La ministra de Defensa de Japón renunció tras un escándalo de ocultación de datos sobre una misión militar en el exterior, a pesar de que se siente "responsable" de lo sucedido, señaló que no tuvo nada que ver.
La dimisión presentada este viernes por la ministra de Defensa de Japón a raíz de un escándalo de ocultación de datos sobre una misión militar en el exterior ahonda la crisis del Gobierno de Shinzo Abe, en su peor bache desde que llegó al poder.
Tomomi Inada, la titular de Defensa, presentó su renuncia al cargo tras varias semanas en el ojo del huracán, con el objetivo aliviar la presión a un Ejecutivo cuya popularidad está bajo mínimos por este caso y por una sucesión de escándalos de amiguismo.
Inada, considerada una figura muy cercana a Abe por su visión conservadora y en su día vista como posible sucesora del líder nipón, dijo que ha dimitido por sentirse "responsable" del escándalo pese a que un comité interino determinó este mismo viernes que ella no jugó ningún papel en el caso.
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Su dimisión se debe a la supuesta ocultación de los registros sobre la participación de las tropas japonesas en la misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Sudán del Sur, un tema muy sensible para la opinión pública del país asiático al tratarse de la primera misión exterior en la que las fuerzas niponas podían utilizar armas de fuego.
Dichos registros desvelan varias situaciones de tensión vividas por las Fuerzas de Autodefensa ante el deterioro de la seguridad en el país africano, antes de que las tropas niponas se retiraran el pasado mayo.
Se cree que el Gobierno ocultó voluntariamente los datos para que estos no malograran un polémico cambio legislativo que entró en vigor el año pasado y que permitió a las tropas niponas recurrir a las armas en una misión exterior por primera vez desde la II Guerra Mundial.
Dicha reforma, destinada a aumentar el peso internacional de las fuerzas niponas, supuso la modificación más importante en materia militar en Japón en más de 60 años, y dividió a la sociedad puesto que para muchos japoneses la medida vulneraba el carácter pacifista de la Constitución nacional.
"Este asunto ha generado una impresión negativa que podría dañar la confianza ciudadana en la gobernanza del Ministerio de Defensa", admitió Inada, cuya dimisión se produce al día siguiente de la presentada por el jefe de las Fuerzas terrestres de Autodefensa (Ejército) de Japón, Toshiya Okabe, por el mismo caso.
El primer ministro nipón, por su parte, se limitó a anunciar que ha aceptado la renuncia de Inada, y afirmó que Japón "no puede permitirse tener ninguna brecha en su seguridad nacional".
Por el momento, Abe ha situado al frente de la cartera de Defensa al titular de Exteriores, Fumio Kishida, hasta el próximo 3 de agosto, cuando el jefe de Gobierno tiene previsto anunciar una reforma de su Gabinete para atajar su aguda caída de popularidad.
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El respaldo popular del Ejecutivo ha caído en las últimas semanas unos quince puntos hasta situarse en torno al 30%, según varias encuestas publicadas el pasado fin de semana.
Al caso que se ha cobrado a Inada como víctima, se suman dos escándalos de amiguismo que han salpicado directamente al primer ministro nipón, consistentes en el trato favorable de las autoridades niponas a dos instituciones educativas dirigidas por personas que mantenían una estrecha amistad con Abe.
En cualquier caso, parece poco probable que esta situación tenga consecuencias políticas más allá de una nueva reforma del Gabinete de Abe, dada la extrema debilidad en la que se encuentra la principal fuerza de la oposición, el Partido Democrático (PD).
Su líder, Renho Murata, dimitió en la víspera debido a los malos resultados cosechados en las elecciones a la asamblea regional de Tokio del mes pasado, en las que tanto su partido como el gobernante Liberal Demócrata (PLD) obtuvieron sus peores resultados históricos.
En dichos comicios, considerados clave para la política nacional, la nueva formación Tomin First (Tokiotas Primero) de la gobernadora de la capital, Yuriko Koike, logró una aplastante victoria que, para la mayoría de analistas, le concede suficiente crédito para ser futura aspirante a primera ministra.
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