El nombre de Diego Amaya quedará en el libro grande del deporte nacional, tras convertirse en el primer colombiano que alcanza una medalla en los Olímpicos de Invierno de la Juventud.
La medalla de plata conseguida por el patinador Diego Amaya Martínez días atrás en los Juegos Olímpicos de Invierno de la Juventud marcó un hito para esta actividad en nuestro país.
Se trata del primer gran logro del patinaje sobre hielo para Colombia, pero detrás de ello hay un largo camino, lleno de constancia, sacrificios, trabajo y arduas jornadas de entrenamiento, elementos que se conjugaron para alcanzar la tan anhelada medalla en la pista natural que se celebró sobre el lago St. Moritz, de Lausana, Suiza
Tímido y de pocas palabras por fuera de la pista, pero un auténtico guerrero dentro del lugar de competencia, Amaya describió cómo fue la obtención de la medalla en la prueba de los 4.000 metros: “Fue muy difícil, una competencia muy disputada, en la que guardé mis mayores energías hasta el último giro y me salió muy bien. Cuando crucé la meta no me lo creía, después de terminar en el cuarto puesto en dos pruebas. La verdad, estaba desesperado por conseguir una medalla, la anhelaba desde hace mucho tiempo”, aseguró el joven deportista, nacido en Bogotá.
Amaya, de escasos 16 años de edad, incursionó primero en el patinaje de carreras, hasta que en 2014 vio por televisión los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, Rusia, y cambió por completo su percepción sobre el patinaje. En aquel entonces Diego formaba parte de las escuelas del club Élite de Bogotá, bajo la supervisión de su entrenador José Díaz Granados. En dicho club se convirtió en deportista federado.
“Durante once años estuve en el patinaje de carreras, pero me llamó mucho la atención cuando vi el patinaje sobre hielo. Le insistí a mi mamá que quería practicar esa modalidad y ella me permitió hacerlo. Es algo que le agradezco, es la mejor mamá del mundo, siempre ha estado ahí para todo, al igual que mi papá, que a pesar de que no vive en Estados Unidos siempre me da su apoyo”, explicó el deportista, quien vive con su madre, Beatriz Martínez, en territorio norteamericano desde octubre de 2016, y practica con frecuencia su modalidad en el óvalo olímpico de Utah, en Salt Lake City.
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Diego Amaya es la herencia del proyecto que echó a rodar la Federación Colombiana de Patinaje (Fedepatín) en 2015, denominado “Del trópico al hielo”, mediante el cual se buscaba apoyo para los patinadores en hielo, una modalidad que por aquel entonces comenzó a ganar terreno en nuestro país.
Al respecto, Alberto Herrera, presidente de Fedepatín, especificó que “Siempre hemos creído en este proyecto, lo que ha hecho Diego (Amaya) es histórico, hizo feliz a todo un país. Es un niño, tiene 16 años, y nos demostró cómo se puede ser campeón: con humildad, dedicación, constancia y trabajo”.
“No habíamos incursionado con los juveniles y ahora aparece el caso de Diego, le apostamos a él para probar, ya vimos que tenemos más resultados rápidos en los juveniles y vamos a trabajar fuerte con ellos”, insistió el directivo.
Antes de colgarse la medalla de plata, Amaya obtuvo dos cuartos lugares. En la pista del lago St. Moritz, los 500 metros dieron la primera campanada al lograr la cuarta posición a tan solo 38 centésimas de segundo del podio olímpico. Al siguiente día, en los 1.500 metros de nuevo ocupó la cuarta posición y la posibilidad de medalla se escapó por 13 centésimas de segundo. En la prueba de equipos mixtos, conformados por deportistas de cuatro países, un error técnico de sus compañeros no le permitió celebrar el segundo lugar que habían alcanzado luego que fueran descalificados.
Fue la mass start, una prueba en grupo y que se define por puntos, en la que Amaya pudo celebrar, y junto a él, todo un país. El recorrido de 4.000 metros (10 vueltas) le entregó al final la alegría que tanto había buscado, una medalla de plata olímpica de invierno.
Después de años de lucha, tenacidad y perseverancia, Diego Amaya se dio a conocer ante el país y su nombre quedará enmarcado como el del primer atleta que le entrega a Colombia una medalla en unos Olímpicos de Invierno de la Juventud.