Con especial recordación, quiero mencionar el trabajo que realizamos en pro de la discapacidad en Colombia
Hace justamente doce años, iniciaba mi servicio como senador de la República en el recinto de la democracia. Hoy me embarga un sentimiento de profunda gratitud con todas las personas que, con sentido de patria y de futuro, hicieron parte de la construcción de las leyes y reformas que aprobamos en esa institución y de los debates de control político que adelantamos a funcionarios públicos de alto nivel.
En este largo recorrido, apoyado por el trabajo de miles de colombianos, fui autor de 90 leyes, 26 debates de control político y más de 30 audiencias públicas y foros encaminados entre otras cosas, a fortalecer el sistema de salud, garantizar la educación pública, y a perfeccionar los sistemas de seguridad en el país. Así, logramos ampliar el cubrimiento del sistema de salud para enfermedades raras o huérfanas, garantizamos la continuidad del Instituto Pedagógico Nacional como pionero de la educación pública y creamos un marco legal para las organizaciones de inteligencia y contrainteligencia, que establece sus límites y los fines de esta actividad.
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Con especial recordación, quiero mencionar el trabajo que realizamos en pro de la discapacidad en Colombia, con hombres y mujeres en esta condición. Gracias a ellos, conseguimos la aprobación de la ley que garantiza a las personas ciegas y con baja visión, el acceso autónomo e independiente a la información, las comunicaciones, el conocimiento, y a las tecnologías de la información y; de otra ley que sanciona penalmente cualquier discriminación contra ellas.
Por otra parte, uno de los puntos centrales de nuestro trabajo legislativo fue insistir en la necesidad de reformular la política de lucha contra las drogas, proponiendo pasar del prohibicionismo y la criminalización del consumo total, a un abordaje desde la salud pública y los derechos humanos, donde el ataque frontal sea contra el narcotraficante y no contra los eslabones más débiles de la cadena, es decir, campesinos y consumidores.
En esta línea, avanzamos en la regulación del cannabis para uso y fines medicinales; y en el reconocimiento que el consumo de sustancias psicoactivas es un asunto de salud pública y por lo tanto, debe ser tratado como enfermedad por parte del Estado.
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Ahora, después de 12 años de trabajo, me despido del Congreso de la República pero desde las barras, seguiremos ejerciendo control sobre el ejercicio del poder en Colombia, denunciando atropellos y abusos de autoridad, empoderando organizaciones de ciudadanos y promoviendo espacios de discusión abierta, sobre los asuntos más importantes para nuestro país.