotes repiten que eres Cordero de Dios que quita los pecados del mundo y lo pacífica. Danos, pues, la paz que es don tuyo y prenda de civilización terrenal y de eternal ventura”.
(Tomado del folleto: “Oración pronunciada por don Marco Fidel Suárez en la segunda Asamblea General del Congreso Eucarístico de Bogotá, 1913” – 25 pp.)