Es el día de más de 8 millones de colombianos que tienen mucho que decir sobre la paz
El 9 de abril se conmemoró en el Congreso de la República el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado. Es el día de más de 8 millones de colombianos que tienen mucho que decir sobre la paz. A la fecha, las cifras nos muestran 8.376.463 registradas, de las cuales más de 1.722.729 son víctimas directas de desaparición forzada o de homicidio.
Por la memoria de estas víctimas, por la de los líderes sociales que siguen sufriendo los rezagos de la violencia en las zonas rurales y en los cascos urbanos, necesitamos oír su relato. Saber la verdad sobre lo que nos dejó este conflicto armado, no sólo es importante como un elemento de justicia individual sino una condición para el ejercicio de otros derechos y libertades y para que todos, como sociedad, construyamos nuestro pasado a través del mecanismo de Memoria Histórica.
Esa memoria será pieza fundamental del proceso de reconciliación que Colombia comienza a recorrer. Las narrativas de las víctimas y de la sociedad civil, y no solo la de los actores armados y el gobierno, son las que nos van a permitir recordar lo que pasó. Se trata de reconciliarnos con la indiferencia en que se sumergió este país por tantos años y reparar los lazos comunitarios que se rompieron con las armas.
La tarea es descubrir de nuevo la solidaridad entre nosotros y por qué no, recuperar las ilusiones y la esperanza. El Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado es un día de solidaridad y de memoria, un día para apoyar incondicionalmente causas ajenas, para extender nuestro agradecimiento a todos los colombianos que ponen su grano de arena en la construcción de la paz de Colombia.
Es el día para avivar la voz de los líderes sociales que, a pesar de estos momentos de transición, tan difíciles, siguen trabajando por la garantía y el goce efectivo de los derechos de las víctimas del conflicto. Así, la memoria no es solo un derecho, es un deber que tenemos con la verdad y con la necesidad de que la próxima vez que las víctimas reciban una amenaza, ya no se sientan solas.